Por Ilya Kotov.-

“Fue un gran acierto haber venido a Davos” subrayaba ayer Marcos Peña. Tras muchos años de aislamiento, desilusiones y desplantes en el plano internacional la Argentina vuelve a tomar vuelo fuera de sus fronteras. Las sensaciones y expectativas son muchas tanto para los argentinos como para el resto del mundo, llevando a Macri a ser uno de los personajes más mencionados en Twitter durante la cumbre. No sólo nuestro país se vuelve a poner a tono en un evento de vital importancia como lo es el WEF, sino que después de décadas logramos ver a un presidente dar una conferencia de prensa ante los medios del mundo ¡y respondiendo preguntas en inglés! Desde ya que podemos recordar a Cavallo hablando inglés en NY en la década de los 90, pero en ese caso su nivel y pronunciación no superaba al de un estudiante secundario promedio. En cambio, en estos últimos 12 años ninguno de nuestros gobernantes de alto rango ha podido hacer gala y uso del idioma más hablado del mundo. Por el contrario, CFK se ha expresado con frases hechas mal pronunciadas como “too much” o “bad information” que provocaban vergüenza propia y ajena. El hecho de saber hablar inglés no es un requisito para ocupar un cargo político en nuestro país pero sí es un índice de capacidad y conocimiento cultural. Seguramente nos hubiera gustado a todos ver a Cristina responder las preguntas en inglés cuando “disertó” en Harvard.

Fruto de ese aislamiento internacional, que convirtió a la Argentina a un país ermitaño al igual que su gobierno, hoy cualquier apertura es un tremendo gesto hacia el mundo y puertas para adentro.

Ante las grandes posibilidades, el reto es aún mayor: ¿Cuánto le llevará al nuevo gobierno revertir la imagen dejada por el kirchnerismo esta última década? ¿Podrá volver a confiar el mundo en nosotros en el corto plazo? ¿Vendrán capitales extranjeros?

Al margen de estas anécdotas, se han retomado relaciones bilaterales y diálogos muy importantes: Gran Bretaña -comercio y Malvinas-, EEUU -narcotráfico y holdouts-, Israel -mayor cooperación-, (más aún después de lo sucedido con el memorándum con Irán), y decenas de CEOs de las empresas más importantes del mundo de todos los rubros que prometieron inversiones millonarias en nuestro territorio.

Tal vez el mayor punto a destacar, que hasta fue subrayado por Biden a tomar como ejemplo, fue el hecho de llevar junto a la comitiva oficial a Sergio Massa, quién fue presentado como un líder de la oposición, haciéndolo partícipe de la mayoría de las reuniones mantenidas y a quién Macri hasta se animó a postular como futuro conductor del PJ.

En tres días los gestos fueron muchos, como es el haber viajado con una comitiva reducida -algo muy distinto a lo que sucedía con CFK-, en un vuelo ¡de línea! y cenando en lugares sin ostento.

El desafío es grande pero las oportunidades son inmensas. Resta esperar la evolución de este nuevo proceso que lleva tan sólo poco más de un mes y tiene mucho por recorrer, aprender y crecer.

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