Por Israel Rabinowicz.-

No tenía previsto escribir, aunque la situación aquí es preocupante, la tensión en aumento, la recepción de una noticia hizo que sonriera e inmediatamente me sentara frente al tablero.

Estoy seguro de que gran parte de los receptores de mis comentarios, no interesa en qué país residan, conocen a algún pícaro amigo que antes de pasar con sus vehículos el test, la revisación anual, en algunos países lo llaman la técnica, cambian sus gastadas cubiertas por otras prestadas en mejores condiciones, superado el examen todo regresa a la situación anterior, un burdo engaño cuyos efectos se trasladan a todos.

Algo tan simple, el mismo tipo de picardía es lo que Volkswagen hizo pero a nivel internacional, un escándalo que demuestra que hay momentos en que las diferencias desaparecen, puede ser la mayor multinacional o el más simple ciudadano en cualquier parte del mundo, todo se reduce a las decisiones de una o pocas personas que actúan como ladronzuelos, como rateros, el descontrol total, increíble pero cierto.

Lo anterior es para enganchar con la noticia que ahora da vuelta el mundo, nada menos que el Deutsche Bank, el mayor banco de Alemania y uno de los 5 más grandes del mundo pagó por error 6.000 millones de dólares (5.310 millones de euros) a un ‘hedge fund’ estadounidense cliente de la entidad por un error atribuido a un empleado junior de su equipo de venta de divisas, mientras su jefe estaba de vacaciones.

El dinero se recuperó, pero ello ya es un detalle sin importancia, dicen que una vez es casualidad, dos simplemente coincidencias, pero cuando ya son más es clara señal que hay que preocuparse.

¿Hay que preocuparse por los botones rojos? ¿No puede aparecer también allí un empleado junior que por error los apriete?

Hasta la próxima.

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