Por Guillermo Cherashny.-

La Plaza de Mayo primero fue ocupada por los organismos de derechos humanos que responden a Estela Carlotto y Taty Almeida, quienes estaban como siempre disconformes con la visita de Macri y Obama al Parque de la Memoria, que fue un acto muy generoso de los presidentes de Argentina y los Estados Unidos. Pero ya se sabe que la señora Carlotto no se acostumbra a que su ídola Cristina no esté más en el poder. Asimismo, ya señalamos que más de un millón de votantes de la familia militar y policial no les gustó nada que el presidente que votaron «compre» el relato del heroísmo montonero, más teniendo en cuenta que no sólo los K sino también otros sectores que no lo quieren al presidente se sumaron al acto opositor y revanchista en la plaza, donde hay que reconocer que fue un desfile incesante de jóvenes a los que desgraciadamente les lavaron el cerebro doce años de kirchner-cristinismo. Y se demostró en la segunda tanda de manifestantes encabezados por Hebe de Bonafini y el impresentable de Guillermo Moreno, más Aníbal Fernández y Daniel Scioli, que ya no tiene el apoyo de los intendentes y busca su lugar en el mundo criticando lo que todos pensaban que iba a hacer si llegaba a la presidencia. Al poco tiempo aparecieron La Cámpora y sus aliados del momento, la secta troska, que tomaron la plaza a eso de las 19 hs. Y esa hora de llegada de gente demuestra que más que un acto de repudio al golpe del ‘76 fue un acto opositor de diferentes sectores que sólo se pueden juntar un 24 de marzo, en quizá la más importante demostración de los últimos años en este aniversario. Demuestra también que la teoría de Durán Barba y Marcos Peña de sumarse al pedido de los archivos del golpe a los Estados Unidos y el Vaticano no le sumó nada sino que le dio bronca sectores que lo votaron y los siguen bancando.

Sería interesante que el gobierno -que en días visitará Cuba sumándose al Papa y Obama- le pida a los hermanos Castro que abran los archivos sobre el impulso de la guerrilla en los ‘60 y ‘70 por ese régimen dictatorial. Así se conocerá cuál era el verdadero objetivo de la guerrilla peronista.

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