Por Armando Ribas.-

En un reciente artículo publicado por el CATO Richard Epstein estableció un principio que considero fundamental para entender la situación que enfrenta Occidente en la actualidad. Allí dijo: “Los principios encarnados en la clásica constitución liberal, no son aquellos que operan solo en esta o en aquella era. Son los principios para las eras”. Puedo añadir entonces que las ideas no son válidas por las razones que las provocaron en determinadas circunstancias, sino por la validez universal de las mismas.

La historia universal muestra los errores cometidos en la evolución de la misma, no obstante los valores personales de quienes en una u otra circunstancia los decidieron. Entre las guerras y la naturaleza el mundo vivió por siglos en condiciones que hoy se ignoran. Como bien dijo William Bernstein en su obra “The Birth of Plenty”: “Hasta hace unos doscientos años el mundo vivía como vivía Jesucristo”. Pero la realidad que vivimos hoy, fundamentalmente en el orden político y filosófico es que se ignoran los principios que determinaron ese cambio sideral en la historia.

Hoy la preocupación que reina en el mundo, parece concentrarse en la figura ciclópea de Donald Trump, su política y sus actitudes aparentemente sin precedentes en la historia americana. Pero no tengo dudas de que los problemas que se enfrentan en nuestro mundo llamado Occidental trascienden la problemática causada por Trump. Al respecto podemos referirnos inicialmente al hecho de que la supuesta defensa de la naturaleza, encarnada en el recalentamiento global, pretende culpar al sistema que creó nuestro mundo occidental.

En ese supuesto se ignoran las sabias palabras de Protágoras, que dijo: “Los hombres son la medida de todas las cosas, de las que son que son y de las que no son que no son”. O sea de los aciertos y los errores. Y a mi juicio la guerra fue un factor determinante en gran medida de la pobreza y de la muerte en el mundo. Por supuesto tampoco podemos ignorar que la naturaleza determinaba que por siglos los hombres no vivían más de 40 años. Pero no podemos olvidar que en la guerra de los Treinta Años murió la mitad de la población de Europa. Y en ese tiempo tal como lo considerara Hegel, “la guerra era el momento ético de la sociedad”. Por ello se despreciaba el comercio tal como lo señalara Kant, por hacerse por interés y todo lo que no se hacía por deber era inmoral.

Pasando por esa ética bélica el mundo Occidental llegó al siglo XX con la Segunda Guerra Mundial en la que murieron 50 millones de personas. Y como había escrito Montesquieu en Las Cartas Persas los musulmanes decían que los cristianos eran los que más se mataban entre ellos. Igualmente hasta el siglo XX enfrentamos la alternativa del totalitarismo entre el comunismo y el nazismo. Hoy esa situación se ha superado, pero Marx está presente vía Eduard Bernstein que en su disputa con Lenin escribió que al socialismo se podía llegar sin revolución y democráticamente. A los hechos me remito.

Al respecto, Mark Blyth escribió en Foreign Affairs “Capitalismo en Crisis”. Y allí resaltó el aparente antagonismo entre la democracia y el capitalismo. En primer lugar debo insistir en que capitalismo es una errónea denominación del sistema que conforme a lo dicho por Epstein es el Rule of Law. Por tanto la crisis del sistema se debe a la práctica imposibilidad de su implementación. Así Blyth dice: “Como la desigualdad ha aumentado y los salarios reales se han estancado… la población está menos dispuesta a aceptar el costo del ajuste a su suerte”. Pero se ignora que la desigualdad no es consecuencia del capitalismo, sino que ha sido el reconocimiento de la desigualdad humana. Y por supuesto me niego a aceptar que el capitalismo impera en la Unión Europea, donde reina la izquierda socialista.

En otro artículo del Foreign Affairs, Andrew Moravcsik escribió “Europe’s Ugly Future”, donde destaca las consecuencias del Euro. O sea de tener una moneda común entre países que tienen políticas monetarias y fiscales independientes, y no pueden ajustar su tipo de cambio. Por ello es Alemania la que se beneficia pues como dice el autor la productividad alemana aumenta. Pero lamentablemente en todos estos análisis se ignora que la causa principal de la crisis ha sido el aumento del gasto público que ya en Francia alcanza al 57% del PBI.

Por tanto, la crisis no es del capitalismo sino del socialismo y en parte del nacionalismo que se está manifestando en la Unión Europea y ahora en los Estados Unidos con la llegada de Trump. Como he repetido el sistema que cambió al mundo no fue económico, la economía fue la consecuencia del sistema ético, político y jurídico. Y cuando me refiero a la ética no estoy hablando de moral, sino de la condición de la naturaleza humana. Por ello el sistema implica del reconocimiento de la misma y no la pretensión de Rousseau de crear un hombre nuevo. Al respecto David Hume escribió: “Es imposible cambiar algo en nuestra naturaleza, el máximo que podemos hacer es cambiar nuestra circunstancia y situación.

Esa fue la realidad en que se basó el sistema del Rule Of Law, hoy aparentemente ignorado, inclusive por Trump. El mismo se inició en Inglaterra con la Glorious Revolution de 1688, basada en la ideas de Locke. Posteriormente en 1787 los pilgrims lograron la implementación institucional de la Constitución americana, que fuera el inicio de los principios a que se refiriera Epstein. Fue en conciencia del principio de Hume que James Madison escribió en el Federalista: “Si los hombres fueran ángeles no sería necesario el gobierno. Si fueran a ser gobernados por ángeles no sería necesario ningún control al gobierno. Pero ¿qué es el gobierno sino una administración de hombres sobre hombres?”

Ese control al gobierno se estableció a partir de la creación de lo que se denominó el Judicial Review. Es decir del control del poder judicial para decir qué es la ley de conformidad con la Constitución. La independencia de los poderes es fundamental a la libertad, y fundamentalmente tal como lo estableciera el Juez Marshall, la función y el deber del poder judicial de decir qué es la ley. Hoy ese principio está siendo amenazado por Trump, que descalifica a los jueces que han determinado la inconstitucionalidad del decreto que impide la inmigración de los musulmanes. Y el factor fundamental es el respeto por los derechos individuales a la vida, la libertad, la propiedad y el derecho a la búsqueda de la felicidad. Como bien dijera Locke el derecho a la búsqueda de la felicidad es el principio fundamental de la libertad.

En el período 2000-2016, las tasas de crecimiento económico cayeron verticalmente. Y ello se debió a la socialización de la economía en virtud del aumento del gasto público. A pesar de ello la izquierda sigue apropiada de la ética en virtud de la falacia de la desigualdad creada por el capitalismo. Por ello la crisis de la supuesta crisis del capitalismo se genera en la creciente imposibilidad de implementar el Rule of Law en nombre de la virtud de la social democracia. Así las noticias que llegan de Europa es que cada vez más los partidos socialistas y nacionalistas tienen mayor vigencia política. Populismo de izquierda y de derecha.

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