Por Carlos Andrés Ortiz.-

Expertos en comunicación subliminal y otros artilugios para perpetrar engaños mediáticos, los voceros y propagandistas de las excluyentemente sesgadas energías eólica y solar, tapan con montañas de comentarios rebuscadamente favorables, las evidentes limitaciones y fracasos (que deberían ser estruendosos por sus consecuencias), que muestran las realidades energéticas de Europa y del vecino Uruguay.

Aclaremos, una vez más, que las eólicas y solares son “renovables sesgadas”, pues por amañadas leyes argentinas, se excluyeron del “concepto legal” de energías renovables y sus consecuentes beneficios, a todas las hidroeléctricas de más de 60 MW, lo cual es una aberración técnica y por ende jurídica. Así son las muy fuertes presiones del muy ramificado ultra ecologismo cavernario, nada inocente, por cierto.

Yendo al meollo del tema, la Unión Europea (en particular Alemania, España, y en menores medidas otros), son considerados “grandes ejemplos mundiales” en la promoción e instalaciones masivas de solares y eólicas; y en nuestra Sudamérica, Uruguay fue citado como “el gran ejemplo a seguir” por el fuerte sesgo eólico de su matriz eléctrica.

Múltiples conceptos muy favorables, y supuestamente expresados por “expertos”, fueron citados repetidamente por la “prensa especializada” (medios electrónicos de posturas abiertamente pro “renovables sesgadas”), y citados por diversos medios y muchos periodistas, no expertos en energía, precisamente.

Debe enfatizarse que eólicas y solares, son energías caras, con muchos costos ambientales encubiertos (tapados tras montañas de palabrerías huecas o distorsionadas), y por sus insalvables intermitencias -se “prenden y apagan” y tienen bruscas alteraciones del voltaje- son solamente Energías Complementarias, siendo totalmente inútiles para operar como Energías de Base.

Repitamos, una vez más, que las tres tecnologías de generación eléctrica aptas para operar como Energías de Base, son:

  • Termoeléctricas, que queman carbón, petróleo, gas, o biocombustibles.
  • Hidroeléctricas.
  • Nucleares.

Europa, sobre todo la parte Occidental, hace décadas tiene construidas todas las hidroeléctricas posibles en sus cursos de agua, por lo que esa tecnología se descarta para ampliaciones de nuevas generadoras eléctricas.

La alternativa nuclear es posible, produciendo energía de calidad y costos competitivos, pero salvo Francia (que no abandona su plan de ampliación de su parque de generación nuclear), en otros países se desató una especie de histeria anti nuclear, en particular en Alemania y España, en los que los respectivos partidos “verdes” y muy activas ONGs “ecologistas”, expertas en terrorismo comunicacional ambiental, instalaron el falso mensaje de supuesto reemplazo de la generación nuclear, por las “energías verdes” eólica y solar, lo cual es una falacia total, pues la Energía Complementaria no puede reemplazar a la Energía de Base.

Pese a las cuantiosas inversiones en eólicas y solares, Europa debió apelar a la “demonizada” energía termoeléctrica, consumiendo mucho más petróleo y gas, e inclusive el denostado carbón, para reemplazar a la cancelada energía nuclear.

La contundente realidad, demostrativa de las insalvables limitaciones de las muy promocionadas (y costosas) energías eólica y solar, no impide que los muy fuertes intereses económicos y geopolíticos que las promocionan, insistan en mostrarlas como “grandes soluciones”.

Hoy Europa soporta serias limitaciones e incrementos de costos de la energía, que quitan competitividad a su economía, exacerbado todo por las tensiones geopolíticas de la guerra entre Rusia y la OTAN en suelo de Ucrania, con dolorosas consecuencias sobre todo para el pueblo ucraniano. Y como es lógico, las eólicas y solares no pueden reemplazar al petróleo y el gas, que ahora los europeos lo pagan mucho más caro.

Nuestro vecino Uruguay, careciente de hidrocarburos y sin potencial hidroeléctrico por adicionar, se volcó a la energía eólica, promocionada como supuesta “gran solución”… pero la realidad es otra, muy diferente.

El cuadro de pobreza energética, en función de los altos precios de la electricidad, como posible consecuencia de la nada barata energía eólica, seguramente es uno de los factores que empujan a la emigración, con la cual la población uruguaya mostraría un estancamiento prolongado.

Pero pese a las masivas inversiones en energía eólica, actualmente Uruguay pasó a depender de las compras de electricidad a Argentina y Brasil, con las que cubre la mitad del consumo de su mercado interno.

Esas gruesas evidencias, que demuestran las serias limitaciones de las “renovables sesgadas” eólicas y solares, son dejadas de lado por los muy poderosos intereses creados, que las promocionan hasta el paroxismo, todo eso con los fuertes y constantes apoyos de las agendas internacionales, como el Acuerdo de Paris y la agenda ambiental 2030 de la ONU, dudosamente “inocentes”, que más bien parecen sutiles imposiciones para dejar de lado toda aspiración al desarrollo socio económico y aceptar la miseria crónica, todo en nombre del ultra ambientalismo como poderosa excusa pretendidamente insoslayable.

Y un cuadro de pobreza energética, con el nefasto combo de energía eléctrica muy cara y de muy baja calidad, será el poderoso contexto que, si no nos rebelamos, nos anclará en la miseria y subdesarrollo crónicos.

Para evitarlo, es esencial volcarnos decididamente a desarrollar nuestro desaprovechado vasto potencial hidroeléctrico y nuestras capacidades para ampliar fuertemente nuestro parque de energía nuclear.

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