Por Jorge Azar Gómez.-

Lamentablemente, los gobiernos progresistas en el Uruguay politizaron y monetizaron la cuestión de los denominados «detenidos desaparecidos». Antes que cerrar las heridas, las sucesivas administraciones progresistas han engañado a los uruguayos, con el objeto de mantener viva la llama del odio a toda costa. Pensado para aprovechar e influir mediante el rencor, y usufructuando la ingenuidad de muchos compatriotas.

De pronto, el Uruguay se encuentra en medio de un cóctel de apretones de manos entre reconciliados, informes llenos de relatos tenebrosos, mensajes progresistas tiritando de emoción, medios de comunicación cooptados, cerros de tierra removidos ante las cámaras de tevé, «tontos útiles» de derecha impactados, bautismo de calles y colocación de plaquetas con nombres de «consecuentes»… Todo es puro teatro y mentiras, con las que han inundado hasta los libros de estudio de nuestra juventud. Se trata de una farsa, y generaciones completas de uruguayos se lo han pasado escuchando falsedades.

Más aún, se ha humillado intencionalmente a las Fuerzas Armadas, a partir de un compendio de falsas historias creadas y ficciones jurídicas. ¡Qué Uruguay este!

Mientras tanto, los personeros siniestros de siempre, de soviética palidez, piden más sanciones y lograron la derogación de la Ley de Caducidad, para alimentar el odio y, de paso, mantener el flujo monetario constante con que saben llenar sus bolsillos. La maquinaria comunicacional gramscista ha comenzado a moverse para que el tema jamás toque fin, y sus bolsillos sigan abultados.

Es sumamente penoso seguir escribiendo sobre estos temas, y agotar la energía en dejar al descubierto el Uruguay de la mentira. El país ya ni siquiera se acuerda, entre otros, del peón Pascasio Báez y de los humildes cuatro soldados asesinados a traición por los que hoy reclaman ser los dueños de los Derechos Humanos.

Y, para distraer la atención de la población y lograr que pase desapercibida la legislación que anuló la Ley de Caducidad -ley que falta el respeto a la decisión del soberano que por dos veces, con votos colorados, blancos y frenteamplistas, decidió mantener- ahora salen, con la conocida pirotecnia verbal, con una serie de argumentos fatuos, con los que intentan descalificar la verdad histórica desde su inicio, cuando en plena democracia y con un gobierno nacionalista (colegiado) , en 1962 se comenzó a dinamitar nuestra democracia y sus instituciones por parte de la demencial y demoníaca acción terrorista

José Mujica y Tabaré Vazquez. Uds. no se encuentran en edad para seguir engañando al pueblo y desviarse de sus principios, ni sus antecedentes se lo permiten.

Todos sabemos que la memoria y la justicia no son sólo de izquierda.

Reiteró que la democracia la comenzaron a destruir en 1962 no en 1968 ,la alocada carrera terrorista la iniciaron el 5 de mayo de 1962 cuando es asesinada a balazos la estudiante de enfermería Dora Isabel López de Oricchio, cuando Raúl Sendic y varios cañeros asaltaron e incendiaron la sede de la Confederación Sindical del Uruguay.

El Presidente Pacheco, en 1968, recibió un país y un gobierno, con el terrorismo instalado y su obligación como presidente, con autoridad y dentro de la Constitución, era combatirlos pues el pueblo así se lo reclamaba.

El terrorismo se combate, no se administra.

Por sobre todo, recordemos que el Uruguay somos todos o sea que recordamos toda la verdad u olvidamos todo.

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