Por Hernán Andrés Kruse.-

El virreinato del Río de la Plata fue una creación territorial y política de la corona española que, como tal, formó parte del imperio español. Durante el siglo XVIII y a raíz de las reformas borbónicas, los reinos que hasta ese momento eran relativamente autónomos pasaron a ser colonias absolutamente dependientes y supeditadas a la voluntad omnímoda del rey de España. El virreinato del Río de la Plata fue creado por orden del rey Carlos III de España el 27 de octubre de 1777, siendo Buenos Aires su capital y el virrey la máxima autoridad. El último virrey con poder efectivo fue Cisneros y la Revolución de Mayo y las posteriores guerras de la independencia hicieron posible que el virreinato del Río de la Plata se transformase en las Provincias Unidas del Río de la Plata. Para liberarse definitivamente del yugo español las flamantes provincias tuvieron que encarar la guerra de la independencia. En los años inmediatamente posteriores a la Revolución de Mayo se produjeron una serie de cruentos combates en diversos países de América del Sur protagonizados por las fuerzas patriotas y las fuerzas realistas. Por un lado, estaban encolumnados los defensores de la independencia de la flamante patria y la creación de nuevos estados americanos; por el otro, los defensores de la monarquía española comandada por Fernando VII. Una parte de los enfrentamientos tuvo lugar en lo que hoy se conoce como Argentina. El resto se produjo en territorios que luego de finalizada la guerra quedaron fuera de las Provincias Unidas, y en otros lugares de Sudamérica que nunca formaron parte del virreinato, como Chile, Perú y Ecuador. La guerra duró quince años resultando victoriosos los independentistas, lo que les permitió a Argentina y más tarde a otros países de América del Sur consolidar su independencia. En este hecho bélico excepcional ejerció un rol fundamental el General José de San Martín, quien con sus tropas hizo posible que Argentina, Chile y Perú se independizaran de España.

Con la asunción de Mauricio Macri la Argentina cambió radicalmente de política exterior. “La reinserción de la Argentina” en el mundo pasó a ser el paradigma de la nueva visión internacional promovida por Cambiemos. Y dentro de la misma el vínculo con España es muy importante. Todo el mundo sabe que a raíz de la decisión de Cristina Kirchner de expropiar Yacimientos Petrolíferos Fiscales la relación con la “Madre Patria” se resquebrajó peligrosamente. De ahí que uno de los primeros gestos de Macri en materia de relaciones internacionales haya sido su decisión de recomponer lo antes posible la “amistad” con España. Lamentablemente, el método elegido sólo puede ser calificado de abyecto. En efecto, el año pasado el por entonces ministro de Hacienda y Finanzas Alfonso Prat Gay, en un encuentro en Madrid con empresarios, se disculpó públicamente por los “atropellos” cometidos por el gobierno de Cristina en relación con YPF. Faltó que se pusiera de rodillas y comenzara a rezar implorando el perdón de los presentes. Se trató de la actitud típica de un argentino colonizado intelectualmente, de alguien que carece del orgullo de ser argentino. Es probable que el presidente de la nación crea sinceramente que humillándonos frente a España lograremos reinsertarnos en el mundo. Y la historia de las relaciones internacionales ha demostrado hasta el cansancio que todo estado que se humilla frente a otro termina siendo fagocitado por éste. Fiel a su estilo, el presidente de la nación adoptó la misma actitud que Prat Gay en su visita oficial a España. Tanto en el parlamento como en la cena que le ofreció la realeza, Mauricio Macri se humilló, actuó no como un presidente de un país soberano sino como un súbdito español. Sólo faltó que el rey Felipe VI le concediera el título de Virrey. Una verdadera vergüenza. Pero lo más abyecto fue la entrega que le hizo el presidente del “Collar de la Orden del Libertador San Martín”. Para que su señora esposa, la reina Leticia Ortiz, no se pusiera celosa, le obsequió la “Gran Cruz del Orden del Libertador San Martín”. Nuestro máximo militar, héroe de mil batallas, principal responsable de nuestra independencia de España, fue utilizado por Macri para recibir la bendición de la monarquía española, nuestro antiguo dueño.

