Por Jorge Azar Gómez.-

Por impericia de los últimos Intendentes o por mala estrategia de todos, hace 30 años se entregó a manos de la izquierda la Intendencia Municipal de Montevideo, y no se tuvo la habilidad ni el candidato apto para recuperar algo tan caro a los valores del partido como es la conducción del bienestar de los habitantes de la capital del Uruguay. Hoy, todos somos rehenes de la incompetencia de la administración frenteamplista, que dice haber soñado con arreglar el mundo y hoy ha demostrado incapacidad hasta para reparar una vereda.

Si los actuales integrantes de la administración municipal, ocuparan esos cargos en Rusia, ya estarían confinados en Siberia por corruptos e incompetentes y condenados a trabajo forzoso.

Es así que Montevideo se ha desarrollado violenta y anárquica. La administración frenteamplista no ha tomado las previsiones necesarias -no hubo planificación con amplia visión de futuro- para que el proceso de su desarrollo se encauzara hacia una línea armoniosa y racional con una amplia visión de futuro, teniendo en cuenta el avance de la tecnología y el crecimiento desmedido de su territorio. El gobierno izquierdista no supo armar una política que le diera orientación y control a su crecimiento.

El Montevideo frenteamplista observa un carácter inhóspito, peligroso y desquiciado. Es el Montevideo que, para muchos, es la «ciudad ingobernable». Pero sucede que se trata de una ciudad-reto que no ha tenido todavía la fortuna de contar con un intendente de coraje, con audacia, que no se ha entregado más al trabajo que para figurar en los medios de difusión.

Montevideo es el espejo de Uruguay, el cerebro de Uruguay y, hasta cierto punto, el corazón de Uruguay. La ciudad reclama una visión audaz y es audacia, coraje y visión, lo que le ha faltado a sus últimos intendentes. De allí que sus males se agravaran y se multiplicarán con el tiempo hasta llevarlo a los extremos actuales: dramáticos, desesperantes, alienantes.

Hemos vivido el desarrollo sin conservación. Luego, se aplicó la conservación sin desarrollo, y desde hace tres décadas que no tenemos ni desarrollo ni conservación y vemos que así como se caen los árboles, las columnas y los semáforos, poco a poco todo Montevideo se cae a pedazos.

Ahora, pretenden engañarnos cambiando unas baldosas, maquillando parte de la rambla, o cercando algunas plazas.

El tema es otro: corresponde establecer armonía entre el desarrollo de la ciudad que crece y los recursos naturales que es menester mantener y enriquecer.

Hay que armonizar esos dos conceptos, conservación y desarrollo, para la ocupación del espacio, para humanizar a Montevideo, para hacerlo deseable, más hermoso, más cautivante. Sin artificios sin maquillajes.

Los montevideanos estamos molestos y enojados, pues vemos que nuestra ciudad, que otrora fue motivo de admiración para turistas y para aquellos entendidos en urbanismo, hoy es una urbe abandonada, sucia, desprolija, donde demoramos más de lo habitual para caminar una cuadra, pues debemos esquivar los excrementos de los perros, las baldosas rotas y los indigentes que duermen en nuestras calles. Para caminar por las calles de Montevideo hay que ser un habilidoso contorsionista.

En esta ciudad, el transporte público es anárquico, anticuado y contaminador. Los hurgadores van en aumento e invaden la ciudad; la contaminación sonora, por culpa de los caños de escapes de motos y autos, ya nos está afectando la salud.

Las definiciones acumuladas en la insatisfacción de las necesidades más sentidas de los montevideanos y las necesidades básicas del crecimiento de la población requieren definir como premisa fundamental de toda estrategia, la de ganarle el control al crecimiento de la ciudad en el próximo periodo. Aquí estará la clave para la desconcentración de la ciudad, para la creación de nuevos centros urbanos y áreas inmediatas, y para el mantenimiento, mejoramiento y la ampliación de los servicios públicos.

Nadie sabe, tampoco nadie le exige al Intendente, y él no podría informarnos respecto de cuál es el inventario del patrimonio de la intendencia.

Nos referimos a cuántas propiedades tiene la intendencia, su ubicación, su estado de conservación y, por sobre todo, por quiénes están ocupadas y las razones por las cuales se cedió su usufructo.

Es por todo esto y mucho más que debemos encaminarnos ya a la recuperación de Montevideo y de su gobierno, con un proyecto realista y audaz, que apunte a la transformación total y absoluta de la ciudad, dejando a un lado las antiguas estrategias y consagrar una candidata, como Laura Raffo, que con firmeza asegure el cambio de Montevideo, para sacarla de la crisis y echar las bases de un futuro de grandeza, haciendo de nuestra capital un espacio deseable para todos.

Sólo la experiencia y capacidad de una excelente candidata como Laura Raffo, podrá cosechar estos logros en beneficio de los habitantes de Montevideo. Para volver a creer en nuestra capital y sentirnos orgullosos de ella.

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