Por Armando Ribas.-

Es un hecho incontrovertible de que la llegada de Macri al poder implica un cambio absoluto respecto a la política seguida en los últimos setenta años y que ha causado consecuentemente los sucesivos desequilibrios económicos que se enfrenta en la actualidad. Ese cambio implica la restauración de los principios en que se sustentara el éxito logrado por Argentina de haber pasado de ser uno de los países del continente más pobres a uno de los países más ricos a principios del siglo XX. Esos principios implican el reconocimiento de los derechos que garantiza la constitución nacional y que han sido violados paladinamente en nombre de la demagogia de la izquierda y el nacionalismo.

Podemos reconocer que la visita de Obama a la Argentina representa asimismo un cambio trascendente en la política exterior argentina, que significa restaurar las relaciones con Estados Unidos. Recordemos las palabras de Alberdi y Sarmiento al respecto. Así dijo Alberdi: “Mi convicción es que sin la Inglaterra y los Estados Unidos la libertad desaparecería en este siglo”. Y dice Sarmiento: “Solo la Inglaterra y los Estados Unidos tienen instituciones fundamentales que ofrecer al mundo futuro”. Más aun en sus “Comentarios de la Constitución” escribió: “Lo que nos hemos propuesto en los comentarios a la Constitución de la Confederación Argentina que principiamos es aplicar al texto de sus cláusulas las doctrinas de los estadistas y jurisconsultos norte-americanos, y las decisiones de sus tribunales”.

Lamentablemente, con respecto al significado favorable de la visita del presidente americano hay un punto con el cual no puedo coincidir, que es la visión de Obama respecto a la dictadura militar argentina y a la vez su manifiesta amistad con Raúl Castro. Respecto al primer caso no pretendo ignorar los errores y excesos cometidos por el gobierno militar en su lucha contra la guerrilla, pero ello en modo alguno justifica ignorar los crímenes de los Montoneros y el ERP, y la amenaza que constituían de hacer de Argentina una nueva Cuba en el continente.

Al respecto Obama aparece pidiendo perdón por la política americana respecto a la dictadura militar y por el contrario valora el cambio de política seguida por Jimmy Carter al respecto. Diría que fue tomando en consideración esa actitud que Jeane Kircpatrick escribió “Dictaduras y Dobles Standards”, donde percibe la contradicción de la política americana y refiriéndose a Carter dice: “En 1979 los Estados Unidos sufrieron dos golpes importantes -en Irán y en Nicaragua- de estratégico significado. En cada país la administración de Carter no sólo falló en prevenir el indeseado resultado, sino que colaborara activamente con en el reemplazo de moderados autócratas amigos de los intereses de Estados Unidos por menos amigos autócratas de postura extremista”. Me permito añadir que antes ya Kennedy había entregado a Cuba a la órbita soviética y por supuesto se ignora que de no haber sido por Pinochet Chile habría sido la segunda Cuba de la mano del presidente Allende. Fue a partir de ese cambio que Chile se convirtió en un ejemplo para Latinoamérica.

No puedo menos que considerar una contradicción política el planear un viaje a Cuba, la presente cuna de la dictadura y seguir a la Argentina donde como antes dijimos se ha dado un vuelco fundamental hacia la libertad. Pero no faltaba más para demostrar la pobreza ideológica de Barack Obama que su reciente declaración respecto a que no hay diferencia entre el comunismo y el capitalismo. Ya debiéramos saber que el mal llamado por Marx capitalismo fue el sistema al que le debemos la libertad y la creación de riqueza por primera vez en la historia. Al comunismo le debemos el totalitarismo, la falta de libertad y la pobreza de la que Cuba sigue siendo el mejor ejemplo en el continente, por más que Obama pretenda ignorarlo en su acuerdo con Raúl Castro. En un reciente artículo Thomas Sowell se refirió a Obama y dijo: “Él es ciertamente un enemigo del mercado libre y quiere que los políticos y los burócratas tomen las decisiones fundamentales acerca de la economía”.

Si duda había del fracaso del pretendido acuerdo de Obama con Raúl Castro ahí tenemos las recientes declaraciones de Fidel Castro al respecto y dijo: “No necesitamos nada que el imperio nos regale, nada. Nadie tenga la ilusión de que el pueblo de este noble y abnegado país renunciará a la gloria y los derechos y a la riqueza espiritual que ha ganado”. En estas palabras está la muestra de la falacia en que vive este criminal, que sometió a los cubanos a la pobreza, en un país que a su llegada al poder tenía el nivel de vida más alto de América Latina. No me cabe la menor duda de que Raúl Castro es el presidente de Cuba pero el que continúa mandando es Fidel. Por ello considero una vez más que este acuerdo de Cuba con Estados Unidos difícilmente puede resultar en un mejoramiento del nivel de vida de los cubanos, que surja la libertad y que Cuba no continúe siendo el país de más emigrantes en el continente.

Sólo hay un factor positivo que rescato de la presencia de Obama en la Argentina. El encuentro con Macri puso de manifiesto el cambio en las relaciones con Estados Unidos y el mundo. Ello implica un mejoramiento indiscutible de la visión del mundo de la Argentina. Por tanto contribuirá igualmente a un mejoramiento en las relaciones comerciales y por supuesto una Argentina abierta al mercado de capitales internacional. Esperemos las inversiones y recuperemos el status que caracterizó a la Argentina a principios del siglo XX.

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