Cada que vez que el presidente de la nación visita un país cree que resulta impostergable recomponer una relación que considera maltrecha. Esa visión fundacional fue reiterada por el primer mandatario durante la cena de gala que le tributaron los reyes en su palacio. “Tuvimos algunos cortocircuitos hace algunos años, pero restableciendo estos afectos, tenemos que encontrar campos juntos”, manifestó, para luego insistir en la idea de tejer sólidos vínculos económicos (léase, negocios) para así atraer las tan ansiadas inversiones españolas a la Argentina. Macri aseguró que, al igual que él, el resto de los mandatarios del Mercosur estaban entusiasmados con la posibilidad de cerrar un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea. La intención del presidente de afianzar los lazos con Europa es lógica teniendo en cuenta el brusco cambio de política internacional producido en Estados Unidos luego del triunfo de Donald Trump. También se deshizo en elogios para las empresas españolas: “apostaron mucho en décadas pasadas, sobrevivieron a las tormentas de los últimos tiempos y siguieron dándonos un ejemplo de bienes y servicios de calidad”. Fue el broche de oro de un intenso día en el que el presidente y su señora esposa pasaron muchas horas al lado de los reyes. Al mediodía compartieron un almuerzo en la Zarzuela y luego mantuvieron encuentros por separado. Fue entonces cuando Macri invitó al rey Felipe al Congreso de la Lengua que tendrá lugar en Córdoba en 2019. Por su parte, la primera dama charló con Letizia sobre “los lazos que unen ambos países” y sobre la “importancia de trabajar en el cuidado de la niñez y el desarrollo integral de las mujeres”. El Congreso fue el ámbito donde el presidente más se explayó. Exhortó a “ratificar la alianza estratégica entre América del Sur y la península ibérica”, y reclamó que “atraigan empresas” a invertir en nuestro país para así “generar más empleo de calidad y de esa manera reducir la pobreza”. Admitió que “uno de cada tres argentinos está en situación de exclusión y pobreza” y que gracias a que Cambiemos llegó al poder el país logró salir de “una severa crisis económica” y lograr “una estabilidad que augura años de crecimiento”. Remarcó que entre ambas naciones hay “una larga historia de afecto” y consideró que tanto España como la Argentina tienen “por delante muchísimas cosas para encarar en conjunto”. “Nuestro pasado nos une, pero también el futuro”, destacó el primer mandatario para luego subrayar que “juntos vamos a encontrar mejores posibilidades” ya que “son muchas cosas que tenemos para hacer”. Sobre la expresión “pobreza cero”, manifestó: “cuando dijimos pobreza cero quisimos expresar un rumbo, una prioridad absoluta por la cual espero sea evaluado y calificado mi gobierno, que es la capacidad que tengamos para reducir la pobreza”. “Hoy en la Argentina, uno de cada tres argentinos está en situación de exclusión y pobreza. Y eso, con todas las cualidades y posibilidades que tenemos como país, es inaceptable”, aseguró. Resaltó que con su gestión “comenzó un cambio histórico en la Argentina” que surgió “de abajo hacia arriba” por “la decisión de los argentinos de querer vivir con mayor tranquilidad, con una mejor convivencia” (fuente: “La idea de que estaba todo mal”, Página/12, 23/2/017).

La cúpula de la fuerza “Podemos” denunció en el Parlamento las consecuencias sociales deletéreas que está provocando en la Argentina el plan económico ortodoxo. Además, exigieron la liberación de Milagro Sala y acusaron al macrismo de perseguir a los opositores. El diputado Iñigo Errejón dijo que el presidente Macri “en vez de combatir la pobreza, combate a los pobres”. “Es evidente que el seño Macri es de los suyos”, les enrostró el joven parlamentario a los diputados conservadores del Partido Popular. Sus críticas también aludieron al gobierno de Mariano Rajoy: “recuerdo cuando en su primera declaración en esta Cámara dijo que los recientes cambios políticos en Brasil y Argentina eran una oportunidad para que España estrechara lazos”, mirando al ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, quien lo había precedido en el uso de la palabra. “A mí me preocupó que llamara cambio político a lo que fue un golpe institucional contra el gobierno elegido democráticamente en Brasil y me preocupó que supeditara las relaciones con el gobierno argentino a la afinidad ideológica. En mi opinión esa es la diferencia entre una política exterior de país y una política exterior de partido”, expresó el legislador en el comienzo de su alocución. Y agregó: “una política exterior de partido es la que decide que América Latina se guarda en el cajón y que ustedes sólo sacan en campaña electoral o cuando se quedan en blanco en este Parlamento y tienen que usar el comodín Venezuela. Y es la que hace depender nuestros vínculos con la Casa Rosada con la afinidad ideológica que tengan ustedes con quien la ocupe en cada caso”. El dirigente de Podemos fue muy duro con Macri. “Ha aplicado un tarifazo” en los servicios públicos, “relativiza las víctimas de la dictadura” y aplicó una política que “cuando asume que hay más pobres, en vez de combatir la pobreza, combate a los pobres”. “Por eso Milagro Sala lleva un año encarcelada”, remató. Concluyó con un mensaje “al pueblo argentino, a la mayoría que sufre el maltrato y sufre los recortes de Macri, le vamos a decir sólo una cosa: aguanten, no aflojen, que vamos a volver” (fuente: “En vez de combatir la pobreza combate a los pobres”, Página/12, 23/2/017).

