Por Guillermo Cherashny.-

Cuando el presidente designó a Felipe Solá como canciller, en los sectores racionales se generó una bocanada de aire fresco, porque se pensó que se terminaba la solidaridad con el socialismo del siglo XXI y que la política exterior continuaría con las excelentes relaciones con Estados Unidos e Israel que desarrolló Mauricio Macri, quien no descuidó para nada las relaciones con China, sino que más bien las profundizó con Diego Guelar como embajador y con mucho pragmatismo con Vladimir Putin, salvo un entredicho por la represa de Chihuido.

Así fue que Argentina fue el primer país que visitó el presidente fue Israel en un aniversario del holocausto y por mantener a Hezbolah como organización terrorista. Pero con el tiempo, el presidente, de apoyar el informe Bachelet sobre violaciones a los derechos humanos en Venezuela, poco a poco comenzó a desandar ese camino por presión del kirchnerismo y por vocación propia y, si bien se alejaron las «relaciones carnales» con Donald Trump, no se mejoraron con la llegada de Joe Biden a la presidencia de los Estados Unidos, al tiempo que se retomó el romance con el régimen de Nicolás Maduro; y en la misma semana del conflicto Israel-Hamas, el presidente señaló que «están desapareciendo las violaciones a los derechos humanos, una frase decepcionante de Alberto Fernández se sumó las declaraciones de Felipe Solá comparando a la franja de Gaza con La Matanza y diciendo que los judíos son más inteligentes y por tanto sus ataques son desproporcionados, lo que constituye una apreciación antisemita aunque Solá nunca lo fue ni lo será, pero es coherente con un «progresismo bobo» que apoya la investigación sobre la supuesta violación de los derechos humanos de Israel sobre Gaza que propició Michelle Bachelet sin cuestionar a Hamas como organización terrorista, al tiempo que no se apoya más el mismo informe de la ex presidente chilena sobre Venezuela.

El presidente, al menos en una audiencia que le dio a la AMIA, reconoció que se olvidó de señalar que Hamas es terrorismo; pero Solá recibió una queja formal de la embajadora israelí en la Argentina en la cual calificó sus dichos de antisemitas.

¡Qué lejos queda el Felipe Solá ministro de agricultura de Carlos Menem que trajo la soja transgénica revolucionando el campo argentino y aumento exponencialmente la producción, de este momento de relaciones incestuosas con Maduro y Hamas.

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