Por Guillermo Cherashny.-

Hasta ahora, Alejandro Burzaco, CEO de la empresa Torneos y Competencias cuya captura ordenó el juez federal Marcelo Martínez De Giorgi, no está visible y sólo hay una pista por su tweet, que decía que estaba en Londres. Pero luego borró su cuenta de Twitter y sólo está confirmado que viajó desde Asunción del Paraguay en avión privado hacia nuestro país, pero es muy probable que haya seguido hacia Europa, para estar cerca de la elección del presidente de la FIFA. Si efectivamente está en Europa, es probable que Interpol lo detenga y lo extradite a los Estados Unidos. Pero ya sea que esté fuera del país o en la Argentina, una versión indica que podría estar iniciando negociaciones con la justicia de los EEUU para fijar condiciones para convertirse en un arrepentido del FBI y denunciar a sus cómplices locales. Por su parte, hay que recordar que Chuck Blazer fue echado de la FIFA por cobrar una coima de 20 millones de dólares. Luego, al convertirse en colaborador de la justicia, usando un micrófono oculto ayudó a descubrir la conspiración. Pagó, además, 5 millones de dólares y se comprometió a cumplir con un total de 10 millones y aceptar delitos por una pena que no pase de diez años. Es decir que se habría quedado con 10 millones y en cuanto a la pena, supongamos que sea intermedia, es decir, por cinco años, en una cárcel de baja seguridad.

Una buena negociación

Cabe recordar el caso de Jackie Finkelstein, un argentino socio de David Graiver, que fue detenido en Nueva York hace años y que hizo el siguiente arreglo con la justicia: devolvió millones de dólares de una estafa y pasó tres años en una cárcel de mínima seguridad, es decir, en un chalet con televisión y biblioteca. Posteriormente vino a la Argentina, se hizo amigo de Dante Caputo y aportó capital para un semanario oficialista que se llamó El Periodista, en el que trabajó Horacio Verbitsky. Entonces hay antecedentes suficientes y podría pasar que Burzaco negocie la devolución del dinero y acepte una pena menor a diez años por delitos, siguiendo el modelo de Blazer, a cambio de colaborar con la fiscalía de Nueva York. Se trata de un hombre joven al que no le afectaría demasiado cumplir entre tres y cinco años en una cómoda cárcel, desprendiéndose de una parte de su fortuna, que debe ser cuantiosa. A cambio, denunciaría la conexión local, encabezada en su momento por el fallecido Julio Grondona, los presidentes de clubes que lo acompañaron y sus vinculaciones con el gobierno argentino. En ese caso, al gobierno le convendría que Burzaco sea juzgado acá y hacer la «gran Felisa Miceli». O sea, no cumplir un día en prisión pagando el monto de la evasión fiscal. O sea que Burzaco contaría con dos alternativas para no quedar encarcelado quince años en una prisión americana.

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