Por Máximo Luppino.-

El Vaticano monitoreó minuciosamente el transcurso electoral del 27 de octubre pasado en nuestro país; mostrando, puertas adentro, una profunda satisfacción por el resultado de las urnas que consagró a Alberto Fernández como primer mandatario. Con el dictamen concreto de la voluntad popular sobre el celeste escritorio papal, rápidamente se ha revitalizado el tan aguardado plan de Francisco de visitar su amada tierra argenta.

La luz verde al viaje de Francisco cobra dimensión concreta a partir de sintonías políticas y sociales afines entre el jefe de la cristiandad y nuestro flamante presidente electo. Se aproxima un tiempo de diálogo y colaboración fecunda entre el Vaticano y La Rosada.

Vocación de consenso, prudencia y compromiso con los humildes son las características de Alberto Fernández que más valora el Papa, además de una doctrina social y política que los vincula en su afán de la construcción de una sociedad más justa con igualdad de derechos para todos, sin hambre estructural generada por un capitalismo voraz, brutal y salvaje.

Creemos que con la etapa política que comienza el próximo 10 de diciembre muchas cosas cambiarán para mejor en el país. Entre ellas que cesará la campaña de difamación y arteras desconsideraciones que sufre el Papa Francisco, orquestadas desde un núcleo de poder reaccionario y conservador que guarda sanguínea afinidad con Mauricio Macri y Marcos Peña. Es ridículamente torpe no reconocer el valor que tiene para el mundo el liderazgo poderoso de Francisco en el escenario mundial. Mientras el mundo lo elogia, aquí en su tierra, lo critican sin reales fundamentos y con profana malicia.

Alberto Fernández gobernará con mirada compasiva hacia los humildes de la patria, buscará crear empleo recostándose en las empresas nacionales, tratará que la república esté iluminada por una sensibilidad del corazón a flor de piel. Así, los “mejores días de los trabajadores” volverán a ser una realidad concreta. Fernández, gobernará bajo la armoniosa cúpula del consenso popular, junto a los gobernadores e intendentes, pensando en una patria federal como la soñaron San Martín y Juan Manuel de Rosas. Las fuerzas vivas de la Nación estarán presentes en las decisiones trascendentales de la república, viviremos días de sano poder compartido.

El reencuentro de Francisco con su tierra será más que emotivo, es el abrazo del hombre con sus raíces, con su íntima sagrada cultura, con su historia de misionero apóstol de la igualdad. Una visita con sabor a gloria celestial que se reflejará en el alma de la patria. Un episodio postergado por los mediocres que deseaban un escándalo fabricado para socavar la grandeza del Papa argentino.

Quizás entonces tomemos cabal conciencia de lo que significa tener un santo Padre oriundo de nuestra pampa indómita y buena.

Francisco, Alberto y la gente conformarán una trilogía de bondad pugnando por el bien común. Un tiempo mejor se está construyendo para todos.

La visita de Francisco se concretará exitosamente bajo la bendición de DIOS y el deseo de encuentro de la gente con su pastor mayor.

Argentina es tierra de amor y paz, fe y trabajo fecundo. Los dirigentes deben dejar crecer la inspiración latente en corazón del pueblo. No interferir puede ser una virtud que los gobernantes deben ejercer.

¡Te aguardamos con Fe, querido padre Francisco!

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