Por Guillermo Cherashny.-

Es sabido que el presidente Macri y la canciller Malcorra jugaron su suerte a Barack Obama y a la candidatura de Hillary Clinton a la presidencia de los Estados Unidos y que se trató de arreglar con una conversación telefónica entre Trump y Macri donde el gobierno argentino hizo trascender que Trump pidió por una autorización para construcción de una torre en la Capital Federal. Esta noticia en los Estados Unidos fue utilizado por la prensa para acusar a Trump de seguir interesado en negocios inmobiliarios pese a ser presidente electo, lo que molestó mucho a Donald Trump, quien se enojó con el gobierno argentino. De ahí que el gobierno no mandara una delegación a la asunción, ya que se sabe que los presidentes extranjeros no son invitados ni pueden concurrir.

Después del discurso inaugural en Washington, al día siguiente, Francisco Cabrera, el ministro de la producción, calificó las palabras del presidente americano como un «discurso populista» y ayer, el ministro de hacienda Nicolás Dujvone lo calificó de proteccionista, a diferencia de Macri, que está a favor del libre comercio, y la respuesta fue suspender por 60 días las exportaciones de limones argentinos a los Estados Unidos.

Aunque nuestro país no tiene tratado de libre comercio como México y Chile que si lo tienen, igual la Argentina exporta esencia de limón para la Coca Cola. Lo grave de todas estas desacertadas declaraciones del gobierno argentino es que están empañando las relaciones con el gigante americano, que está por tener una nueva etapa histórica y nuestro país está perdiéndose el barco nuevamente.

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