Si Ud. está confundido por lo que está sucediendo con la moneda China, en estos últimos días, no se sienta mal. Esta loca recorrida que viene haciendo el yuan ha dejado a mucha gente perpleja, incluyendo, quizá, a los mismísimos dirigentes políticos de China misma. El hervidero comenzó el martes, cuando el banco central de China anunció que efectivamente procedía a la devaluación del yuan.

Históricamente, China ha ejercido un control muy estricto del valor de su moneda. Y lo ha ejercido a través del anuncia diario del valor del yuan que ha sido diseñado para mantener estable el tipo de cambio con el valor del dólar. (En teoría, el yuan responde a una canasta de monedas, pero en la práctica, está ligado al valor del dólar USA). Y está apoyado por el compromiso de estar dispuestos a vender o comprar toda la moneda necesaria para mantener este control. Típicamente, el valor del yuan se ha movido apenitas un poquito de día en día. El martes, sin embargo, el banco central anunció que su valor era un dos por ciento menor que el día anterior, y rápidamente el yuan se negoció a la baja hasta ese nivel.

Por sí solo, esto no habría sido gran cosa. Plausiblemente podría haber sido visto como que China estaba simplemente tratando de moderar el valor de su moneda, que ha estado subiendo este año, sin prisa y sin pausa (por cuanto ha seguido al valor del dólar, que se ha revaluado mucho). Pero esta historia no termina allí. El banco central también ha anunciado que en adelante dejará que el valor del yuan se irá fijando, en parte, por el precio al cual termine el día anterior, en lugar de que se fije su precio por medio de un decreto del gobierno. Esto ha sugerido que China estaría aflojando el estricto control de su cotización y que tolerará variaciones más amplias del yuan de las que tuvo anteriormente. Los inversores tomaron debida nota -el valor de la moneda contra el dólar cayó otro 2,6 por ciento durante los siguientes dos días, llegando a un total de 4.4 por ciento. Ahora la gente se pregunta cuánto más podrá declinar, si es que declina, y si el gobierno de China permitirá que su moneda siga devaluándose.

La confusión surge, en parte, por los mensajes mezclados que permite dejar filtrar el gobierno chino. Por otra parte, muchos observadores creen que China está tratando de forzar el valor del yuan a la baja, ya que le ayudaría a crecer a su sector exportador -actualmente tambaleando- por cuanto sus productos de fabricación local resultarían más baratos para comprar. Pero también por otro lado, si la meta del gobierno es producir una devaluación más seria, entonces está conduciéndola casi como a los porrazos y con serios riesgos. Por ejemplo, en las operaciones a última hora del miércoles, el valor del yuan en realidad aumentó, lo cual hizo que aparecieran comentarios acerca de que el gobierno había intervenido en el mercado cambiario para que yuan subiera. Y el jueves a última hora de la tarde cuando la cotización había vuelto a caer otra vez, el banco central declaró que se “había retirado de la intervención normal”, pero que también no había ninguna razón para que el yuan cayese más. Dicho en términos políticos, qué significa todo esto queda para que cada uno saque sus propias conclusiones.

De existir alguna historia coherente para relatar aquí, sería quizá la siguiente:

Debido a que la economía de China viene luchando denodadamente, y sus exportaciones en particular vienen debilitándose (cayeron ocho por ciento en Julio), las autoridades respectivas han querido devaluar el yuan para que los productos nacionales recuperen la competitividad en los mercados globales. También porque han querido darle al mercado mayor ingerencia en el valor del yuan, porque al fin y al cabo esa es la única forma que la moneda China pueda convertirse en una moneda más global como son el dólar y el euro. Así es que las autoridades Chinas anunciaron una leve devaluación, y después de la misma han permitido que sea el mercado quien lo haga caer un poco más. Las exportaciones tendrán un buen empujón, y el gobierno, que ha sido muy criticado en el pasado por manipular la moneda para darle a China una ventaja comercial desleal, podrá decir que los inversores son los que están determinando cuánto vale el yuan.

El problema con esta estrategia es que tiene dos lados. El primero, que al ceder aunque sea un mínimo de control del valor de su moneda al mercado, significa que también se le está cediendo más control sobre la economía. En la práctica, casi todos los países del mundo ya hacen esto, pero desde el punto de vista de los dirigentes Chinos deberán aceptar más inseguridades de las que están poco acostumbrados. En ese sentido, no debe sorprendernos que las acciones tomadas por China en estos últimos días parezcan algo erráticas, como si estuviesen oscilando entre acercarse al control o quitar el control sobre el mercado cambiario. (Discutible o no, la forma en que China ha tratado de manejar el mercado de valores durante los últimos meses, ha tenido una dinámica muy similar).

El otro problema para China es el práctico: la devaluación no es una “bala de plata” para la economía del país. Aumentará su inflación. Le acarreará problemas a muchas empresas Chinas, que tienen pilas de deudas en moneda dólar que se les hará más difícil de cancelar porque el valor del yuan se les estará cayendo. Pero además, también es políticamente tóxico -ya están surgiendo fuertes críticas por parte de miembros del Congreso de EEUU porque consideran que China ha comenzado una guerra monetaria/cambiaria. De manera que, aunque los Chinos hayan querido que el yuan se devalúe, ello no significa que ellos realmente pretendan que siga a los tumbos, especialmente a pasos acelerados. Y esto significa que tal vez necesiten intervenir para hacer que suba un poco el valor del yuan, si bien están permitiendo que el mercado lo empuje hacia abajo.

Los problemas aun son manejables. Pero el tema más real que esta sacudida provoca por la cotización del yuan, especialmente cuando surge justo en medio de lo que está sucediendo en el mercado accionario de China, vendría a ser si los responsables de fijar políticas en verdad tienen algún plan efectivo que pueda fijar políticas económicas, o si verdaderamente están tocando de oído. Durante muchos años el supuesto era que China siempre tuvo un gobierno en el cual se confiaba que mantendría la economía del país en equilibrio y que ahora estaría haciendo todo lo necesario para hacer frente a cualquier desafío nuevo hasta tanto la economía madure y se ralentiza. Indudablemente, nadie en el pasado habría apostado contra este supuesto, porque se habría equivocado. Pero ahora, cuando vemos la lucha que los líderes de China enfrentan para solucionar los múltiples problemas (algunos de los cuales son autoinflgidos), sería recomendable tener en mente una regla fundamental sobre la economía/inversión: El rendimiento obtenido en el pasado NO es garantía de obtener los mismos resultados en el futuro.

James Surowiecki | The New Yorker

Traducción de Irene Stancanelli para el Informador Público

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