Por Carlos Tórtora.-

Una herencia más pesada de lo previsto es le dejará Mauricio Macri a Alberto Fernández si éste se consagra presidente el 27. Ayer un grupo de gobiernos latinoamericanos, encabezados por los de Macri y Jair Bolsonaro, denunció que Nicolás Maduro está detrás de un intento de golpe de Estado contra el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, asediado por una ola de protestas callejeras.

Los gobiernos de Argentina, Brasil, Colombia, El Salvador, Guatemala, Paraguay y Perú, todos integrantes del Grupo de Lima, denunciaron «los sucesos de alteración del orden público» ocurridos los últimos días en Ecuador y expresaron su «rotundo rechazo a todo intento desestabilizador de los regímenes democráticos legítimamente constituidos». En ese sentido, expresaron «su firme respaldo a las acciones emprendidas por el presidente Lenín Moreno para recuperar la paz, la institucionalidad y el orden, utilizando los instrumentos que le otorgan la constitución y la ley, como lo ha venido haciendo».

En el segundo y último párrafo de la nota, los países directamente hacen responsable de la crisis al presidente venezolano, como denunció anoche Moreno. «Rechazan toda acción encaminada a desestabilizar nuestras democracias por parte del régimen de Nicolás Maduro y de los que buscan extender los lineamientos de su nefasta obra de gobierno a los países democráticos de la región», completan.

Asediado por las protestas callejeras en Quito contra la eliminación de los subsidios al combustible y ante la amenaza de una movilización mayor de los grupos indígenas, el lunes por la noche Moreno decidió trasladar la sede del Gobierno a Guayaquil y culpó a su antecesor, Rafael Correa, de un «intento de golpe de Estado».

Con otras características pero igualmente grave, la crisis institucional peruana tiene en alerta a la cancillería argentina.

En un punto álgido de una crisis constitucional en Perú, el presidente Martín Vizcarra disolvió en Congreso el 30 de septiembre, diciendo que quería defender al país de lo que describió como una mafia corrupta. Sin embargo, el Congreso -dominado por la oposición fujimorista y sus aliados- decidió seguir con la agenda preestablecida de la sesión; es decir, elegir primero a los miembros del TC y analizar después la cuestión de confianza planteada por el Ejecutivo.

Tras el nombramiento de un nuevo magistrado para el Tribunal Constitucional -uno de los seis que deben ser reemplazados por el fin de su periodo-, Vizcarra anunció la disolución de la cámara y la consecuente convocatoria de elecciones legislativas.

El presidente daba por hecho que, con la votación del magistrado, la cuestión de confianza le había sido denegada. Pero cuando ya el presidente había iniciado su intervención pública, el Congreso votó otorgándole la confianza.

Es por esto que los opositores argumentan que el presidente no tenía derecho a disolver la cámara y algunos hablan de «autogolpe».

El eje es Maduro

La nueva ola de inestabilidad política regional para la Argentina tiene un centro y éste son las relaciones con el régimen de Nicolás Maduro. El alejamiento de Caracas puesto en marcha por el macrismo cabe pensar que sería revisado por Alberto Fernández. Pero la incógnita es si volverán los días del eje Buenos Aires-Caracas, dado que Alberto Fernández es un crítico moderado del desempeño de Maduro. La crisis ecuatoriana y en menor medida la peruana ponen al candidato peronista ante la necesidad de pronunciarse rápidamente. De optar por una línea diplomática intermedia entre lo hecho por Cristina Kirchner y por Macri, Alberto F podría dejar insatisfechos a los sectores ultracristinistas.

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