Por Carlos Marcelo Shäferstein.-

La ciudad de Faluya (فلوجة) se caracterizó por la religiosidad de su gente, siendo, desde la época del Profeta, el poblado con mayor número de mezquitas por habitante, de allí su importancia para los sunníes. También cabe destacar que -curiosamente- allende los tiempos babilónicos fue sede de las más importantes academias judías del país, y hasta la deposición de Saddam Hussein, era el lugar donde mayor libertad gozaban los miembros de ese culto.

Ocurrida la traición británica a la promesa de autodeterminación de los pueblos árabes durante la revuelta encabezada por el Coronel T.E. Lawrence conjuntamente con las guerrillas árabes del príncipe Faisal Ibn Husayn, en la Primera Guerra Mundial, sucedió la primera revuelta contra las fuerzas de ocupación, en 1920, que -justamente- se inició en Faluya como reacción al pacto de Sykes-Picot que repartía Medio Oriente entre Gran Bretaña y Francia. Asimismo, en 1941, esta vez también desde Faluya se produjo la insurrección anti-británica pro-nazi de Rashid al-Kilani Ali.

Porque Faluya siempre simbolizó la oposición contra la dominación extranjera invocando la defensa de la libertad, tanto de sus costumbres como de su culto.

En 2003, el año en el cual el ejército estadounidense invadió Irak, Faluya se convirtió en un bastión de la resistencia suní-yihadista a los invasores estadounidenses y al régimen iraquí orientado por chiítas establecido en Bagdad.

Mientras que los americanos estaban en Irak una rama de Al Qaeda se estableció allí, encabezada por el terrorista jordano Abu Musab al-Zarqawi, cuya fiereza y determinación sólo se apagó tras un ataque a su residencia con cincuenta toneladas de bombas norteamericanas,…que destruyeron más de sesenta edificios del pueblo de Baquba, masacrando también cientos de pobladores de la ciudad desaparecida bajo los escombros.

Realmente la facción de Al Zarqawi libró la más eficaz ofensiva de terror contra los estadounidenses, el gobierno iraquí y los chiítas.

Los ataques se centraron en Bagdad, en la provincia de Anbar (oeste de Iraq). La población sunita de esa provincia, que obviamente era hostil al nuevo régimen iraquí a causa de su orientación chiíta, se convirtió, en ese momento, en una base de poder de Al-Qaeda en Irak, y más tarde abrió el camino para ISIS, que surgió de la misma. Al Zarqawi ordenó que se negara el dominio yanqui a la histórica ciudad de Faluya.

Justamente, en 2004 se produjo un violento combate en la ciudadela entre los americanos y los yihadistas. El ataque estadounidense a Faluya se puso en marcha a raíz de la decapitación televisada -y viralizada por Internet- de cuatro mercenarios norteamericanos (representantes de una compañía de seguridad estadounidense) y la profanación de sus cuerpos, que fueron trozados y colgados de los puentes sobre el Éufrates.

Los americanos trataron infructuosamente de conquistar Faluya en abril de 2004, pero, aun siendo infinitamente superiores en número, fracasaron.

En una serie de entreveros, a finales de 2004 se sobrepusieron a una fuerte resistencia y tomaron el control de la ciudad, tras haberla destruido, prácticamente, con artillería. Pero los Marines recordarían la batalla como la peor desde el desastre de Hué -en la guerra de Vietnam- del 30 de enero al 2 de marzo de 1968.

Reducida a escombros, en Faluya -en el año 2008- los iraquíes rebeldes volvieron a parapetarse tras los mismos y se intensificó, otra vez, la lucha sin cuartel para librar a la ciudad de operativos Yihadistas. Aun así, las pequeños bolsas de resistencia sólo fueron temporalmente suprimidas.

Porque el 5 de enero de 2014, surgiría ante el mundo el ejército del “Califato Islámico de Bagdad” (ISIS) que tomó una vez más el control de Faluya, convirtiéndose en su principal fortaleza en la provincia de Anbar, amenazando la seguridad de la cercana Bagdad. Originalmente llamado Organización para el Monoteísmo y la Yihad. (جماعة التوحيد والجهاد, Ŷamaʕat al-Tawhīd wal-Ŷihād).

