Por Oscar Dufour.-

Así se expresó hace pocos días el Papa Francisco en ocasión de la Conferencia internacional de la Fundación “Centesimus Annus”, donde hizo hincapié en la necesidad de que la economía mundial respete la dignidad humana y esté al servicio del bien común. “Nunca el provecho económico por encima de la dignidad humana”.

Las Encíclicas Centesimus Annus, de Juan Pablo II, y Caritas in Veritate, de Benedicto XVI, son dos cartas y dos Papas de fuerte inspiración en el actual sucesor de Pedro, llegado a Roma del confín de la tierra, que lleva su cercanía a los más desprotegidos, y predica al mundo rogando sobre políticas sociales más justas.

Francisco no se rinde y permanentemente reitera su lucha contra la pobreza, al tiempo que con ello enfrenta al poder financiero, apelando a la solidaridad global con un desarrollo y enfoque más justo del problema económico, ante las necesidades y anhelos de las personas y de los pueblos en todo el mundo. Su Santidad, que además recoge esas vivencias en cada uno de sus viajes, expresa “que la comunidad internacional está llamada a encontrar respuestas políticas, sociales y económicas de largo alcance, para hacer frente a problemas que superan los confines nacionales y continentales, implicando a toda la familia humana”.

El Papa Francisco hace fuerte hincapié en la necesidad de que la economía mundial respete la dignidad humana y esté al servicio del bien común.

Para tratar de entender cabalmente el mensaje del Papa Francisco, interpreto que también tendríamos que saber de qué trata la carta Centesimus Annus de Juan Pablo II, que fue un privilegiado testigo de las amenazas de guerra en el siglo pasado, de la pobreza creciente, de los regionalismos y los bloques de naciones, que en apretadísima síntesis resaltaba que los políticos y analistas cristianos se preocupaban por el poco cambio moral en esa centuria.

El entonces Papa Juan Pablo II, en ella expresaba que se creía que el mercado libre bastaría por sí solo para fundar una civilización digna del hombre. Se preguntaba, sobre qué modelo seguir, ¿Qué diría la Iglesia?

En la actualidad, el Papa Francisco como sus predecesores, sostiene que la Iglesia no tiene un modelo económico que proponer, pero no se queda ahí, en lo que algunos podrían denominar una “laguna” vaticana, ofrece lo que considera una orientación ideal al tiempo que valiosa, la propia doctrina social de la Iglesia, que reconoce la positividad del mercado y de la empresa, pero al mismo tiempo indica que éstos han de estar orientados hacia el bien común, y ahí quiero detenerme un instante, y retrotraerme antes de la creación de la Iglesia Católica y contrastar su pensamiento y fuerte influencia, con las interpretaciones que 500 años A.C. expresaban sus principales filósofos, paganos por cierto.

Aristóteles, uno de los grandes filósofos paganos, refiere en sus obras al sofista griego Protágoras (485-411 A.C.), de reconocida postura Agnóstica que decía el hombre es la medida de todas las cosas; expresión que se incluye dentro de la corriente de pensamiento relativista, una doctrina de pensamiento que niega el carácter absoluto de ciertos valores, entre otros la VERDAD. Para ver la dimensión histórica en retrospectiva de Protágoras, simplemente alcanza con saber, que fue quien en la Grecia antigua redactó la primera Constitución en que se establecía además la educación pública y obligatoria.

Aristóteles interpretaba que lo que en realidad quería decir Protágoras era que todas las cosas son tales como a cada uno le parecen. Si bien contrastaba que, entonces, una misma cosa podría ser a la misma vez buena y mala, y que, en consecuencia, todas las afirmaciones opuestas vendrían a ser igualmente verdaderas. La verdad, en definitiva, sería entonces relativa a cada individuo.

En síntesis, es una concepción humanista denominada doctrina antropocéntrica, donde el hombre es la medida de todas las cosas y por lo tanto, la organización social debe desarrollarse a partir del bienestar humano; que concluye en la edad media en un enfrentamiento, por un lado el cristianismo sosteniendo férreamente sus creencias, y por otro el racionalismo aristotélico que enfrentó en un punto extremo a la Iglesia; donde la FE y la RAZÓN confrontaron, en vez de estar unidos. Así lo entendió Santo Tomás de Aquino, el filósofo con más presencia en el seno de la Iglesia, donde el pensamiento de Aristóteles fue su influencia griega más importante.

