Por Guillermo Cherashny.-

En los últimos días adelantamos que el gabinete del presidente contaba con el apoyo de los gobiernos de Estados Unidos, Europa e Israel, además de sus servicios de inteligencia, como la DEA, el FBI y la Mossad. Éstos esperaban la actuación rápida de Patricia Bullrich y Germán Garavano, de Seguridad y Justicia respectivamente.

También se espera que el Ministro de Seguridad de Buenos Aires, Cristian Ritondo, tome en serio la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo. Por su parte, el nuevo gobierno cumplió con el apoyo clave de Sergio Massa -quien obtuvo el 22%-, Stolbizer y Rodríguez Saá para encarar esa tarea totalmente incumplida por el cristinismo.

El gobierno de CFK tiene sospechas de connivencia con esos males por su tolerancia con los carteles mexicanos y el memorándum de Irán. Por otro lado, está el asesinato del fiscal Alberto Nisman, para lo que se creará un secretaria de seguimiento de esa muerte violenta, los atentados a la Embajada y la AMIA, donde la morosidad de la justicia es evidente. Y no es una intromisión sino mandar un mensaje para que jueces y fiscales investiguen y no sufran presión del cristinismo, ahora fuera del poder, pero con millones de dólares para entorpecer las investigaciones, tal como ocurrió hasta ahora.

Después de la reunión con Sergio Massa, en el que llegaron a un acuerdo con el presidente para desistir del recurso contra la inconstitucionalidad del memorándum con Irán y activar la cláusula democrática contra Venezuela, sobre la cual la canciller Malcorra dio marcha atrás después de la reunión con Dilma, pero que fue una promesa de los dos candidatos a presidente.

Como primer día de gobierno, Macri convocó al diálogo político, tomó las medidas citadas, que cuentan con una aprobación del 65% de la población, y demuestra que lo que se promete en campaña se cumple.

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