Por Juan Manuel Otero.-

La civilización o cultura occidental, nacida en la antigua Grecia, posta recibida por Roma y desparramada al mundo, nos ha legado incomparables muestras de sus creadores. Así las esculturas, pinturas, construcciones urbanas, monumentos como el Partenón ateniense, el Panteón o el Coliseo romanos, los acueductos, las catedrales en Florencia y Siena, las obras literarias, el librepensamiento, las instituciones jurídicas y políticas, en fin, la esencia de nuestra cultura occidental, todo ello estuvo a punto de ser abortado desde su propio nacimiento.

Las pretensiones del imperio Persa (hoy Irán), con Darío I a su frente, fueron destruir a los griegos y a toda la cultura helénica. Cinco siglos antes de Cristo, sus avances sobre Atenas dieron lugar a las guerras médicas que por medio siglo mantuvieron medos y helenos. Darío, Jerjes y Artajerjes de un lado, Temístocles, Milcíades y Calímaco por el otro. Así pasaron Maratón, Platea, Las Termópilas, Salamina. Así fue reforzado el puerto del Pireo a instancias de Temístocles quien decidió la suerte de occidente con una decisiva victoria naval contra las tropas invasoras.

Y la cultura occidental no sólo sobrevivió sino que fue un faro que iluminó al mundo.

Y hoy el bravo Temístocles debe haberse sobresaltado en su tumba.

Es que el gobierno italiano ha decidido «ocultar» todo el legado de aquellos creadores. Las estatuas escondidas tras impensados tabiques, las pinturas tapadas por avergonzados tapices. Es que la «cultura» de los persas (hoy Irán) prohíben desnudos y el Presidente de Irán visita Roma por motivos financieros y empresariales.

Entonces las autoridades italianas han aceptado esconder todas las muestras culturales de su propia génesis, la cultura de la cual deberían sentirse orgullosos. También se abstendrán de toda ingesta de alcohol durante el tiempo de la visita…

No importa hasta dónde se agachen las autoridades italianas, ni hasta dónde se bajen los pantalones, los millones de dólares todo lo justifican…

No importa cuánto se postren ante el mandatario de una nación que desconoce los derechos humanos, que aborta las disidencias, que lapida mujeres infieles, que ahorca homosexuales o que degüella niños por el simple hecho de ser cristianos, los millones de dólares todo lo justifican…

Perdónalos, Temístocles… no saben lo que hacen.

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