Que está pasando, en la actualidad, en Argentina

Pareciera que poco y nada importa a nuestros circunstanciales gobernantes, encabezados por Mauricio Macri, las expresiones del Papa Francisco, que aunque es el Jefe de la Iglesia Católica y el Estado Vaticano, en su interior nunca va a dejar de ser Jorge Bergoglio, el Padre Jorge, el hincha de San Lorenzo, el Jesuita que supo ser argentino por más de siete décadas. Lo mismo ocurrió con Karol Wojtyła, Juan Pablo II con su Polonia querida. Por lo tanto, interpreto que siempre los mensajes de Francisco, especialmente los sociales, nos tienen como uno de sus principales destinatarios, aunque reitero, poco le importen a algunos funcionarios.

Aunque lo nieguen cínicamente, todos los días desde usinas fomentadas por el oficialismo, se pretende esmerilar la figura del Papa Francisco por el solo hecho que es no funcional a los intereses que expresa el Presidente Mauricio Macri, que evidencian un modelo de sociedad lleno de asimetrías, que beneficia unos pocos en detrimento de muchos o casi todos. ¿O NO? Asombra ver en las redes sociales y en los foros de la prensa una inusitada violencia verbal a este Papa, una intolerancia, un desprecio solamente semejable al que, alguno de ellos tienen por los pobres.

Es muy difícil entender Presidente Macri el mensaje, “Nunca el provecho económico por encima de la dignidad humana” que expresó el Santo Padre, o lo difícil es dejar de hacer negocios para alguien que nació entre los “negocios”, tal vez su respuesta a la luz de los hechos, sea un Sí. Entonces me pregunto ¿Y la gente, que? tratando de llevar en ese interrogante la FE y la RAZÓN unidos, y no enfrentados.

A esta altura, podría hasta ser dramáticamente anecdótico señor Presidente Macri, debatir si el suyo es un gobierno de “ceócratas”; detenernos a analizar la mal llamada “teoría del derrame” (*) neoliberal, planteada por empresarios devenidos políticos que hicieron tanta plata con el Estado que ahora quieren apropiarse de él completamente; o Adam Smith y su obra “La riqueza de las naciones”; de si es verdad: que si no tenés una sociedad offshore, no tenés el target para ser funcionario macrista; si Usted vetó Presidente, -como hizo- la Ley antidespidos. Importan y mucho los 300.000 despedidos, que pese al silencio de algunos medios de comunicación social, la realidad indica esa cifra como cierta, proveniente de estudios públicos y privados, que consideran el trabajo dentro del “sistema”, y el llamado trabajo “precario” o en negro, que obviamente está fuera de él; y aunque tal vez lo niegue, también esta información obra en su poder y en el de sus colaboradores más cercanos. El dato es contundente, en estos cuatro meses, hay 100.000 nuevas familias que se suman a otras tantas que vienen de antaño, que pasan hambre.

Un hombre calificado, al que me voy a permitir reservar su nombre, me dio este ejemplo en confidencia, aunque el relato parece simple y burdo, quien lo relató no lo es; comparó la realidad de la Argentina con la familia diciendo: “Si la comparáramos con la familia, célula básica de toda sociedad, es como un grupo familiar compuesto por un matrimonio y tres hijos; de que te sirve construir una hermosa casa cuidada hasta en los más mínimos detalles, llena de confort, y pongámosle además, que es una propiedad que tiene un alto valor de reventa, porque se compró también pensado en un potencial negocio. Si tenés a la familia hambreada, enferma, y divida irreconciliablemente. Una casa, sin una familia, no es nada. Tené eso siempre presente”.

En conclusión:

En el medio de las “revanchas”; mi mirada está enfocada incuestionablemente desde el cristianismo, seguramente muchos otros desde lo agnóstico podrían coincidir que esta vez la FE y la RAZON en vez de enfrentadas están unidas. Lo que algunos denominan “caprichos” de la teoría económica liberal, los “ajustes salvajes”, una economía de exclusión, la pobreza que amenaza a la familia, la inequidad y los conflictos; reitero, en medio está un importante parte de nuestra sociedad. Un País, una Estado, una Nación, no es una empresa privada. Aunque Usted señor Presidente Macri pretenda asemejarlo y brindarlo públicamente como ejemplo, no lo es, debería entenderlo ya que de ello, aunque parezca simple, es a la vez terriblemente complejo, y el daño de mantener esta postura, cuando usted finalice su mandato y se vaya dentro de cuatro años, va a ser irreparable, seguramente ya no vamos a hablar de grieta, tal vez lamentablemente, hablemos de dos argentinas distintas e irreconciliables. No se equivoque y recuerde, “nunca el provecho económico por encima de la dignidad humana”, como pregona el papa Francisco.

Argentina no es un club privado de fútbol, no es SOCMA, no es “Fleg Trading Limited”, no es Usted, es mucho pero mucho más que eso.

Los que quieran oír… que oigan.

* “Algunos todavía defienden las “teorías del derrame”, que supone que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo. Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante”. Papa Francisco (2013)

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