Por Guillermo Cherashny.-

Como dicen los millennials, en su visita a la Argentina, Barack Obama y Mauricio Macri «pegaron onda» y lo mismo ocurrió entre Michelle Obama y Juliana Awada, a tal punto que ése fue el motivo por el cual el presidente apoyó la candidatura de Hillary Clinton. Y antes de despedirse, lo invitó a volver a la Argentina como ex presidente de los Estados Unidos.

Tan buena onda se dio entre los dos que la Argentina acompañó los procesos de acercamiento de los americanos a Cuba y la paz entre el gobierno colombiano y las FARC, también auspiciadas por Obama.

Pero ahora que Donald Trump está ansioso por desactivar el legado que dejó Barack Obama, como el obamacare, las relaciones con Cuba y varias iniciativas más que próximamente pasarán al arcón de los recuerdos, ¿cumplirá el presidente Macri en invitarlo a Obama como ex presidente como hizo Carlos Menem con George Bush durante la presidencia de Clinton? Parece poco probable, ya que el gobierno está empeñado en tener algún tipo de relación con Donald Trump y su gobierno y es el único caso de la historia en los estados unidos en que Obama y Trump terminaron peleados como nunca se vio. Lo más probable es que Macri olvide su promesa como ya olvidó varias.

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