Por Germán Gorraiz López.-

Estados Unidos busca iniciar una nueva Guerra regional en Oriente Medio con el doble objetivo de secar las fuentes energéticas de China y posteriormente, diseñar la cartografía del nuevo Gran Oriente.

El expresidente de Egipto, Hosni Mubarak, (derrocado por su negativa a la instalación de bases norteamericanas en suelo egipcio), reveló en una entrevista al diario egipcio El-Fagr la existencia del presunto plan para dividir a toda la región de Medio Oriente, consistente en la instauración del citado “caos constructivo” mediante la sucesiva destrucción de los regímenes autocráticos de Irak, Libia, Sudán, Siria e Irán y reservando para Jordania el rol de “nueva patria del pueblo palestino”.

Invasión del Líbano

En este contexto, se encuadraría ataque israelí al consulado iraní en Damasco que habría provocado según la agencia siria SANA la muerte de tres altos comandantes de la Guardia Revolucionaria Iraní, entre los que se encontraría el General de Brigada Mohamed Reda al Zahedi aunado con los últimos atentados en el Líbano contra dirigentes de Hamas, que serían el cebo israelí para provocar la entrada en conflicto de Hezbolá.

Así, el impacto de un misil en una cancha de fútbol ubicada en los Altos del Golán con un saldo de 12 personas muertas, la mayoría niños y jóvenes sería un presunto ataque de falsa bandera de Israel que le serviría como pretexto a Netanyahu para invadir el Líbano y el ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Israel Katz, declaró al Canal 12 que «el momento de una guerra total contra Hezbolá se acerca» y el titular de Defensa, Yoav Gallant, adelantó que «atacaremos duramente al enemigo».

Sin embargo, tras dar por finalizada la campaña de Gaza, y a pesar de que Israel no obtuvo la respuesta que esperaba en forma de ataque de Hezbolá, Netanyahu con las bendiciones de Estados Unidos, habría decidido invadir el Sur del Líbano para desplazar a sus 400.000 habitantes al otro lado del río Litani, crear un anillo de seguridad para los asentamientos israelíes y ganar tiempo hasta la previsible victoria en Noviembre de Donald Trump, en la certeza de que podrá contar con sus bendiciones para exonerarlo de toda culpabilidad ante la Corte Penal Internacional.

¿Es Irán el siguiente objetivo?

Tras los fiascos de Siria, Libia e Irak, Irán sería el nuevo cebo del plan anglo-judío del maquiavélico plan esbozado por la alianza anglo-judía en 1960 para atraer tanto a Rusia como a China y provocar un gran conflicto regional que marcará el devenir de la zona en los próximos años y que sería un nuevo episodio local que se enmarcaría en el retorno al endemismo recurrente de la Guerra Fría EEUU-Rusia.

Irán adquirió una dimensión de potencia regional gracias a la política errática de Estados Unidos en Iraq (fruto de la miopía política de la Administración Busch obsesionada con el Eje del Mal) al eliminar a sus rivales ideológicos, los radicales talibanes suníes y a Sadam Husein, con el subsiguiente vacío de poder en la zona, por lo que ha reafirmado su derecho inalienable a la nuclearización.

El asesinato en Beirut del líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, sería un nuevo cebo para involucrar a Irán en la escalada bélica e iniciar su desestabilización con ayuda de EEUU.

Ataque que podría ser la espoleta para desencadenar un conflicto regional en Oriente Medio y siguiendo su proverbial prudencia, Irán ha respondido finalmente con un ataque selectivo contra bases militares israelíes sin víctimas civiles y utilizando más de 200 misiles balísticos.

Oriente Medio y Próximo presentan un paralelismo sorprendente con los Balcanes y la Europa centro-oriental de los años que provocó la Primera Guerra Mundial, tras la que los vencedores procedieron a rediseñar las inestables fronteras de de dicha zona dibujando unas fronteras virtuales que provocaron un extenso periodo de agitación, de violencia y de conflictos en la zona como consecuencia de los conflictos étnicos derivadas de unas fronteras artificiales amén del choque de intereses económicos de las principales potencias europeas en la zona.

Así, el Pentágono se serviría de una dura respuesta de Israel a Irán para iniciar una nueva Guerra en Oriente Medio con el doble objetivo de secar las fuentes energéticas de China y posteriormente, diseñar la cartografía del nuevo Gran Oriente. Dicho conflicto podría acabar involucrando a las tres superpotencias (EEUU, China y Rusia), contaría como colabores necesarios a las potencias regionales (Israel, Siria, Egipto, Jordania, Irak, Arabia Saudí e Irán) y abarcaría el espacio geográfico que se extiende desde el arco mediterráneo (Israel, Siria y Líbano) hasta Yemen y Somalia teniendo a Irak como epicentro y rememorando la Guerra de Vietnam con Lyndon B. Johnson (1963-1969).

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