Por Carlos Vilchez Navamuel.-

Hemos tenido la oportunidad de leer en estos días un extenso artículo titulado: Israel no es el problema, el autor del texto es George Chaya, un periodista y escritor argentino de origen libanés, especialista en el Medio Oriente, docente y columnista de Diario de América, en los Estados Unidos y del periódico La Razón, de Madrid, España.

Lo primero que hace este escritor en este artículo titulado: ISRAEL NO ES EL PROBLEMA, es explicarnos dónde se ubica la zona de conflicto árabe-islámico y nos dice que se desarrolla desde Marruecos hasta Pakistán, un área predominantemente árabe y musulmana, pero que también incluye significativas minorías de otras creencias. Chaya entre otras cosas le dice al lector: “Usted puede preguntarse por qué dejo de lado a Israel y sus asuntos. La respuesta es: porque Israel, y cualquier problema relacionado con ese país, no importa lo que pueda usted leer u oír en medios de comunicación del mundo, no es el eje central, ni jamás ha sido el trastorno de la zona de la que hablamos. Contrario a ello, Israel no es parte del problema, más bien es parte de la solución a la locura generalizada y estimulada por el terror fanático e irracional”.

El escritor argentino señala acertadamente que “No es allí donde se centra o radica el núcleo del asunto principal de la disfuncionalidad árabe-islámica”. Y agrega “Los millones de seres humanos que murieron en la guerra entre Irán e Irak desde 1980 y hasta 1988, no tenían nada que ver con Israel. Los asesinatos masivos en Sudán, donde los islamistas están masacrando a sus ciudadanos negros no musulmanes, no tienen nada que ver con Israel. Los recurrentes informes sobre Libia y el asesinato de miles de civiles en una aldea u otra a manos de los fundamentalistas islámicos de Al-Qaeda -los mismos a los que Europa y el presidente Obama ayudaron a derrocar a Khaddafi- no tiene nada que ver con las acusaciones árabes al imperialismo estadounidense, al colonialismo europeo o al sionismo israelí”.

El periodista continua con la lista de hechos que aclaran el nivel del conflicto y nos dice: “Tampoco tiene que ver el hecho de que Saddam Hussein invadiera Kuwait en su tiempo, y que asesinara con gas de forma masiva a sus propios ciudadanos a causa de Israel. Egipto no usó gas venenoso contra Yemen en los años 60 a causa de Israel. Tampoco el fallecido presidente sirio Haffez Al-Assadno que mató en una semana a treinta mil de sus propios ciudadanos en 1982 en el pueblo de Hamma, en Siria, fue a causa de Israel, y lo mismo para con los más ciento ochenta mil muertos que ha sabido generar su vástago Bachar en los últimos tres años de la mal llamada primavera siria. El control criminal del talibán en Afganistán y la guerra civil en ese país, no tuvo nada que ver con Israel, con Occidente ni con cualquier forma de imperialismo que haya pretendido avasallar la cultura árabe islámica. El terror de organizaciones como Hezbollah, quien secuestró al Estado legal libanés, no tiene que ver con Occidente ni con los judíos. Lo mismo aplica para la organización terrorista Hamas, que asesinó y depuso la autoridad de sus hermanos palestinos representados por el presidente Mahmoud Abbas en la Franja de Gaza. Usted puede tomarlo o dejarlo, pero si desea continuar leyendo, deberíamos pensarlo con amplitud, mal que les pese a los simpatizantes del terror yihadista, a los arabistas fanáticos y a la izquierda lunática internacional. Nada de esto, ni las masacres diarias entre chiítas y sunitas en el Irak actual tienen que ver con Israel”.

Más adelante explica que “Pretender ocultar estos hechos o negarlos, no solo no le hace bien al mundo árabe, sino que resulta una afrenta a la verdad histórica sobre la crueldad de gobiernos y regímenes árabes para con sus propios ciudadanos. El origen del problema al que hoy muchos asisten como testigos sorprendidos, es que esta región donde la ideología integrista avanzó y se afianzó exitosamente en distintos países fue convertida absolutamente en disfuncional en toda su extensión y, bajo cualquier estándar conocido por el mundo moderno. Y lo cierto es que: “la región hubiera sido disfuncional aunque Israel se hubiera integrado a la Liga Árabe y una Palestina independiente hubiera existido desde hace 70 años”.

Junto a todo esto, George Chaya señala otro problema que en pleno Siglo XXI genera repudio y que para nosotros, la prensa internacional no le ha dado la importancia que se merece, Chaya dice: “El estatus social de las mujeres es mucho peor de lo que era en el Mundo Occidental hace 200 años. Los derechos humanos están por debajo de cualquier estándar razonable a pesar del grotesco ex presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, quien sostuviera cándidamente en su discurso de 2011, en la sede propia de la ONU su discurso más ridículo señalando que en Irán “no había prostitutas, ni existía tal cosa a la que denominar homosexualidad”.

http://www.hebreos.net/opinion-israel-no-es-el-problema/

Es reconfortante encontrarse con gente que escribe objetivamente sobre este gran problema que se desarrolla en toda esta zona, especialmente si el que escribe no es judío, es claro que el problema árabe-musulmán es complicado, están divididos en su propia creencia, tienen graves problemas de autoritarismo que producen muchos roces con su gente, la pobreza generalizada contrasta con los pocos multimillonarios, y junto a todo eso la mayoría de los musulmanes árabes deben cargar culpas de los grupos radicales, indudablemente que Chaya lleva razón al decir que ISRAEL NO ES EL PROBLEMA, la prensa debería empezar a ver lo que pasa esa zona del mundo desde esta perspectiva.

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