Por Germán Gorraiz López.-
Theodor Herzl es considerado el Padre del actual Estado de Israel y fundador del sionismo y en su obra “La vieja Nueva Tierra” (1902), sienta las bases del actual Estado judío como una utopía de nación moderna, democrática y próspera en la que se proyectaba al pueblo judío dentro del contexto de la búsqueda de derechos para las minorías nacionales de la época que carecían de estado, como los armenios y los árabes. Sin embargo, el diario digital aurora-israel.co/il, denuncia que “la política aislacionista del primer ministro, Biniamín Netanyahu, parece estar en las antípodas de los fundadores del sionismo, tales como Teodoro Herzl y Chaim Weizmman, que incluyeron al movimiento dentro del espectro progresista en el campo de la diplomacia, con lo que la pregunta es si puede revertirse peligroso el aislamiento diplomático de Israel con una política que sea contraria al inmovilismo y el encerramiento”.
Así, cuando se suscribieron los Acuerdos de Oslo, 100.000 colonos poblaban Cisjordania mientras que en la actualidad serian 600.000, lo que aunado con la prevista culminación del Muro de Cisjordania que incluiría aproximadamente el 10% del territorio de Cisjordania, incluida Jerusalén Este, donde unas 60.000 casas palestinas podrían ser demolidas al carecer de permisos oficiales y habría unos 200.000 colonos más que en 1993 a pesar de la “extenuante presión norteamericana para finiquitar los mismos”, habría provocado la indignación del mundo árabe y la Tercer Intifada palestina.
Netanyahu y la AIPAC
Brzezinski, estaría enfrentado con los lobbys neocon republicano y judío de EEUU y con su habitual mordacidad habría desacreditado la miopía geoestratégica de ambos grupos de presión al afirmar que “están tan obsesionados con Israel, el Golfo Pérsico, Irak e Irán que han perdido de vista el cuadro global: la verdadera potencia en el mundo es Rusia y China, los únicos países con una verdadera capacidad de resistir a Estados Unidos e Inglaterra y sobre los cuales tendrían que fijar su atención”. Sin embargo, Netanyahu habría obtenido en Washington la promesa de ayuda de sus padrinos del Comité Americano-Israelí de Asuntos Público (AIPAC en inglés), el más influyente grupo de presión pro-ísraelí en EEUU pues cuenta con más de 100.000 miembros (150 de ellos dedicados exclusivamente a presionar al Congreso, a la Casa Blanca y todos los organismos administrativos en la toma de decisiones políticas que puedan afectar a los intereses del Estado de Israel).
Aunque siempre se ha creído que la AIPAC sería un “gobierno virtual” que teledirigiría la política exterior de EEUU en función de los intereses israelíes, la realidad sería que el lobby pro-israelí tiene verdadero peso en los ámbitos del poder porque EEUU e Israel casi siempre han compartido idénticos intereses geopolíticos desde la fundación del Estado de Israel en 1.948. Así, EEUU contaría con Israel para mantener a los Estados árabes de Oriente Próximo bajo la amenaza constante de ataque, (asegurándose de paso que se mantengan serviles ante Washington) e Israel no podría seguir existiendo en su forma actual sin el fuerte apoyo político y material que recibe de EEUU (más de 3.500 millones de dólares en ayuda militar).
¿Prepara Netanyahu la ofensiva definitiva en Gaza y Líbano?
El ex-presidente de Egipto, Hosni Mubarak, (derrocado por su negativa a la instalación de bases norteamericanas en suelo egipcio), reveló en una entrevista al diario egipcio El-Fagr la existencia del presunto plan para dividir a toda la región de Medio Oriente, consistente en la instauración del “caos constructivo” mediante la sucesiva destrucción de los regímenes autocráticos de Irak, Libia, Sudán, Siria e Irán y reservando para Jordania el rol de “nueva patria del pueblo palestino”.
En la actualidad, se estaría dibujando un nuevo escenario de confrontación abierta que buscaría una rápida victoria militar que refuerce la imagen diluida de Netanyahu como líder fuerte ante la proximidad de las elecciones en Israel, extremo confirmado por sus declaraciones de realizar “una operación amplia contra la Franja de Gaza en un futuro no muy lejano”. Así, según la agencia de noticias palestina Al-Youm, “Netanyahu amenaza con lanzar un ataque masivo contra la Franja de Gaza” y en este contexto prebélico, habría que situar las declaraciones de Seyed Hasan Nasral, secretario general de Hezbolá a la cadena libanesa Al-Mayadeen, en las que afirma que “el campo de batalla de una guerra en el futuro abarcará todos los territorios palestinos (ocupados por Israel) y nuestros misiles pueden golpear cualquier objetivo en una guerra futura”.
