Por Guillermo Cherashny.-

La única explicación que tienen las desacertadas declaraciones de Miguel Ángel Pichetto y Patricia Bullrich sobre los episodios violentos en la república hermana de Chile es obtener algunos «votitos» más en la elección del domingo próximo.

En efecto, las declaraciones de los tres diciendo que agentes venezolanos y cubanos armaron el estallido en el país trasandino es un desatino total, ya que ni el presidente Piñera ni su antecesora Michelle Bachelet dijeron algo semejante, más teniendo en cuenta que la inteligencia militar chilena es seria; no es pobre como cúpula de la AFI, integrada por Gustavo Arribas, representante de jugadores de fútbol, y Silvia Majdalani, otra neófita en cuestiones de inteligencia, que lo único vinculado a ese tema fue su participación en una Comisión Bicameral de Control que nunca se reunió.

Es obvio que las declaraciones de los altos funcionarios del gobierno apuntaron a señalar una futura participación de venezolanos y cubanos después del 27 de octubre. Hasta hicieron correr la fake news de que seis agentes del SEBIN, es decir la inteligencia venezolana, ingresaron en nuestro país y luego se fueron a Chile. Si ingresaron a nuestro país, fue por negligencia de la Dirección de Migraciones de la Argentina, pero está claro que fue una burda mentira y últimamente las declaraciones de Pichetto y Patricia Bullrich son una mezcla de imbecilidades nunca vista. En cambio, el canciller Faurie parecía un diplomático serio que sirvió durante el menemismo, luego con Carlos Ruckauf y sorprendentemente fue premiado por Juliana Awada con la embajada en Francia y luego como canciller; pero desde el acuerdo Mercosur-Unión Europea se transformó en un chupamedias macrista al cual no le queda otro destino que jubilarse antes de tiempo, porque perdió toda objetividad.

La causa del estallido social en Chile es la desigualdad entre los diferentes sectores sociales en un país con 30 años de crecimiento sostenido y sin inflación, donde la salud y la educación son privadas y endeudaron a todas la familias con las tarifas de luz, gas y transporte y de ninguna manera la fanfarronería barata de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, que curiosamente coinciden con Pichetto, Bullrich y Faurie.

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