Por Carlos Tórtora.-

El gobierno se pone marzo como límite para la reestructuración de la deuda, ya que en este mes se acumulan pagos de intereses por 250 millones dólares por los intereses del bono Par. La idea del presidente es apurar los plazos, ya que en abril y mayo se acumulan vencimientos por más de 4.500 millones de dólares, lo que complica el panorama.

Así, en mayo hay 3.800 millones de dólares de vencimientos, mientras que las Letes en dólares fueron reperfiladas para después de agosto. El objetivo de la Casa Rosada es que para octubre, cuando vence el Bonar 2020 (U$S 4.000 M), se haya llegado a un acuerdo con tiempo para postergar los pagos consensuadamente y evitar que el país entre formalmente en default.

Semejante carrera exige condiciones políticas lo más óptimas posibles y una relación afinada con el gobierno de Donald Trump, que tiene la última palabra en el FMI y que enfrenta una crisis internacional compleja derivada de su confrontación con Irán.

En el marco de su capacidad política regional, la Argentina arrancó el ciclo de Alberto Fernández con un fuerte protagonismo, tomando distancia del Grupo de Lima y alineándose con México en una postura crítica moderada del régimen bolivariano de Nicolás Maduro. En este marco, es que se le dio asilo político a Evo Morales, lo que fue entendido por éste como el otorgamiento de una base de operaciones para digitar desde Argentina la acción del MAS en la campaña electoral boliviana para las elecciones presidenciales de mayo próximo.

La actividad política a full de Evo Morales desde Argentina ya motivó un reclamo del embajador de los EEUU Edward Prado, gestión que no modificó en nada el accionar del ex mandatario boliviano.

En este marco es que se producen las últimas declaraciones de éste anunciando que, si su partido toma el poder, pondría en marcha milicias armadas populares como las que ya existen en Venezuela.

No es gratis

Esta declaración marca un salto cualitativo en el perfil de Morales y ya habla de promover un proceso revolucionario que no puede menos que inquietar a los países vecinos, empezando por Brasil, además de sugerir que, si Morales gana, imitará cada vez más a Venezuela. Objetivamente, la Argentina queda así en el rol de auspiciadora de una amenaza para la estabilidad regional. Según fuentes de la Casa Rosada, ni el severo asesor de Trump Claver Carone ni ningún funcionario de los EEUU planteó que el apoyo a la Argentina ante el FMI debe estar subordinado a la relación de la Argentina con las crisis de Venezuela y Bolivia. Pero por otro lado todos admiten que este condicionamiento es inevitable. ¿Podría ser indiferente a un acuerdo con el FMI que la Argentina protegiera un proyecto extremista para Bolivia? La lógica indica que los costos serían altos y más altos aún si el partido de Morales vuelve al poder y hace realidad las milicias armadas.

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