Por Jorge Azar Gómez.-

Esto salió publicado en el diario Clarín. Es una parte de lo que escribe Borenstein:

El 27 de diciembre pasado, el “presidente” declaró que el gobierno uruguayo le había pedido ayuda para conseguir vacunas y que él estaba dispuesto a dar una mano. También a Bolivia. Dijo textualmente: “Me limité a ellos (Uruguay y Bolivia) porque fueron los dos que me lo pidieron, pero todo lo que podamos hacer para ayudar a los que lo necesiten lo haremos”. Al día siguiente, los uruguayos le contestaron que nadie le pidió nada, que muchas gracias, que no se meta y que ellos se las iban a arreglar solitos.

Tres meses después, nosotros no tenemos vacunas y los charrúas ya recibieron suficientes dosis como para aplicarle una al 60% de la población o dos al 30%. Vacunaron con la Pfizer al personal de salud, al de seguridad y a los mayores de 80. El martes pasado recibieron 1.500.000 Sinovac con las que están vacunando a todos lo que tienen entre 50 y 70 años, el 29 de marzo empiezan a vacunar de 18 a 50 años, en abril llegan las vacunas que faltan y a fin de mayo terminan con el problema. Los uruguayos tienen suerte. Si Alberto los hubiera ayudado estarían tan en bolas como nosotros.

Idea: podríamos contratar a algún presidente de cualquier otro lado, aunque sea part time, para que se ocupe de las vacunas y otros asuntos menores mientras Tío Alberto se dedica a las cosas importantes como el lawfare, defender a su Majestad Cristina en sus causas penales o ayudar a Maduro en su lucha contra el capitalismo.

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