Por Oscar Dufour.-

En Bolivia, Evo Morales recibió al Papa Francisco con un Cristo crucificado inserto en un martillo y una Hoz. Fuertes polémicas alrededor del mundo.

El problema del pensamiento antiteísta, llegó a constituir uno de los dolores de cabeza más importante para las entonces monarquías castellanas durante la segunda mitad, y después del siglo XV, fervientes y devotos católicos. El hombre sin Dios, puede volverse una bestia decían, y agregaban que si Dios no existiera, habría que inventarlo, ellos vivieron lejos de Dios y encontraron después en Él, la alegría y el sentido de su vida.

Escritores, actores, pintores y políticos famosos y también ateos, recorrieron caminos de reencuentro con la fe católica, muchos se convirtieron. Consideré oportuno a raíz del “incidente” presidencial en Bolivia, dejarles este breve relato de uno de ellos, como testimonio de que a veces los imposibles, simplemente cuestan un poco más. En mayo de 2014, Wojciech Jaruzelski el entonces Comandante militar comunista y Presidente de Polonia durante la Guerra Fría, conocido mundialmente por su ateísmo militante, murió a fines de Mayo del mismo año, tras recibir los sacramentos en el seno de la Iglesia Católica. Jaruzelski, por muchos años se declaró ateo, había tomado el poder en Polonia en 1981, declarado la ley marcial para confrontar y eliminar al movimiento católico “Solidaridad” que lideraba el sindicalista polaco Lech Walesa, organización gremial inspirada en la Doctrina Social de la Iglesia Católica, y apoyado muy fuertemente por su compatriota, el entonces Papa Juan Pablo II.

Es un caso singular, ya que Jaruzelski nunca se disculpó públicamente por la imposición de la ley marcial y otros abusos realizados en Polonia durante la Guerra Fría, que generaron que una importante cantidad de personas, fueran arrestadas y más de un centenar fueran asesinadas, solicitó sorprendentemente la extremaunción poco menos de dos semanas antes de su muerte.

Pero más notable aún, y no menos extraño si lo apreciamos en retrospectiva, más allá que el líder de un Gobierno que estuvo en guerra con la Iglesia Católica, se reconcilie con ella; es que el encargado de concretarla, fuera el padre Raymond Gawronski, un Sacerdote de la Orden de los Jesuitas, como nuestro Papa Francisco hoy con el Presidente Evo Morales y un importante sector ateo de sus gobernados.

Entonces esta actitud, llevó a su principal enemigo Lech Walesa a brindar sus condolencias a la familia de su feroz adversario, habían sido dos hombres que transitaron la vida como enemigos. Fue un verdadero mensaje de misericordia y reconciliación.

¿Cuál es el verdadero significado del cuestionado regalo que Evo Morales le entregó al Papa Francisco?

El Presidente de Bolivia le obsequió un crucifijo tallado sobre una hoz y un martillo, que sorprendió a Su Santidad el Papa Francisco, durante su visita de cortesía al Palacio Presidencial en La Paz.; es un hecho que despertó fuertes críticas, opiniones, y reproches en el mundo, que en su mayoría lo consideraron como algo calificado de vergonzoso.

El Papa Francisco, de inmediato atinó a expresar con la calidez que lo caracteriza, pero con su ceño fruncido, “eso no está bien”. Fue solo esa espontánea reacción, ya que se ocupó de que no se transmitiera a la prensa una particular reacción negativa suya a este regalo.

Para entonces, Francisco portaba en su cuello otro obsequio presidencial, la llamada «medalla comunista» como se aprecia en la foto que ilustra esta nota. La también llamada “cruz comunista” es una réplica de una figura tallada por el Sacerdote Jesuita español Luis Espinal Camps, quien fue torturado y asesinado en La Paz en el año 1980 por denunciar la violencia política en Bolivia. Con muchos interrogantes, y no poca polémica, integrantes de la Orden religiosa que constituyó Espinal Camps, se encargaron en aclarar que «esta cruz no tenía una significación ideológica particular, y su deseo de todos, por el empeño, por la liberación y el progreso del País».

Lo cierto es que Francisco, desconocía que iba a ser condecorado, ya que normalmente rechaza este tipo de honores. También desconocía que le iba a ser entregado el controvertido regalo. Contaron los Jesuitas que se encuentran destinados en Bolivia, que en esta cruz «no hay una confusión entre fe e ideología», y que no era «un símbolo de interpretación marxista sino del diálogo y libertad».

En conclusión: Este cuestionado regalo, de un Cristo crucificado en una hoz y un martillo, que es un símbolo del comunismo ateo, es una figura utilizada en Bolivia y que tiene antecedentes muy particulares, que se entienden en ese país hermano, pero que generar justificadamente cuestionamientos y sorpresa en el mundo.

Es evidente que en la opinión pública ha generado una reacción adversa, confusa; fue entonces poco conveniente que el Presidente Evo Morales, le realizara este particular regalo al Santo Padre, lleno de connotaciones que lo deja mal parado, y más dudas que certezas al intentar vincularlo con el comunismo.

Poco feliz entonces el obsequio de Morales a un Papa que está fuertemente resistido por sectores conservadores de la propia Iglesia, y que desde el sillón de Pedro, privilegia desde el primer día de su santidad a los más desposeídos y postergados. Pero el Papa Francisco, es muy particular, asume estos riesgos como señales divinas y los enfrenta como es este caso, en el marco de una ovación popular pocas veces vista en ese País; donde se destacaron los mineros y los movimientos populares, que demostraron un profundo cariño a Su Santidad, que ha tocado el corazón de los bolivianos.

El Papa Francisco, a poco de finalizar su visita, realizó una fuerte homilía, donde destacó el pedido de perdón de la Iglesia por el daño que les ha realizado a los pueblos originarios, expresando puntualmente que “es necesario desarmar la globalización que excluye para generar una economía con rostro humano”.

Por lo tanto, es notorio el vuelco político de sectores que resistieron a la Iglesia Católica, como los ateos comunistas bolivianos, y entre otros casos como el que destacara al comienzo de la nota con lo ocurrido en los ‘80 en Polonia.

¿Tendremos entonces la capacidad de interpretar las acciones de Su Santidad? ¿Blasfemos o ateos conversos, tendremos también nosotros la amplitud de interpretar su verdadero mensaje de misericordia y reconciliación?

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