La propaganda de Netanyahu será dirigida no al sujeto individual sino al Grupo en el que la personalidad del individuo unidimensional se diluye y queda envuelta en retazos de falsas expectativas creadas y anhelos comunes que lo sustentan, sirviéndose de la dictadura invisible del temor al Tercer Holocausto, proceda de Hamás, de Hezbolá o de Irán. Netanyahu aspira a resucitar el endemismo del Gran Israel (Eretz Israel), ente que intentaría aunar los conceptos antitéticos del atavismo del Gran Israel (Eretz Israel) y que bebería de las fuentes de Génesis 15:18, que señala que “hace 4.000 años, el título de propiedad de toda la tierra existente entre el Río Nilo de Egipto y el Río Eúfrates fue legado al patriarca hebreo Abraham y trasferida posteriormente a sus descendientes”.
Dicha doctrina tuvo como principal adalid a Isaac Shamir al defender que “Judea y Samaria (términos bíblicos de la actual Cisjordania) son parte integral de la tierra de Israel. No han sido capturadas ni van a ser devueltas a nadie” y en ella se basan los postulados del partido Likud liderado por Netanyahu quien aspira a convertir a Jerusalén en la “capital indivisible del nuevo Israel”, tras la invasión de su parte oriental tras la Guerra de los Seis Días (1967) y que tuvo su espaldarazo internacional al trasladar la Administración Trump la Embajada Estadounidense a Jerusalem, lo que se tradujo en una nueva masacre en Gaza (más de 90 muertos en la celebración del 70º Aniversario de la Nakba) y el repudio hipócrita de la comunidad internacional.
Ello supondría la restauración de la Declaración Balfour (1917), que dibujaba un Estado de Israel dotado de una vasta extensión cercana a las 46.000 millas cuadradas y que se extendía desde el Mediterráneo al este del Éufrates abarcando Siria, Líbano, parte nororiental de Irak, parte norte de Arabia Saudí, la franja costera del Mar Rojo y la Península del Sinaí en Egipto así como Jordania, que pasaría a denominarse Palesjordán tras ser obligado a acoger a toda la población palestina de Gaza y Cisjordania forzadas a una diáspora masiva (nueva nakba).
03/09/2019 a las 8:52 AM
Les deseo buena suerte ser humano desbastados con tu mundo nuevo . usaadoo hag ja ja
04/09/2019 a las 2:45 AM
LO CIERTO ES QUE EL MEDIO ORIENTE ES TEMA DE NUNCA ACABAR.
ISRAEL TIENE QUE TERMINAR CON EL PROBLEMA PALESTINO, EN
REALIDAD ELLOS SON OKUPAS JORDANOS. NO HAY PROBLEMAS CON
LOS ARABES. EL PROBLEMA REAL ES CON LOS PALESTINOS Y CON
LOS IRANIES. TERMINADOS ESOS DOS CONFLICTOS MEDIO ORIENTE
VUELVE A SER TIERRA DE PAZ, PERO HAY QUE ACABAR CON ESOS
SIMIOS DE UNA VEZ POR TODAS.
08/09/2019 a las 4:59 AM
JA JA TE DIRÍA GODOFREDO DE BOUILLON
08/09/2019 a las 4:53 AM
http://elmundosegunyorch.blogspot.com/2018/12/eppur-si-muove.html
EPPUR SI MUOVE
Sí, podemos decir como Galileo que mientras en México iniciamos el incierto tránsito por un mandato presidencial de Izquierda que parece tener entre sus miras el aislarnos del resto del mundo, éste se sigue moviendo… ¡y de qué forma!
