Por Carlos Tórtora.-

Estas elecciones en los EEUU, aparte del escándalo desatado por las impugnaciones de Donald Trump, mostraron una notable tendencia al error por parte de las principales encuestadoras, algo que ya se había dado en las presidenciales del 2000.

La mayoría de las mediciones le daban a Joe Biden una victoria cómoda en los estados llamados pendulares, o sea indefinidos. Sin embargo no fue así. Los republicanos están consiguiendo situaciones de empate en Wisconsin, Arizona, Nevada y Pensilvania, lo que le dio un tinte dramático al conteo de votos.

En las encuestas de orden nacional los errores también son gruesos. Joe Biden orilla los 73 millones de votos, en tanto que Trump superó los 69, con una diferencia entre ambos del 3,5 millones, es decir un 5% de diferencia a favor de los demócratas. Este margen es muy inferior a la ventaja que las principales encuestas apuntaban a favor de Biden y que iban desde un 8 hasta un 16 por ciento.

En otras palabras, si tomamos la inmensa mayoría de las encuestas, la elección debería haber sido un paseo para Biden, lo que de ningún modo ocurrió.

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