Por Guillermo Cherashny.-

Hace unos días, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas puso en el temario el reconocimiento estadounidense de la soberanía de Israel sobre las colinas del Golán que anunció el presidente Donald Trump. Esas colinas y alturas desde las cuales el régimen sirio bombardeaba el norte de Israel y que el estado hebreo tomó en la guerra de los seis días y que anexó a su territorio en 1981, para asegurarse de que sus ciudadanos no sufrieran ataques con misiles, nunca fue reconocida por la comunidad internacional pero Trump, luego de señalar que Jerusalén es la capital del estado de Israel el año pasado, hace unos días hizo lo mismo con las alturas del Golán. Así fue que 26 países votaron a favor de condenar a Israel, 16 en contra, o sea a favor de la posición de Estados Unidos y se abstuvieron 5 países. Entre los que condenaron Jerusalén se destacaron China, México, Uruguay y la Argentina, es decir que nuestro país votó con los aliados de la dictadura de Nicolás Maduro después de un largo debate en el gabinete donde el canciller Faurie propuso la abstención pero el «ala socialista» del PRO, encabezado por Santiago Canton, el Secretario de Derechos Humanos de María Eugenia Vidal junto a Avruj, su par del gabinete nacional, impusieron la condena al gobierno amigo de Benjamin Netanyahu, en tanto el Brasil de Jair Bolsonaro votó junto a Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda -estos dos últimos países a los cuales el presidente Macri y su mesa chica ponen como ejemplo sobre lo que hay que hacer en el mundo. Pero está claro que este gobierno dice cosas pero en los hechos hace lo contrario, pese a que Donald Trump fue clave para que el Fondo Monetario Internacional le prestara a la Argentina 57.000 millones de dólares, el más importante de la historia.

Lo más contradictorio de todo es que nuestro país votó junto a los países que apoyan al régimen dictatorial de Venezuela, pese a que el gobierno machaca todos los días con que evitaron que nos convirtiéramos en Venezuela, en una muestra más de la hipocresía que caracteriza al gobierno de Macri, más teniendo en cuenta que el presidente dice ser amigo de Netanyahu.

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