Por Carlos Marcelo Shäferstein.-

Comparto con Uds., en formato PDF, el libro «El campamento de los Santos», obra del presbítero Jean Raspail, escrito hace varias décadas y que hoy se perfila como profético.

Narra el desembarco de decena de miles de musulmanes en las costas europeas que deben recibirlos por razones humanitarias.

Cada día llegan 5000 nuevos inmigrantes a Hungría y otros 5000 a Grecia, sin contar con los que desembarcan en Italia u otras zonas. En su gran mayoría son sirios huyendo de la guerra, pero también hay afganos, paquistaníes y de otras nacionalidades. Todos ellos musulmanes.

En Budapest hay varios miles acampando a las puertas de las estaciones ferroviarias, que están custodiadas por la policía, en espera de la oportunidad de abordar cualquier tren que los lleve a Austria o a Alemania.

Los húngaros están utilizando una mano un poco más firme a fin de identificarlos e impedir que pasen a los otros países europeos, lo cual despierta las airadas críticas de la progresía.

Ayer, Viktor Orban, primer ministro de Hungría, dijo que ellos custodiarán las fronteras cristianas de Europa ya que todos los inmigrantes son musulmanes y ellos, en su país, no quieren musulmanes. Que si los quieren otros países, que se los lleven.

Fue sorprendente e irrefutable. Su política «de derecha» le permite hacer y decir lo que indica el sentido común, algo de lo que están imposibilitados el resto de los políticos «progres» europeos aunque se den cuenta de la trampa en la que han caído. Predican un humanitarismo tan superficial que derraman la misma cantidad de lágrimas de cocodrilo por los hermanitos sirios ahogados ayer en el Mediterráneo que por el león Cecil cazado hace algunas semanas por un americano.

En estos días, cualquiera que se siente a observar desde un banco de uno de los senderos de Hyde Park -en un bello atardecer londinense- la mitad de los transeúntes, al menos, son ostentosamente musulmanes.

Europa se está convirtiendo en un continente musulmán, y si no se frena de alguna manera la actual oleada inmigratoria, ya no habrá marcha atrás para la desaparición definitiva del Cristianismo y sus valores, que serán superados por la explosión demográfica de estas especies infrahumanas.

Lo del viejo continente, en efecto, no tiene remedio desde la derrota en la 2ª Guerra Mundial. Años de políticas de integración equivocadas, extraños conceptos de multiculturalidad, constante presión sobre el concepto de tolerancia y desconocimiento del contrario nos han llevado a donde estamos.

No voy a hablar de otros países, que ya van servidos con sus descendientes de turcos o argelinos o paquistaníes, pero sí puedo decir algo de lo que está pasando en España en donde los musulmanes y los judíos fueron recibidos con un cierto complejo de culpa, como si la reconquista hubiese sido una guerra fratricida que ganaron los malos y como si el esplendor del Califato fuera lo mejor que hubiera producido la historia de España.

Ya con segundas generaciones, de nacionalidad europea, con mezquitas por todas partes y velos islámicos surgiendo por cualquier calle, seguimos sin entender que somos agua y aceite y que nunca podremos dar una mezcla.

Cuando en el 711 Tarik atraviesa el estrecho de Gibraltar e inicia la conquista de la península ibérica lo hace como un paseo triunfal. En dos años y con menos de 50.000 soldados llegan a Covadonga. No hay lucha digna de mención, el pueblo, cristiano, cambia de amos y se islamiza.

Supongo que con una táctica parecida la destrucción de Europa es posible. Total, nadie cree en nada.

Y así vamos, de tolerancia en tolerancia hasta la derrota final.

En Argentina no se toma real dimensión de lo que está sucediendo por estos días en Europa, y hoy, el intendente de un diminuto villorrio, a 45 kilómetros de la ciudad de Córdoba (llamado Diego Bechis) puso en marcha -por propia iniciativa- el ofrecimiento de Argentina a las Naciones Unidas, abrogándose la representación de nuestra Nación, para el albergue las familias de los refugiados musulmanes en nuestro país… donde cunde el desempleo y la mayor parte de la población argentina, salvo su jerarquía política envilecida tras esquilmar a la población, está sumida en la pobreza famélica.

Aquí les dejo el libro en formato PDF: Jean Raspail «El Campamento de los Santos» -El Desembarco del Islam

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