Por Alfredo Nobre Leite.-

¡Qué papelón el del Fondo Monetario Internacional (FMI) -organismo internacional creado en 1944 por las potencias triunfantes en la Segunda Guerra Mundial, con el propósito de garantizar la estabilidad de los cambios y desarrollo en el plano monetario la cooperación internacional-, cuya titular, Christine Lagarde, en la asamblea de primavera (boreal) del FMI y el Banco Mundial (BM) se había comprometido a luchar contra el proteccionismo, una idea que había subrayado anteriormente! Basta recordar, para ilustrar sobre el default conceptual del FMI, lo que sucedió tras la depresión mundial de 1929, que por las medidas proteccionistas y devaluatorias de las monedas, se produjo una guerra, de la que costó sangre, sudor y lágrimas para salir de ella (Estados Unidos (EEUU) salió de la crisis por la gran movilización industrial, financiera, agropecuaria y minera al entrar en la guerra en 1940). En comunicado final del cierre de la reunión ministerial del G-20, celebrada en Alemania hace cinco semanas atrás, el FMI se abstuvo de emitir un comunicado, como es de práctica, para evitar «especulaciones», pero los ministros de Finanzas y presidentes de Bancos Centrales de los países coincidieron en condenar el proteccionismo e impulsar el libre comercio, y, en este sentido, el ministro de Finanzas alemán, Wolgang Shäuble, informó que hubo acuerdo en estimular un crecimiento «más inclusivo» como forma de prevenir la generalización del proteccionismo.

Al ceder la titular del FMI (ante la presión de EEUU -léase el presidente Donald Trump-), que había prometido combatir el proteccionismo, y ahora eliminar el término «proteccionismo», utilizaron un eufemismo, diciendo que es una palabra muy ambigua y por ello se decidió eliminarla, expresando el presidente del Comité Financiero y Monetario del FMI, Agustín Carsters: «Hemos tratado de hacer un balance constructivo y el significado de la palabra proteccionismo (según el diccionario: «Sistema que consiste en proteger la agricultura, el comercio o la industria de un país frente a la competencia extranjera. CONTR. libre cambio) es muy ambiguo y, por eso, lo hemos eliminado de diferentes secciones del comunicado» (pamplinas).

Con este doble patrón de actitudes indeterminadas, según sopla el viento en EEUU, el FMI pierde toda autoridad, se desprestigia ante la comunidad internacional, para cumplir con su función, y nadie tendrá en cuenta sus recetas, por doblegarse ante uno de sus miembros, deviene, como organismo internacional, en una entelequia carente de independencia y determinación, y sujeto, en este caso, a los caprichos del mandatario estadounidense, que por sus «hazañas», conocidas, e ignorancia va camino de hundir la economía mundial en otra guerra proteccionista y devaluatoria, reiterando la anterior de la década del 30 del siglo XX.

El mundo echa de menos a líderes del calibre como un Roosevelt, Churchill, De Gaulle, Adenauer, De Gasperi, todos constructores, que con sabiduría, medidas y visión de futuro dieron lugar al gran desarrollo y bienestar en Europa, y todo el mundo, tras el final de la Segunda Guerra Mundial; que no volverán.

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