Por Luis Razzolini.-

Apelo al patriotismo de los argentinos para que tomen conciencia de la gravedad que significa el acuerdo firmado con China y nuestro país, por el cual se le otorga un predio de 200 ha por 50 años en Neuquén, para la construcción de una base supuestamente “Aeroespacial”.

Quienes conocen mínimamente algo de geopolítica saben que los chinos demuestran un total desapego en cumplir los acuerdos internacionales y respetar los derechos de los países más débiles, esto lo conocen muy bien los países vecinos. Negocian siempre desde la fuerza y el poder que les da el hecho de ser una potencia militar temible.

En una descarada entrega de nuestra soberanía, el gobierno argentino accede a que dicha base sea custodiada por soldados chinos, renuncia a hacer las inspecciones correspondientes para ver si se le da el uso para el que fue autorizada, como también a controlar el material que en carácter de secreto venga a la base.

Con todas estas facilidades otorgadas, China no tendría inconvenientes en ensamblar en ella misiles balísticos intercontinentales, como también otro tipo de armamento convencional, que le permita armar un pequeño pero poderoso Ejército para adueñarse de toda la Patagonia, conociendo que nuestro país prácticamente carece de Fuerzas Armadas.

El incremento del poderío militar ingles en Malvinas es una respuesta concreta a este acuerdo por más que no nos guste. Los servicios de inteligencia de ese país deben conocer incluso el contenido de las cláusulas secretas, cosa que al pueblo argentino les está vedado. Estos entregadores del gobierno como también aquellos que convalidaron este despojo, llámese diputados y senadores, deberán rendir cuenta por esta traición a la patria que llevaron a cabo.

¿Quién puede garantizar que los chinos se conformarán con ocupar solo 200 ha y que mañana no serán 1.000 y pasado todo lo que ellos quieran?

¿Quién puede afirmar que los chinos se irán sumisamente del país cuando se cumplan los 50 años?

No hay duda que en la desesperación por mantenerse en el poder, el gobierno vendió el alma y el país al diablo, su falta de escrúpulos es total, la canasta de monedas con China, no significa más que un préstamo encubierto, razón por la cual el dólar se mantiene estable y la economía del país no estalló cuando la inflación superó con creces el 25% con los que vaticinó Cristina que estallaría.

Se comprueba una vez más que los gobiernos de estos mesiánicos, embanderados en la ideología de la postración de los pueblos, como es el comunismo, solo les causan daño y sufrimiento a sus ciudadanos y son complacientes con la entrega de la soberanía de países.

Lo hicieron los Castro, que dejaron a Cuba viviendo en el pasado, allá por 1959, cuando entraron triunfantes con su revolución, exultantes porque liberaban al pueblo de la injerencia imperialista norteamericana, pero no tardaron en entregar su soberanía al otro imperialismo, al imperialismo comunista soviético y permitirle la instalación de misiles en su territorio que desató la crisis del año 1962.

Lo hizo el mamarracho de Chávez, que dejó a Venezuela en la ruina más miserable. Un país inmensamente rico, exportador de petróleo, que recibió enormes ganancias por la suba del crudo durante el periodo de su gobierno, y que los despilfarró de manera irresponsable, también ofreció el territorio de su país para la construcción de bases rusas y chinas, y ahora lo hace nuestra presidente, todos tienen el común denominador de ser entregadores de sus patrias y ser portadores de la miseria para sus pueblos.

Por lo menos así lo veo yo.

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