El Califato -sunnita como Arabia Saudí- reclama la autoridad político-religiosa de todos los musulmanes del mundo, y tiene como objetivo declarado unir todas las regiones habitadas por musulmanes (aún en minoría) bajo su exclusivo control, comenzando con Irak y la región del Levante mediterráneo, que cubre los actuales estados de Siria, Jordania, Israel, Palestina, Líbano, Chipre y parte del sur de Turquía.

Otras milicias subordinadas controlan parte del territorio egipcio en Sinaí, el Este de Libia, Paquistán, India y Bangla-Desh, que han jurado lealtad a la organización liderada por Abu Bakhr al Baghdadi. Incluso se ha emitido una Fatwa (una bula islámica) para que todo verdadero creyente que en cualquier parte del mundo que se inmole contra Occidente, sea reconocido como shahid (mártir), y ascienda directamente al paraíso.

El grupo se caracteriza por una interpretación fundamentalista del Islam y su violencia brutal contra los no musulmanes, así como contra quienes ellos consideran “falsos musulmanes”, tales como los chiítas, los alawitas y otras minorías. Justamente siria e Irán son chiítas, y el gobierno de Irak, tras la retirada de los EEUU, ha sido constituido también por los odiados chiítas, que aun siendo mayoría religiosa en Irak, nunca habían gobernado.

Durante el año pasado, cuando ISIS pasó a la defensiva tanto en Irak como en Siria, y a pesar de que las cosas cambiaron, los milicianos conservaban la simbólica ciudad de Faluya, aunque se encontraban en estado de sitio, rodeada por las fuerzas de seguridad iraquíes, y sometida a un brutal bombardeo por la “coalición internacional” encabezada por Estados Unidos.

El asedio y los bombardeos arrasaron toda la ciudad y los escasos residentes huyeron… pero ISIS volvió.

Finalmente, el 22 de mayo de 2016, se lanzó una nueva para liberar a Faluya de “Estado Islámico”. Fue recobrada una vez más por las fuerzas de seguridad iraquíes, especialmente la fuerza de élite contra el terrorismo iraquí, pero con apoyo aéreo de los Estados Unidos y la coalición.

Se estima que 30.000 combatientes iraquíes gubernamentales participaron en la campaña. Todo esto según el informativo “Russia Today” del 22 de mayo de 2016, y “Al-Jazeera”, una semana después, el 29 de Mayo, 2016.

A tamaña coalición se oponían menos de 2.000 resistentes de ISIS. Una proporción de once a uno.

El ejército iraquí contó con el apoyo de las milicias chiíes e incluso sunníes. Las milicias chiíes, que opera bajo los auspicios de Irán y Qasem Soleimani, comandante de la Fuerza Quods (la Guardia Revolucionaria), jugaron un papel secundario en la campaña, ya que su misión principal era ayudar a sellar el ejército fuera de la ciudad, a pesar de la propaganda iraní que le dio importancia a su papel en la lucha.

La primera etapa de la campaña, considerada la más importante por el ejército iraquí, se centró en tomar el control de los pueblos y ciudades cercanas a Faluya, liberándolos de efectivos del ISIS y reforzando el cierre de la ciudad.

Al mismo tiempo, las fuerzas estadounidenses y de la coalición bombardearon objetivos ISIS dentro de Faluya y en las áreas circundantes, obviamente la única táctica demoledora utilizada con éxito en la remisión de otras ciudades del control ISIS.

La segunda etapa se inició una semana más tarde, durante el cual las fuerzas iraquíes entraron en la ciudad en sí desde varias direcciones y avanzaron hacia el centro, donde se encuentran los restos de los edificios administrativos del pueblo. Esta fase duró aproximadamente un mes, durante el cual ISIS luchó ferozmente contra las fuerzas iraquíes extremadamente superiores a ellos en número y armas, y con cobertura aérea permanente y exclusiva.

ISIS basó su lucha contra el fuego de los francotiradores, emboscadas, artefactos explosivos improvisados, los ataques suicidas con bombas, y el uso de civiles como escudos humanos. ISIS también tenía una red de túneles subterráneos utilizados para la el enmascaramiento y circulación así como el puesto comando, cuyos oficiales se desplazaban de un lugar a otro del asedio, tanto dentro como fuera de la ciudad.

El 17 de junio de 2016, el ejército iraquí anunció que sus fuerzas habían tomado el control del centro de Faluya y sus edificios de gobierno, y habían enarbolado la bandera iraquí sobre ellos.

