Por Guillermo Cherashny.-

Sorprendió el muy buen recibimiento de Donald Trump al presidente argentino, porque sonrió mucho más que con la primera ministra de Inglaterra Teresa May y con Angela Merkel, quizás porque nuestro país no tiene conflicto con los Estados Unidos y, además, inversores argentinos como Paolo Rocca de Techint abrieron una importante planta de caños sin costura en Bay City cerca de Houston, Texas.

En cuanto a las exportaciones de limones, biodiesel y carne argentina a los Estados Unidos, Trump dijo que se ocuparía sin prometer nada. Es obvio que al presidente de los Estados Unidos le interesan los países cuyas empresas invierten en el suyo y no al revés, como necesitamos nosotros.

El gobernador de la florida, Rick Scott, que está en la Argentina, también vino a pedir inversiones argentinas en el estado que gobierna y de ningún modo invertir aquí.

De todos modos, Macri se llevó promesas de inversión de las petroleras americanas en Vaca Muerta, aunque todavía la explotación del shale gas no es rentable en la Argentina; sí el petróleo, que no pasa de los 60 dólares el barril.

Pero se puede decir que, salvo el presidente chino, Macri fue el segundo mejor recibido por Trump de los que lo visitaron, por las razones que explicitamos. Es decir que hasta ahora es el único país cuya empresa más importante invirtió en los Estados Unidos y, además, la mayoría de los turistas argentinos eligen como destino Miami y Nueva York.

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