Por Jorge Azar Gómez.-

Acostumbrados a colocar nuestros productos en los importantísimos mercados de Argentina y Brasil, poco nos hemos ocupado de extender contactos hacia otras latitudes donde también pagan con divisas fuertes y ahora que nuevas perspectivas y posibilidades tocan a la puerta de Uruguay y al impulso inexorable de la crisis regional, la incertidumbre nos invade y nos obliga a volver el rostro hacia otros mercados.

En el año 2002,cuando la crisis también nos golpeaba, publiqué el artículo «En busca de los mercados perdidos», en el cual hacia un análisis de las posibilidades de exportación de Uruguay a mercados diferentes al MERCOSUR, así como a mercados no tradicionales como podían ser O.N.U. a efectos de abastecer sus campos de refugiados y las Fuerzas de Paz instaladas en diversos puntos, como también, sugerí proponer al gobierno de los Estados Unidos, la venta de productos uruguayos para sus tropas instaladas en diversas partes del mundo.

Hoy la crisis vuelve a golpear nuestras puertas y nuestras exportaciones no han aumentado como se esperaba, por lo que es oportuno analizar las causas y proponer cuál es el mejor camino para superar esta situación, sabiendo que si actuamos inteligentemente, lo lograremos.

Lamentablemente, por no afrontar decisiones complejas, hoy estamos pagando el costo de pronósticos facilistas, que aseguraban sin conocimiento e irresponsabilidad el aumento de nuestras exportaciones, sin ninguna planificación seria y contundente.

El déficit de evaluación generó un déficit de gestión.

El resultado es que hoy tenemos que dar respuesta eficaz a dos preguntas correlacionadas: ¿somos competitivos? ¿tenemos una estructura de venta en el exterior acorde a nuestras necesidades inmediatas?

Aún nos falta mucho para ser competitivos, y la estructura en el exterior la tenemos, son nuestras Embajadas y sus funcionarios, pero no la supimos explotar o se tuvo temor de innovar y establecer un sistema de incentivos para ellos, creando una red de promoción y venta de los productos «made in Uruguay» sin precedentes.

Es así, se deben tomar TODAS nuestras Embajadas como centros de promoción y venta de nuestros productos, incentivando a TODOS sus funcionarios con un porcentaje (a establecer) sobre el total de las ventas que cada Embajada concrete, prorrateando luego entre sus funcionarios las ganancias.-Lógicamente este sistema deberá concretarse en base a la seriedad, a la formación, al incentivo para los mejores y a la sanción para el que no cumpla.

No se puede construir sobre la debilidad.

Debemos estar preparados para realizar aportes de calidad. Nuestras principales obligaciones son ofrecer información y proponer iniciativas a nuestros gobernantes pero, también, no cooperar con políticas erróneas.

La crisis es profunda. Debemos asumir nuestros dilemas y ayudarnos entre los uruguayos.-

Y ante las fuertes dificultades que hoy enfrenta Uruguay, la clave es implementar con rapidez acciones correctivas necesarias. ..

Hay un sentido de la urgencia. Pero la prudencia es también una responsabilidad. Las acciones que se emprenden deben estar sólidamente estudiadas y fundadas.

En este sentido, quiero enfatizar, una vez más, que la exportación es un medio para traer dólares comerciales, por lo tanto, generar empleo y reducir la exposición al financiamiento externo.

Pero, desde un ángulo productivo, la exportación es un fin que requiere una organización específica para promoverla y es lo que me lleva a promover junto a otras acciones, la integración de nuestras embajadas al sistema de comercio exterior.

Entre otras acciones cabe mencionar, la reducción eficiente del gasto público, el dictado de una moderna reglamentación de protección de los mercados conquistados, declarándolos «Mercados de Interés Público o Nacional» , con severas sanciones para el exportador que perjudique la continuidad de la colocación de productos uruguayos en ese lugar por una mala practica en sus operaciones y la reorganización eficaz, de las agencias estatales, vinculadas a la exportación.

Si somos capaces de promover iniciativas inteligentes, Uruguay puede convertirse en un importante exportador de productos elaborados a mercados hasta ahora inexplorados.

En medio de la crisis que estamos soportando, parte del sector exportador ha hecho su aporte.