Sin embargo los combates continuaban en varios distritos, incluso después del anuncio. La principal resistencia a las fuerzas iraquíes vino del barrio de al-Julan en el noroeste de la ciudad, donde se han concentrado las tropas del ISIS.

El 24 de junio de 2016, las fuerzas militares iraquíes entraron al-Julan desde el noroeste. El 25 de junio de 2016, sede de operaciones en Bagdad anunció que al-Julan había sido liberado y que la bandera iraquí fue también izada sobre su centro médico. El 26 de junio de 2016, Abdel Wahab al-Saadi, jefe de operaciones de Faluya, declaró la liberación de Faluya del ISIS como completa y absoluta.

El parte expresa que 1.800 combatientes del ISIS habían muerto, según la cuenta de Twitter del departamento de operaciones especiales del ejército iraquí, el 26 de junio, 2016, y que no hubo heridos ni prisioneros capturados.

En efecto, el mismo día el primer ministro iraquí, Haider al-Abadi se animó a visitar Faluya y declaró su liberación.

Al-Jazeera TV, basando su información en fuentes cercanas a ISIS, informó que después de la toma de Faluya, el Estado Islámico abandonó los puestos alrededor de la ciudad sin luchar (Al-Jazeera, 27 de Junio, 2016).

Según estos reportes, una división de infantería mecanizada del ejército iraquí comenzó una operación para terminar de liberar la orilla occidental del Éufrates, al oeste de Faluya, de milicianos del ISIS. El objetivo de la operación era tomar el control de la región de Halabsa, al oeste de Faluya, según el “Iraqi Media Network” de la misma fecha.

Pero es altamente probable que liberar por completo el área de operativos ISIS insumirá una cantidad significativa de tiempo, y sus resultados no serán permanentes.

Tanto el régimen iraquí de Fuad Masum, como ISIS consideran la posesión de Faluya como de gran importancia, y ambos acompañaron a la lucha con una amplia campaña de medios de comunicación.

La propaganda del Estado Islámico tenía dos temas principales: ISIS estaba decidido a mantener el control de la ciudad, y sus combatientes obtuvieron la victoria sobre el ejército iraquí. Pero la pérdida de control de Faluya desmoronó su imagen.

El 25 de junio de 2016, cuando el gobierno iraquí anunció la liberación de Faluya, ISIS publicó una infografía de sus supuestos logros durante la campaña. Afirmó que durante el mes anterior había matado a más de 1.840 soldados iraquíes y milicianos chiítas, que destruyó más de 239 vehículos blindados, y atacó a tres helicópteros y tres aviones no tripulados. Sin mencionar las fuertes pérdidas de personal entrenado sufridas en Faluya que ISIS obvió mencionar.

La falsa representación de una aplastante victoria en esta campaña está destinada a compensar el daño hecho a Irak con la pérdida de la simbólica ciudad, sólo temporalmente recuperada.

El primer ministro iraquí Haidal al Abadi fue abucheado e increpado por vecinos del distrito de Karrada mientras discurseaba sobre la recuperación de Faluya. Alrededor de su tarima le gente le lanzó piedras al tomar conocimiento que, precisamente en el momento de lanzar su apología de la restauración del orden, apenas cinco días después del ataque suicida que sembró el terror en el aeropuerto de Ataürk, de Estambul, la explosión de un coche bomba en el distrito de Karrada (la heladería) de Bagdad se cobró por lo menos 120 muertos y más de 130 heridos, según un balance aún provisional. Es el atentado más grave en la capital iraquí este año. Al Abadi dijo en el mismo lugar del ataque que “los terroristas, después de haber sido aplastados en los campos de batalla, cometen ataques desesperados”.

Pero ¿cuál es el campo de batalla de los terroristas? ¿Está circunscripto a un terreno determinado? Definitivamente no.

Minutos después del primer ataque en Bagdad, la explosión de otro coche bomba alcanzó la apoteosis de la violencia en el mercado de Shalal, al noreste de Bagdad y de población también mayoritariamente chií. Este segundo atentado causó seis víctimas más, al menos.

Porque la verdadera imagen del Estado Islámico -probablemente- todavía es manifiesta con anónimas huestes de ISIS en Irak y Siria, y más allá.

Tienen motivación y personal. Están ejercitados en la planificación de operaciones y cuentan con la mejor inteligencia, al estar mimetizados con el blanco a batir.

Entonces -lo más enigmático de esta historia- es quién sostiene logísticamente al Estado Islámico.

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