Por Carlos Belgrano.-

Cuando el Premier de una de las cinco potencias más grandes del planeta -Alemania-, enfatiza que su principal banco es sólido, como siempre acontece, resulta ser todo lo contrario.

La situación actual del Deutsche Bank no es ni por mucho diferente a la que atraviesa toda la Banca Mayorista Corporativa a nivel global.

Y de la que tampoco se encuentran excepcionados los grandes e intocables de Wall Street.

Cuyas supervivencias dependen de Jerome Powell, Janice Yellen, y de nadie más.

Se sabe que los antecedentes del Banco Teutón acumulan demasiadas maniobras de lavados de activos, por los que abonó multimillonarias multas en el pasado reciente, lo cual pone de manifiesto y resalto que, el sistema le ha bajado ya el pulgar.

Sobremanera por la cuantiosa acumulación de depósitos que, a través de empresas de paja, atesoran ingentes fondos de los principales narco cárteles mexicanos y, de los que, el del Golfo es uno de los principales.

Este escenario germano, empero, no se reduce a ese gigante con pies de barro, por cuanto los homónimos en los que descargó esos incómodos depósitos, pues otros muchos lo acompañarán en su derrumbe -Westminster Bank de Londres y BBVA de Bilbao, en lo particular.

En otras palabras, cerca de cuarenta billones de narco dólares se encuentran sustraídos a la circulación monetaria por los canales que se podrían denominar como legitimados.

Y, al encontrarse exentos de contribuciones tributarias y protegidos respecto de imposibilitar, establecer su trazabilidad, constituyen una contrariedad mayúscula a estadísticas serias y confiables sobre los verdaderos guarismos de lo que se conoce como la renta mundial.

Ello, sumado a la renuencia que los capos mafiosos mantienen de ingresar sus caudales al Universo Cripto complica aún más el tablero de las finanzas a nivel global, toda vez que esas cuentas negras no se invierten en los mercados de capitales.

Por cuanto si los bancos tenedores los lanzaran a dicho epicentro, se expondrían a poner al desnudo el verdadero origen de esas ilícitas tenencias.

Por todo lo cual, el próximo nacimiento del dinero digital oficializado podría contribuir grandemente a un simple pero mortal blanqueo de todo el dinero espurio.

No sólo del producido por los alcaloides, sino por demás a las utilidades de la trata de personas y la comercialización clandestina de armamentos.

Sin perjuicio que estas nuevas políticas cambiarias en gestación devendrán como demasiado tardías, para revertir la suerte echada de la banca mayorista, demasiado contaminada por el origen envilecido de sus actuales carteras.

En resumidas cuentas, la furibunda depresión del consumo masivo de bienes y servicios que todo el Occidente atraviesa y, graficado por la indetenible caída libre en la cotización de los combustibles fósiles, no acredita más que la exteriorización de un nuevo viernes negro en progreso.

Pero con implicancias de muchísima más complejidad y de irresolución que aquella de hace casi un siglo atrás.

Ya que esa pretérita generó y articuló todos los presupuestos de una Guerra Mundial que se desataría muy lentamente, una década después.

Por el contrario, en esta cotidianeidad, una nueva ya la tenemos encima de nosotros.

Y, en ese parcial epílogo, encuentro el pie necesario para trasladarme a este bélico escenario, al que me animo a temporizar como en ciernes.

Que así lo es, por una jugada maestra que la inmensa mayoría de palurdos que se precian de ejercer como exégetas de este indefinido conflicto se encuentran incapacitados para decodificar.

Ayer, el vocero del Kremlin deslizó que tanques de la época estaliniana serán despachados al frente ucranio por el agotamiento del stock de los de última generación, capturados y destruidos en el actual teatro de operaciones.

Esas deliberadas pamplinas se encuentran anudadas a una campaña de desgaste que Moscú ha delineado, a modo de una simple fake news, con un excluyente propósito falsamente distractivo.

La esencia de esta movida cuenta con una motivación esencial y, direccionada en insuflar de una confianza ciega a la NATO, en aras que sus autoridades se hagan fictamente a la idea de que a Rusia se les están agotando sus pertrechos.

Y merced a ello, sin advertirlo, Occidente se encamina en hacer exclusivamente cuanto Putin espera de ellos.

Esto es, forzarlos a agotar los pocos que sus enemigos todavía guardan en sus arsenales e instalaciones.

Para liberarlo de ingresar con todas sus fuerzas en reserva sobre todos los miembros de la Unión Europea.

Que, en su momento, se verán del todo compelidos en la encerrona de una rendición incondicional.

Logrando Putin con ello, además, poner al desnudo los monstruosos negociados de Bruselas, bastando con señalar el último de ellos.

Ya que, apenas ayer, su Consejo Directivo resolvió la entrega de un millón de proyectiles para armas ligeras con destino a Kiev a un precio de dos mil Euros por bala.

En síntesis, estimados, esta guerrita que, como todas sus precedencias, obedece a detener una depresión económica global como lo fue en 1949, la desatada en la Península de Korea, obvio resultará que recogerá efectos devastadores que, a estas alturas, son de un imposible pronóstico de mensurar.

Pero que, al fin de cuentas, englobará un colapso monetario que ultimará inexorablemente a los actuales patrones monetarios del dólar y el euro.

Y, quienes renieguen de familiarizarse con ese ineluctable final, seguirán -como hasta el presente- propagando un cúmulo de infinitas sandeces y, en procura de mantenerse cegados frente a…

LA INEVITABLE CAIDA DEL SISTEMA FINANCIERO Y EL «ENGAÑO MILITAR» DE PUTIN.

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