John Kelly pasó por el Comando sur y conoce de América Latina, dicen los entendidos.

Los temas más sensibles para América Latina, Donald Trump se los encargará al general retirado John Kelly, un militar sin pelos en la lengua y conocedor de la región.

El presidente electo de Estados Unidos designó al ex jefe del Comando Sur como próximo encargado del poderoso Departamento de Seguridad Nacional.

Y como tal, Kelly, de 66 años, deberá asumir las políticas de migración, drogas y, cómo no, el muro prometido en la frontera con México.

«Es la persona correcta para encabezar la misión urgente de detener la inmigración ilegal y asegurar nuestras fronteras», sostuvo Trump sobre Kelly, recordando sus «décadas de servicio militar y profundo compromiso en la lucha contra la amenaza de terrorismo».

Kelly dijo sentirse honrado por el nombramiento, que se espera que sea aprobado sin mayores obstáculos por el Congreso.

«El pueblo estadounidense votó en estas elecciones para detener el terrorismo, recuperar la soberanía en nuestras fronteras y poner fin a la corrección política que durante mucho tiempo ha dictado nuestro enfoque de seguridad nacional», afirmó el militar en un comunicado.

La nominación, que se aguardaba desde la semana pasada, es vista como un paso hacia el endurecimiento de la política fronteriza y migratoria de EEUU que Trump prometió en la campaña.

Pero el giro que Kelly se dispone a darle a la seguridad interior estadounidense podría causar tensión con países latinoamericanos, incluso en asuntos hasta ahora menos polémicos como la política de drogas, advierten analistas.

«Buenos, malos y feos»

Kelly es considerado un conocedor de América Latina por haber liderado entre fines de 2012 y enero de 2016 el Comando Sur, cuyas misiones van desde el combate al crimen organizado hasta la ayuda en desastres naturales, pasando por entrenamientos con militares de la región.

Stephen Donehoo, un ex oficial estadounidense del Comando Sur que conoció personalmente a Kelly y actualmente trabaja en asuntos latinoamericanos para la consultora McLarty Asociados, lo definió como «un infante de marina» que entiende de la región.

«Ha viajado por todos los países, conoce los temas, los antecedentes, entiende quiénes son los buenos, los malos y los feos», dijo Donehoo a BBC Mundo.

Mientras estuvo en esa posición, Kelly sostuvo varias veces que existe el riesgo de que «organizaciones terroristas» intenten utilizar las rutas del tráfico ilícito de drogas y migrantes a EEUU para introducir adeptos o armas de destrucción masiva en el país.

«A menos que sea enfrentada por una crisis inmediata, visible o incómoda, la tendencia de nuestra nación es tomar la seguridad del Hemisferio Occidental por sentada. Creo que eso es un error», sostuvo el general el año pasado en el Senado.

¿Guerra a las drogas?

Durante la misma visita el Capitolio, Kelly mencionó a Colombia, Chile, Brasil, El Salvador y Panamá como líderes regionales que contribuyen a la seguridad hemisférica.

En particular, dijo que Colombia es un modelo sobre cómo «derrotar terroristas y grupos criminales» defendiendo la democracia y los derechos humanos.

Sin embargo, Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, un centro de análisis regional con sede en Washington, sostuvo que Kelly respalda el concepto tradicional de «guerra contra las drogas», a diferencia de la posición más flexible que tuvo el actual presidente Barack Obama.

Y recordó que algunos líderes latinoamericanos, incluido el presidente colombiano Juan Manuel Santos, han planteado la posibilidad de repensar alternativas a la política de drogas, por considerar que la estrategia de «guerra» ha sido dañina.

«El planteamiento (de Kelly) es muy distinto al del presidente Santos», dijo Shifter a BBC Mundo. «Esto podría presentar alguna tensión».

¿Y el muro?

Kelly es conocido por su forma directa y a menudo dura de hablar, que expuso diferencias suyas con el gobierno de Obama.

Por ejemplo, cuestionó la política de habilitar tareas de combate para las mujeres militares y rechazó las críticas de organizaciones de derechos humanos al trato que reciben los reclusos en la prisión estadounidense de Guantánamo, Cuba, que estuvo a su cargo.

En 2010, un hijo del general murió en combate al pisar una mina explosiva en Afganistán.

Ahora, además de dirigir un departamento con más de 240.000 funcionarios, Kelly tendría una posición clave para implementar algunas de las propuestas más polémicas de Trump, como la construcción de un gran muro a lo largo de la frontera con México o la deportación de hasta tres millones de inmigrantes con antecedentes penales al inicio del gobierno.

En julio, durante una entrevista con la publicación Foreign Policy, Kelly pareció cuestionar la iniciativa del muro fronterizo, al sostener que «ningún muro va a funcionar por sí solo».

Pero la nominación del general para un cargo de gobierno causó preocupación en defensores de los inmigrantes y críticas por sus dichos sobre el riesgo de que terroristas entren por la frontera sur.

El diario The New York Times indicó en un editorial que Kelly sonó esa alarma sin tener evidencias: «Parece encajar en el modelo Trump de ver a los inmigrantes no como un recurso a ser aprovechado, sino como una amenaza a ser neutralizada, comenzando en la frontera», sostuvo.

No obstante, analistas como Shifter también recordaron que, desde el Comando Sur, Kelly fue uno de los impulsores de la Alianza para la Prosperidad, que comprometió ayuda económica a Guatemala, Honduras y El Salvador para atacar los problemas que provocan la emigración de esos países.

«Abordar las causas profundas de la inseguridad e inestabilidad no está sólo en los intereses de la región», dijo Kelly el año pasado en el Senado, «sino también en los nuestros». (Gerardo Lissardy | BBC)

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