Por Israel Rabinowicz.-

Más de US$ 1.500.000 por apretar el botón.

Esta semana será nota en los principales noticiosos televisivos del mundo la demolición programada y planificada del puente Nesharim, en una de las intersecciones más importantes de Tel Aviv, donde cruzan las avenidas Yitzhak Sadeh, Carlebach, Lincoln y Menajem Begin. Se inauguró en julio de 1976 pero mundialmente es conocido por puente Maariv así llamado por estar ubicado en el lugar más neurálgico en donde en una sus esquinas funcionaban las oficinas del periódico de igual nombre, se verá como con explosivos estratégicamente colocados, por computación todo en forma controlada se desploma, solamente 40 años entre su inauguración y demolición. Son muchos los que quieren pasar a la historia por apretar el botón, ya existen algunos que ofrecen más de US$ 1.500.000 para ello.

Luego de muchos años de burocracia comenzó la construcción de una de las líneas subterráneas que pretende cambiarle la cara al complicado transporte en la zona de mayor concentración del centro de Israel, más de US$ 300 millones de inversión allí donde en el futuro funcionará una de sus principales estaciones. Un proyecto a 7 años que le cambiara la historia y la imagen a la ciudad, a nivel de inversión económica seguramente una de las mejores, todo se multiplicará. En muchos países, por sus costos y ubicación, hay lugares que se los identifica como la manzana de oro, estamos frente a una de ellas.

Para pensar en grande y a largo plazo aquí están los que se consideran los mejores y más inteligentes del mundo, pero en éste faraónico proyecto no pensaron que junto con la iniciación de las obras, al cerrarse calles y circulación peatonal en un enorme perímetro cercanos a las obras la vida comercial de la zona se vería afectada, una caída drástica para no decir casi total, que había que encontrarle solución a esos “pequeños” detalles, años de trabajo en planificación y desarrollo, lo que todo debía estar milimétricamente calculado recién comienzan a ser descubiertos.

Ante los fuertes reclamos de esos legítimos perjudicados, recién comienzan a estudiarse sistemas de compensación, creación de fondos, eliminación de impuestos, todo en el aire, todos lanzan soluciones, aquí también como en los túneles de la franja de Gaza construidos por Hamas con salida en el medio de los comedores de algunos kibutzim de la zona se piensa en grande, a largo plazo, pero no se ve al enorme elefante que ahora, en éste mismo momento está pasando frente a los ojos de cada uno.

Una zona llena de secretos. Es conocida la historia de la ascendencia judía por parte materna del Che Guevara. En 1964, su madre Celia, sintiendo próxima su muerte, reveló a su hijo la historia tanto tiempo escondida de su familia. Celia nació en 1908 en Buenos Aires, de padre argentino, los De la Serna y madre inmigrante judía rusa. Hasta la edad de 18 años Celia Sharon creció en el barrio judío del Once, recibiendo una educación respetuosa de las tradiciones judías. A esa edad dejó a su familia para casarse con el doctor Ernesto Guevara Lynch, argentino y católico, renunciando al judaísmo e incluso a su apellido Sharon. Un año más tarde dio a luz a Ernesto.

La educación que recibieron el Che y sus hermanos y hermanas no permitía imaginar que tenía una rama de antepasados judíos. Celia oculto sus orígenes hasta un año antes de su muerte, cuando se lo dijo a su hijo Ernesto, quien de este modo se enteró del secreto familiar y de que en Israel tenía primos hermanos. Celia le contó que su hermano Samuel, 18 años mayor que ella había emigrado desde Rusia a lo que era entonces el protectorado británico de Palestina.

En el año 1965 en Che Guevara aprovechó un viaje al Medio Oriente para tratar de conocer a sus familiares maternos, los Sharon. Llegó a la República Árabe Unida, en febrero, pasando una semana, hasta el 24. El 1° de marzo reapareció en El Cairo.

En 2007, la CIA reveló el contenido de algunos archivos referentes al Che, en uno de los cuales donde se dice que 24 de febrero Guevara salió de Egipto y se embarcó hacia Chipre, pasando desde allí a Israel. Llegó de incógnito a Tel Aviv con el propósito de encontrar y establecer relaciones personales con la familia de su tío Samuel, descubriendo que tenía un primo hermano de su misma edad: se trataba del general Ariel Sharon, comandante de la Primera División Blindada del ejército. En su momentos el periódico Maariv publicó un reportaje afirmando que el argentino Ernesto Che Guevara y el ex primer ministro israelí Sharon eran primos.. Celia de la Serna era «de hecho, una rusa judía que había huido de los pogroms. Su apellido era Sheinerman, hermana menor de Samuel Sheinerman, el padre de Ariel Sharon, quien emigró a Palestina a principios del siglo XX».

Diez años antes de la inauguración del ahora puente que se demuele, allí en uno de los bares que lo rodean habría sido el de los encuentros del Che con sus familiares, son puentes con historias, se tiran abajo pero siempre quedan, muchas de ellas aún permanecen secretas.

Hasta la próxima.

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