Por Guillermo Cherashny.-

Esta semana traía una complicación adicional al gobierno del presidente Alberto Fernández y era que se acercaba el aniversario de la muerte del fiscal Alberto Nisman y se proyectaba una marcha para el sábado próximo. En esta convocatoria, Elisa Carrió invitó y calificó a este gobierno de antisemita y algo parecido la futura presidenta del PRO Patricia Bullrich, también el belicoso diputado Waldo Wolff, de la provincia de Buenos Aires, que hace días venía posteando que nadie del gobierno quería ir a Jerusalén el 23 de enero, cuando se conmemora el 75 aniversario del descubrimiento del campo de concentración de Auschwitz por parte del ejército rojo y donde Wolff se ofrecía para representar a la Argentina, ya que nadie del gobierno se había pronunciado al respecto, ante lo cual intimó al presidente a que lo enviara a él mismo. Rápido de reflejos, el presidente argentino, que hasta ahora no viajó al exterior en visita oficial y tenía previsto viajar el 31 de enero a Roma para visitar al Papa Francisco y quizás al presidente Macron en París, sin confirmar, decidió que su primer viaje fuera al Estado de Israel en tan emotiva ceremonia, donde concurrirán Vladimir Putin y el mismo Macron. Cabe señalar que el gobierno de ese país, a través del primer ministro Benjamín Netanyahu, no mandó ningún representante a la jura del 10 de diciembre, por una versión que surgió de Juntos por el Cambio en el sentido de que Fernández derogaría el decreto que considera al hezbollah como grupo terrorista. Esta decisión sólo existió en la mente d Elisa Carrió y Patricia Bullrich, quienes trasmiten los mensajes del ex presidente Macri desde sus vacaciones en el sur del país, pero resulto creíble para el gobierno de Israel.

Entonces, en una audaz jugada, el presidente argentino decidió concurrir a Jerusalén para el 75 aniversario de Auschwitz y de paso desbaratar la maniobra de Cambiemos, que señalaba que este gobierno quería mantener una baja intensidad la relación con Israel; y sucedió todo lo contrario, además que Fernández podrá tener relaciones bilaterales con importantes mandatarios del mundo, inclusive -aunque no confirmada- una reunión con Netanyahu. Además es muy probable que a sectores del Frente de Todos no les guste esta decisión del primer viaje al exterior pero demuestra que el gobierno está claramente en la órbita de Occidente y no con Venezuela, Cuba, Rusia o China, como desean con gran entusiasmo en el macrismo.

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