1.- El delicado ajedrez del Medio Oriente:
Lo dicho: la historia del «Caso Khasshoggi» continúa y demuestra la sangre fría y el poderío que ha alcanzado la Casa de Saud, y en especial, su virtual líder, el Príncipe heredero Mohamhed Bin Salman, quien puede pasearse impunemente por foros internacionales como el G20 en Buenos Aires, demostrando que no ha perdido ni un ápice de su influencia sobre las potencias occidentales, ante Rusia y sus rivales regionales, que tienen que abrirle las puertas, tenderle alfombras a su paso y hasta chocar su mano como hizo Vladimir Putin en vez de sancionar a Arabia y a los cuantiosos bienes que la «Casa de los 3,000 príncipes» y cada uno de sus miembros tienen dispersos por el globo en inversiones, bancos, acciones de empresas de los más diversos giros, inmuebles, etc… lo cual, como bien lo reconoció abiertamente el Presidente Trump, sería suicida para la economía mundial.
Y es que también pesan consideraciones geopolíticas y estratégicas: en Medio Oriente, desde la Edad de Bronce, no puedes debilitar a uno de los actores sin que esto equivalga a fortalecer desmedidamente a otro y éste busque de inmediato la expansión. Un alumno, en una clase hace unos días me comentaba que cómo podía pasar esto en pleno siglo XXI, le comenté que, lo que en realidad sucede es que nosotros en Occidente nos hemos ido por una política irreal que gira en torno a ideologías y números abstractos económicos: en nuestras civilizaciones rivales o de plano enemigas como Rusia o el Islam se tiene un pensamiento clásico sobre el poder; la posesión de territorios, el control sobre salidas al mar, sobre rutas comerciales, incrementa o disminuye el poder que un Estado puede ejercer, como lo diría Jean Baptiste Duroselle: esto es lo que realmente permite que un ente político pueda controlar y procesar más o menos fuerzas y generar en consecuencia una mayor influencia sobre el exterior de las que recibe de éste. Las ideas son conceptos abstractos, y discusiones como las que hay en torno al sexo y al género, no contribuyen en realidad al poderío de los Estados, pero sí a dividir internamente a las personas que los integran. La lucha por el poder real, por tanto, se libra en Medio Oriente y como veremos adelante, también en Europa del este.
Así, el alejarse de Arabia daría la señal tanto a Irán, como a Turquía de aprovecharse de la debilidad del país de origen del Islam para buscar erigirse en la potencia dominante en la región, –Turquía se ha estado acercando tanto a Moscú como a Teherán para formar un triángulo antiárabe y en obvio desprecio a Washington– o incluso excitaría la soberbia israelí y les animaría a aventurarse a nuevas colonizaciones y nuevas expulsiones de palestinos al sentirse amparado por el gobierno del neoyorkino.
Es curioso, Trump había dado pasos decididos para retomar a Israel como el aliado estratégico de EUA en Medio Oriente, como reconocer a Jerusalén como su capital, sin embargo, la realidad le ha obligado a darse cuenta de la cada vez mayor irrelevancia del Estado Judío incluso en la región, para sorpresa de todos los conspiranóicos que ven en el Sionismo a la fuerza dominante en el mundo. No es así, bastaron 30 misiles verdaderos, y no cohetes caseros, casi de feria, con los que Hamas atacó desde Gaza a Israel y causó bajas civiles y militares, sin que el sistema Cúpula de Hierro de defensas antiaéreas fuera efectivo, para poner de rodillas al orgulloso Gobierno de Benjamín Netanyahu, obligarlo a aceptar una tregua impuesta por el grupo radical islamista, y que en forma airada, el duro Avigdor Lieberman renunciara a la cartera de defensa ante la debilidad manifiesta de la administración del Partido Likud, incapaz de responder al primer ataque en toda la regla, que sufrió de parte de los Palestinos.
¿Quién armó a Hamas y le dotó de misiles que sí podían vulnerar las defensas israelíes?… piensa mal y acertarás: yo creo que fue la Corte de Riyadh y el hábil príncipe, que de esta manera obliga al actual inquilino de la Casa Blanca, a alejarse de nuevo de Jerusalén para acercarse a la Meca y demostrarle quién tiene el verdadero poder.
Tal y como lució en el G20, Mohamhed pudo pavonear la impunidad que le ha comprado el poderío de su país y su dinastía, y podía vérsele una burlona sonrisa en el rostro, luciendo toga y túnica blancas de falsa candidez, sabe que se acerca un paso más a sus objetivos de hegemonía sobre el mundo musulmán y que nadie tiene los tamaños de pararlo.
