Por Máximo Luppino.-

Los dramáticos enfrentamientos entre Israel y Palestina sacudieron la atención mundial. Por un momento, el COVID fue olvidado, y los misiles eclipsaron la atención pública de las vacunas y el drama sanitario mundial.

Pero la realidad se impone y la pandemia produce muchos más muertos que los intolerantes misiles que surcan el espacio de la Franja de Gaza. Dos pueblos llamados a la hermandad desde tiempos bíblicos tomaron caminos diferente que los condujo a desencuentros profundos, irreconciliables por ausencia de objetivos superadores, por falta de comprensión y por la imposición de fundamentalistas activos en las dos facciones en pugna.

La mayoría quiere la paz, pero los “señores del mal” siembran odio y rencor. Así cosechan guerras que devienen en dolor, sufrimiento y muertes de inocentes en su gran mayoría.

La humanidad debe comprender que la violencia acuna más desencuentros e injusticias. Los argentinos debemos prestar suma atención al conflicto vigente en Medio Oriente, ya que los conflictos comienzan, vanidad y torpeza de por medio, pero no sabemos en qué punto oscuro de terror infame finalizan.

Los argentinos debemos mirar con atención hacia dónde marchamos si entre nosotros imperan los desencuentros. Estamos a tiempo de construir una sociedad más armónica y solidaria, tenemos bases de concordia y pensamientos positivos que desean superar las rencillas internas.

En nuestras criollas latitudes hay quienes especulan electoralmente con el Coronavirus sin cobrar conciencia del mayúsculo daño que la pandemia está produciendo. Con más de 500 muertos diarios ¿qué margen nos queda para pensar en teorías políticas partidarias? Primero el bienestar social en términos de salud y empleos a crear, luego las coordenadas electorales por sí mismas. Se acomodan andando “los melones en el carro”.

Las elecciones legislativas del 2021 están tratando de sobrevivir a la ciénaga de dolor que lacera nuestra sociedad. Más vacunas y tolerancia que insultos y descalificaciones. Si oficialismo y oposición, cada uno con su cuota de responsabilidad según el rol a desempeñar, nos abocáramos a conseguir soluciones en vacunas y cuidados sociales en vez de pelear, todo sería más loable y fácil en nuestra comunidad nacional.

Cada bala disparada al enemigo genera una posible lluvia de misiles y el abismo hacia la tan anhelada comprensión se hace más profundo. Ya lo manifestó Mahatma Gandhi: “la práctica del ojo por ojo, sólo producirá una sociedad ciega”, ciega en paz y felicidad. Sólo el perdón auténtico nos conducirá a la construcción de un mundo con individuos realizados espiritual y materialmente.

Trabajemos por la comprensión y el equilibrio inteligente en nuestra comunidad más cercana. Obrando de esta manera construiremos un universo fraternal. Los que desafían al bien supremo están equivocados, sólo lo correcto y bondadoso nos otorgará grandeza de entendimiento.

Cada idea correcta en sana intención es un paso en favor de la salud y la conciencia despejada del egoísmo opresor.

Los tanques y fusiles nos traerán más dolor que alegrías; sólo el orden constructivo, paciente y laborioso no llevara al progreso.

Hoy en nuestra Argentina los destinatarios de Planes Sociales piden TRABAJO. Saben que el asistencialismo es una medida solidaria de emergencia, que para nada es la solución del problema. Las personas necesitan trabajar para que su sano orgullo y autoestima crezca a la luz del correcto desenvolvimiento material. En muchas ocasiones, el alcanzar logros materiales equivale en verdad a una conquista espiritual.

¡Paz en la Franja de Gaza, tolerancia y positivismo en nuestra amada Nación Argentina!

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