En su edición del miércoles 22 Página/12 publicó un artículo de Rafael Mayoral (diputado de Podemos) y Juan Carlos Monedero (docente de ciencia política y cofundador de Podemos) titulado “Macri es uno de los suyos”. Dicen los autores: “Desde los años treinta, cada vez que el capitalismo entra en crisis, el liberalismo se desprende de los ropajes democráticos y regresa a sus feudos. Engañan a los pueblos buscando a alguien que diga con palabras escogidas lo que los pueblos golpeados quieren escuchar. Cada ciclo histórico, como si fuera una condena, los pueblos vuelven a votar a sus verdugos. Pero no todos. Esa es la disputa en América Latina. A los poderosos, no les resulta tan sencillo regresar. Por eso, para asustar a los que no convencen, encarcelan a los que protestan. Especialmente a quienes tienen cabeza y corazón. Por ejemplo, a Milagro Sala. En esa pelea andamos a ambos lados del Atlántico. Los amigos y los adversarios cruzan océanos y se encuentran. Por eso, nosotros, aquí, en España, nos sentimos encarcelados con Milagro. Macri visita España, y Madrid tiene que saludarle como Jefe del Estado de un país hermano. Conocemos las reglas del protocolo, pero duele. Sabemos que Macri está haciendo sufrir a nuestras hermanas y hermanos argentinos. Sabemos que Macri prometió en campaña no tocar los programas sociales, pero está sembrando la Argentina de pobres e indigentes. Sabemos que Macri vuelve a matar simbólicamente a las víctimas del terrorismo de Estado y sabemos que Macri desprecia los derechos humanos. Sabemos que Macri forma parte de esa internacional conservadora que apoya golpes de Estado parlamentarios y que defiende la esclavitud por deudas de los países de la periferia, incluida la Argentina. Sabemos que Macri está con los jueces y no con la justicia, que está con las empresas multinacionales y no con las cooperativas, que está con los que contaminan y no con los contaminados. Sabemos que Macri está con el lenguaje del imperio y no con las lenguas indígenas, que está con los torturadores y no con los torturados, que está con Satanás aunque siempre ha tenido una cuenta en algún banco del viejo Vaticano. Sabemos que está con Juan Pablo II pero no puede estar con el papa Francisco. Sabemos que Macri está con los que desahucian y no con los desahuciados, que está con los financieros y no con los hipotecados, que está con las petroleras y no con la Madre Tierra. Sabemos que Macri es un presidente manchado con el escándalo de los paraísos fiscales y sabemos que tiene el corazón donde descansa su cartera. Sabemos que Macri alza la voz defendiendo los derechos humanos en los países que intentan gobernar par las mayorías pero mantiene encarcelada injustamente a una mujer, Milagro Sala, porque no le tiene miedo a ese mundo dorado y podrido que representan los Macri de este mundo. Sabemos que Milagro está con el vaso de leche a los niños y Macri está con los fondos buitre. Sabemos que Milagro es la vida de la solidaridad y de los pobres y Macri un recuerdo torpe del Rey Midas al que nunca le enterraron con todo su oro. En España nos topamos con Macri pero nos acordamos de Milagro. Y aquí, en Madrid, le recordamos al Presidente de la Argentina que los mandatarios pasan pero la solidaridad de los pueblos permanece, que él quedará en la historia como un triste momento de marcha atrás, mientras Milagro Sala vive en cada pueblo que no tiene miedo a los poderosos. Macri, como Rajoy, como Trump, como Temer son el fantasma lúgubre del neoliberalismo y Milagro es la respuesta que siempre los heraldos de la muerte van a encontrar cada vez que toquen la dignidad del pueblo. Por eso estamos con Milagro. Por eso sabemos que Macri no es uno de los nuestros porque es, con toda la evidencia, uno de ellos. Uno de los de siempre. Uno de los que nos ponen en marcha para evitar que nos vuelvan a robar la democracia”.

