Por Guillermo Tiscornia.-

Formación en valores. Fruto de la tarea efectuada por el Maestro Oscar Washington Tabárez.

Mateo es un niño uruguayo de aproximadamente quince años de edad que vive en Montevideo -Uruguay-; hace dos años le fue diagnosticado una enfermedad cancerígena y se trata en la Fundación Dr. Pérez Scremini dedicada a la atención de niños con cáncer.

En uno de los controles de rutina con la “complicidad” del médico de cabecera que atiende el caso de Mateo se le dije que por Skype hablaría con un médico desde España.

Tuvo lugar unos instantes una breve parodia siendo que el “médico” español con voz impostada se presentó como el “doctor González”, y de repente el “médico” dijo que además de su condición de “médico” jugaba al fútbol y le preguntó a Mateo si alguna vez había “gritado goles suyos”.

Mateo mostró su desconcierto, no entendía nada, hasta que apareció en el Skype la imagen del astro uruguayo Luis Suárez; Mateo se emocionó y Suárez luego de alentarlo y decirle “Mateo, tú eres un campeón” “ con esa misma emoción y alegría tienes que seguir luchando como lo hago yo cada vez que salgo a jugar”; además Luis Suárez le hizo una propuesta “extorsiva” al niño Mateo “si tú le haces caso a los médicos, sigues con el tratamiento y los medicamentos yo te voy a llevar la camiseta que uso para jugar, no la que se vende en las tiendas”. ”Me tienes que prometer que vas a hacer caso a los médicos”.

En este tipo de actitudes   se observa la formación en valores que viene sosteniendo el Maestro Oscar Washington Tabárez desde que se hizo cargo del proceso de institucionalización de las selecciones uruguayas allá por el año 2006; todo el plantel superior de la selección uruguaya recorre hospitales públicos, visitan enfermos, no parean de asistir a las escuelas y de acompañar de cuerpo presente a niños y personas adultas   necesitadas. El Maestro Tabárez pone al servicio de sus dirigidos sus convicciones que supo construir desde su actividad docente combinada con la deportiva; hoy el gesto que vemos de Luis Suárez con un niño enfermo de cáncer muestra que al crack uruguayo poco le importa su popularidad, su abultada cuenta bancaria y su consolidado éxito profesional; Luis Suárez nos muestra como nunca su mejor faceta: el crack nunca   reniega de sus difíciles orígenes y de los sacrificios que tuvo llevar adelante para consolidarse como el mejor definidor del planeta.

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