Por Carlos Vilchez Navamuel.-

Elizabeth Caro nos explicó en su oportunidad que “Las nociones actuales del «Estado del Bienestar» corresponden al término inglés Welfare State (del que es traducción literal), cuyo uso quedó acuñado a partir de 1945, en la posguerra de la Segunda Guerra Mundial. La noción de «Estado Benefactor» tiene su origen en el año 1945, como consecuencia de la experiencia traumática de la crisis generalizada producto de la Gran Depresión, que, generalmente, se considera que culminó en la Segunda Guerra Mundial”.

https://prezi.com/vr1si1a7fbic/la-social-democracia-y-el-estado-del-bienestar/

Al Estado Benefactor se le conoce también como Estado de bienestar, Estado providencia o sociedad del bienestar. Wikipedia nos explica que “Es un concepto de las ciencias políticas y económicas con el que se designa a una propuesta política o modelo general del Estado y de la organización social, según la cual el Estado provee servicios en cumplimiento de los derechos sociales a la totalidad de los habitantes de un país.

La misma fuente nos informa que “El Estado de bienestar ha sido el resultado combinado de diversos factores (…) El reformismo socialdemócrata, el socialismo cristiano, élites políticas y económicas conservadoras ilustradas, y grandes sindicatos industriales fueron las fuerzas más importantes que abogaron en su favor y otorgaron esquemas más y más amplios de seguro obligatorio, leyes sobre protección del trabajo, salario mínimo, expansión de servicios sanitarios y educativos y alojamientos estatalmente subvencionados, así como el reconocimiento de los sindicatos como representantes económicos y políticos legítimos del trabajo”.

Hasta aquí podemos comprender las buenas intenciones de este sistema del Estado Benefactor, sin embargo, lo que muchos aún no entienden es: ¿Por qué este modelo ha fallado en la práctica? ¿Por qué fracasó este sistema en una sociedad como la sueca donde se conoce la honestidad de las personas? ¿Por qué ha fracasado en sociedades como las latinoamericanas? Y ¿Por qué han fallado en países tan ricos como Venezuela donde impusieron su modelo benefactor del Socialismo del Siglo XXI?

La respuesta es sencilla, la voracidad de las fuerzas económicas y políticas miraron solo sus intereses, se olvidaron DE GOBERNAR PARA LA MAYORÍA, por un lado, están los políticos y por el otro las fuerzas vivas donde estaban incluidos entre otros, los sindicatos, las empresas poderosas, los medios de comunicación, etc., etc. Una confabulación legalizada para quitarle enormes tajadas a quienes producen imponiéndoles impuestos y regulaciones para sus propios intereses, ¿Cuánto es suficiente para estos grupos que quieren seguir con este modelo? Pareciera que para ellos suficiente es cuando quiebran al Estado, Grecia es un gran ejemplo del fracaso de este modelo, demasiados beneficios a estos grupos a costa de impuestos y préstamos que por mantener esa ilusión del Estado Benefactor los llevaron a endeudarse irresponsablemente.

Venezuela es otro ejemplo, aunque distinto al de Grecia, sin embargo, el resultado ha sido parecido, el Estado venezolano está prácticamente quebrado y endeudado, no importó cuánto dinero entró a las arcas oficiales, el beneficio fue solo para el sector privilegiado.

Los estatistas ven una fuente inagotable en el cobro de los impuestos y se han convertido en verdaderos DEPREDADORES que se aprovechan indiscriminadamente del modelo del Estado Benefactor para empobrecerlos, transforman así el Estado Benefactor en un verdadero ESTADO DEPREDADOR.

Este ESTADO DEPREDADOR se convierte de forma automática en una especie de SOCIO de todos los empleados del país, profesionales o no, del comercio, de los servicios, de la construcción, de las empresas comerciales y de la industria en general, un SOCIO MALO, NO DESEADO, que necesita dinero para pagarle a la otra parte (burócratas) que viven de ello, este socio les quita una gran tajada de las entradas a esa mayoría que producen como individuos y como empresas y si no cumplen con las leyes impuestas por ellos mismos los persiguen y en muchos casos como ha ocurrido en Venezuela te quitan el patrimonio de decenas de años de esfuerzo.

La realidad es que pasamos de aquella idea aparentemente buena del Estado Benefactor, a un Estado Depredador, donde los intereses de unos cuantos no tiene límites, no es posible que el Estado se lleve por ejemplo hasta un 52% en impuestos de quien produce como sucede en Costa Rica, porque al final encarecen el modo de vida de la mayoría, deberíamos hacer todo lo contrario, empezar por reducir los impuestos, reducir el aparato estatal y convertir eso que entienden muchos como Estado Benefactor transformado en algunos países en Estados depredadores en un Estado completamente distinto, nos referimos a lo que algunos llaman el ESTADO FACILITADOR, brindando facilidades tanto para producir como emprender nuevas empresas, con libertad plena como ya lo han hecho en otros países que hoy ostentan los primeros lugares de prosperidad en el mundo.

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