En su edición del jueves 23 Página 12 publicó un artículo del analista internacional Juan Manuel Karg titulado “El “volver al mundo” de Macri en España, en el que analiza lo que verdaderamente significa aquella expresión para el líder de Cambiemos. Dice el autor: “El firme discurso de Ínigo Errejón en el Congreso de España, replicado en redes sociales una y otra vez, habla a las claras sobre la percepción que se tiene en relación a nuestro país en el exterior. Errejón, conocedor cabal de la política argentina, desplegó un conjunto de contundentes argumentos para cuestionar al empresario devenido presidente: Panamá Papers, tarifazos a los servicios públicos, recortes a programas sociales y educativos, y la detención arbitraria de Milagro Sala, cuestionada por la ONU, Parlasur, Amnesty y hasta Human Rights y la OEA. “Es de los suyos” le dijo el joven politólogo al gobernante Partido Popular, graficando una unidad que viene de larga data” (…).

“Pero la agenda de Macri en España va más allá de Rajoy y Felipe VI, hijo de Juan Carlos, receptor de la tristemente célebre frase “Deberían tener angustia de tomar la decisión, querido rey, de separarse de España”, que pronunciara Mauricio Macri en 2016 en referencia a los líderes independentistas. Su encuentro con José María Aznar, que busca hace ya tiempo mostrarse como un articulador de las derechas iberoamericanas, demuestra su intención de convertirse en la referencia de la derecha sudamericana, en un momento donde Temer y Cartes afrontan una creciente impopularidad” (…) “Aznar fue fundador de FAES, un think tank que se vinculó tempranamente con la Fundación Pensar, ligada al PRO, y que nucleó a diversas ONG´s de América Latina frente al avance de los gobiernos progresistas, nacional-populares y de la izquierda continental. La estrategia inicial de FAES fue contra los gobiernos de Cuba y Venezuela, pero velozmente intentó expandirse en Ecuador, Bolivia y Argentina” (…) “Es que Macri, a contrapelo de lo que dijo al iniciar su gobierno, tiene una profunda “ideologización” en su política exterior. Por ello buscó que Argentina ingrese a la alianza del Pacífico, más no sea como observador, en vez de intentar fortalecer el Mercosur y Unasur tal como piden las circunstancias internacionales con el realineamiento provocado tras la llegada de Trump a la Casa Blanca. Y esa ideologización de las RRII se vincula con su estrategia partidaria: el PRO se unió, en enero de este año, a la autodenominada Unión Democrática Internacional (IDU), donde se congregan casi un centenar de partidos de derecha, entre los cuales se encuentran nada menos que el Partido Republicano de EEUU, la CDU alemana, el propio PP español y la UDI de Chile, entre otros. ¿Y quién fundó a la IDU en los 80? Nada menos que Margaret Thatcher, a quien Macri le tomó “prestado” aquello de que “no hay alternativa” frente a las políticas ortodoxas que, en términos económicos, despliega nuevamente la Argentina”.

“Tiene razón Errejón: aún cuando Macri “es de los suyos”, la historia-a contrapelo de los postulados de Thatcher e incluso de Francis Fukuyama-siempre demuestra que hay alternativas al desaguisado social que producen administraciones como las de Rajoy y Macri. Por lo pronto, el tan magnificado “volver al mundo” se convirtió apenas en un paraguas de la derecha internacional ante la tormenta perfecta (inflación, despidos, enfriamiento económico, aumento de la brecha entre quienes más y menos tienen, cuestionamientos internacionales a la política de DDHH) que vive nuestro país”.

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