Entonces ha llegado el momento de dar un salto cualitativo, si hay claridad sobre las reformas que hay que realizar.

Y la clave está en la velocidad y calidad de implementación.

Hay oportunidades en el mundo para Uruguay, tenemos que aprovecharlas.

Para ello, confianza y dirección con un sólido respaldo técnico son indispensables para recuperar la confianza en el comercio exterior. Debemos y podemos desafiar el futuro.

Producir sin vender no lleva a nada, el Estado si no promueve una dimensión activa del comercio está ausente de las políticas fundamentales.

Al dejar librado todo a las reglas del mercado, que se arregle por sí solas, el Estado estuvo ausente en la definición de una política de comercio exterior.

Lo que pasa que cuando hay problemas nuestra diplomacia debe actuar, cuando surgen dificultades se mira a la falta de previsión del estado sobre los tiempos cíclicos en que los problemas aparecen.

Por eso tiene que haber una interrelación permanente entre el sector privado y el Estado, una verdadera alianza entre el estado, los que producen, los que comercian, los que exportan. Esto tiene que ser una actividad de todo un país.

Por eso vemos que hoy llegamos a una situación de profunda crisis, donde hay graves problemas, algunos motivados por falta de previsión política, otros por factores externos, que debieran resolverse rápidamente encarando con firmeza.

Cuando hoy nos planteamos los problemas de competitividad, yo me pregunto: ¿por qué hoy? Porque la crisis nos llama la atención podemos ser más competitivos hoy, que habiéndolo sido más competitivos ayer mayores hubieran sido los ingresos, mejor la posición para acceder a determinados mercados, por eso no debemos pensar en analizar las causa y después actuar, debemos vender hoy y ahí están nuestras Embajadas y sus funcionarios con una vasta experiencia y preparación.

Debemos definir una política concreta, deficiencias en la estructura internacional del sector porque tenemos duplicadas las agencias: en Relaciones Exteriores y en Economía, hay una duplicación de funciones por lo que es preciso una estructura más armónica y eficiente.

La imagen comercial de nuestro país en el exterior es baja, el marketing de nuestro país es inexistente. El sistema de promoción internacional de Uruguay, en el mejor de los casos es ineficiente. Y tenemos poco trabajo de inteligencia internacional.

Es cierto, hay que aprovechar la experiencia de lo que tenemos y sobre eso construir con un criterio de verdadera unión y aliarse entre el sector privado y el sector público. Siempre una marca, una identificación con un país debe sugerir algo para los mercados y nosotros debemos encontrar ese mensaje.

Pienso que nuestro país tiene la fuerza de lo natural frente a los países desarrollados que han abusado de fertilizantes y productos químicos, pero lo natural está también en la fuerza de nuestros paisajes para la atracción del turismo, que es una manera de exportación.

Así que deberíamos trabajar en función de una imagen atractiva para que lleve el sello de nuestros productos y facilite la apertura de nuevos mercados. Digo que esto es esencial para la situación actual del déficit de la balanza comercial que es muy grave y debemos bajar el costo uruguayo para mejorar las condiciones de competitividad de nuestros productos.

Es necesario dar un fuerte impulso a la presencia de nuestros productos en el exterior procurando diversificarlos, sumarles valor agregado en el trabajo uruguayo, los productores tienen lo necesario y con el compromiso de un estado activo iremos adelante. Por eso, insisto, lo importante que es el comercio exterior, lo importante que es la imagen del país y cómo nuestros productos en el exterior hacen a la imagen del país.

Es necesario crear esa corriente de simpatía y aplicar aquel principio de que hay que producir en función de la demanda antes que trabajar sobre la base de la oferta, el mundo se mueve así. Atendamos a los requerimientos de la demanda y de los mercados y podremos ofrecer más presencia uruguaya en el mercado internacional.

Lógicamente que esto no se puede llevar a cabo con voluntariosos o curiosos, pues la crisis nos golpea la puerta, por lo que el gobierno y los exportadores uruguayos deberán moverse, con expertos, en toda la geografía en busca de «los mercados perdidos» que mejore nuestros ingresos en divisas y genere todas las actividades colaterales que el comercio exterior promete.

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