2.- Rusia y Ucrania:
Los rusos también piensan en política en términos clásicos que es eso, y no otra cosa, lo que predica Aleksandr Dugin, el cerebro ideológico detrás del músculo de Putin; los rusos siempre han practicado la Realpolitik desde los días en que Pedro el Grande derrotó a Carlos XII de Suecia, poniendo fin a sus intentos de fundar un imperio escandinavo y quedándose con el control del Báltico. Bajo ese término, el régimen Soviético justificó su imperialismo, práctica a la que oficial e ideológicamente, repudiaba y achacaba en exclusivo a sus rivales occidentales.
Lo acontecido hace unos días, en el Estrecho de Kerch, en que buques de la marina rusa basados en Sebastopol, Crimea, atacaron y capturaron barcos ucranianos que habían cruzado a aguas territoriales moscovitas es una especie de tanteo: ¿qué tanto está dispuesta la OTAN, –actualmente debilitada y cuestionada por el propio Presidente Trump y con una Francia que sufre protestas ante los «gasolinazos» de Macrón y una Angela Merkel que tiene los días contados en Berlín, y una Inglaterra enfrentada al continente por el tema del Brexit.– a intervenir en la cuestión ucraniana? Parece, que en cierta forma, esto es un preludio a la recuperación de todo el este de Ucrania para Rusia, quien ya ha concentrado tropas en la frontera.
Y es que no nos hagamos: Ucrania es un país artificial, con un nacionalismo inventado, surgido del resentimiento por el holodomor o hambruna inducida por Stalin para castigar las desafecciones de la región al régimen bolchevique, una región que además nació como una división administrativa del Imperio Zarista cuando Catalina II y su amante, –o esposo en secreto–Grigorji Potemkin se anexaron territorios tomados a los Otomanos, Polacos, Lituanos y Austriacos y crearon una zona administrativa fronteriza, pues eso significa Ukranija en ruso: «la frontera». Lo único que hicieron los revolucionarios del Octubre Rojo de 1917 fue darle el estatus de república como entidad federativa de la URSS, nombre adoptado por el Imperio Ruso bajo el Comunismo. El hecho de que Occidente pretenda extender su influencia hacia Kiev con la OTAN o la Unión Europea es algo temerario, necio y peligrosísimo, además de demostrar un escaso conocimiento por la Historia o su desprecio como hicieron en el caso de Kosovo. Kiev fue la primera capital rusa fundada por los vikingos Ruríkidas, la primera dinastía que reinó sobre el gigante eslavo, así como el «Campo de los Cuervos» fue el lugar en que nació Serbia y símbolo de su lucha contra el Islam, al que la región le fue entregada tras el desmembramiento de Yugoslavia promovido desde Alemania.
Rusia, evidentemente, no puede permitir acercarse a sus enemigos históricos, y en consecuencia, obrará como lo ha hecho desde su origen: extendiendo su territorio a fin de acercarse ella a sus contrarios y amenazarlos, y no a la inversa. La seguridad impulsa su expansionismo; de hecho, esa fue la función de los satélites de Europa Oriental y el Pacto de Varsovia: formar un cinturón que fungiera como parachoques a fin de que la Rusia Soviética viera garantizada su propia seguridad.
En la imagen: zonas de Ucrania donde el gobierno de Víctor Poroshenko ha declarado ley marcial, y que coinciden con las zonas prorrusas, esto es, las que desean reincorporarse al gigante eslavo, aparte de la península de Crimea, que ya fue anexada por Moscú.
Como se ve, en el contexto mundial, nuestros problemas en México son minucias, y creo que nuestro nuevo gobierno está lejos de comprenderlo. Estos movimientos sí anuncian una nueva y verdadera transformación. No es de extrañar que los científicos hayan anunciado que una extraña onda sísmica ha cruzado al mundo y se haya dado el terremoto en Alaska: sí, vienen grandes cambios.
08/09/2019 a las 5:04 AM
TERCER HOLOCAUSTO JAJA TOMÁTELAS… ¿CUAL VENDRÍA A SER EL PRIMERO??
LOS QUE SE DICEN DESCENDIENTES DE LOS JUDÍOS PERO NO LO SON Y LOS DESCENDIENTES DE ISMAEL PELEÁNDOSE COMO IDIOTAS VAYANSE A FREIR CHURROS HIJOS DEL DEMONIO.
DESPUÉS NOSOTROS SOPORTANDO LAS CONSECUENCIAS DE SUS RENCILLAS. DEMENTES..