Por Luis Américo Illuminati.-

«Así como el ser humano, cuando alcanza su perfección es el mejor de los animales, así también, fuera de la ley y la justicia es el peor de todos» (Aristóteles).

El abogado Juan Grabois, tan vinculado al Papa y con la unidad básica instalada en el Vaticano, pronunció el martes 14 de enero en Mar del Plata, en la sede del Sindicato de Luz y Fuerza, un violento discurso que mereció en el diario “La Nación” una nota de Santiago Palavecino, titulada: “Los vamos a correr”, y como subtítulo: “Verborrágico». El discípulo de Francisco arremetió con dureza contra el gobierno y presentó su libro «Argentina humana. Teoría y práctica para la justicia social en el siglo XXI” y aprovechó la oportunidad para convocar a la lucha a sus seguidores para “derrotar a los que deshumanizaron a nuestro pueblo” y pasó lista: Milei, Guillermo Montenegro, intendente local y a los ministros Patricia Bullrich, Luis Caputo, Federico Sturzenegger y a “toda esa banda de hijos de puta que los vamos a hacer correr”, según amenazó. A su vez, reclamó a la comunidad “combatir frontalmente y no dejar pasar una al gobierno”, según manifestó en su carácter de titular del Partido Patria Grande. Claramente se advierte que la convocatoria de Grabois más que un exabrupto es una incitación a la violencia y corresponde que vaya preso por dicho delito. A esta altura del partido, después de haber soportado durante dos décadas al kirchnerismo, los argentinos estamos hartos de los gritos desaforados, los insultos, discordias, provocaciones, amenazas y saturados del lenguaje degradado, violento y subversivo del discípulo de Francisco, el abogado Juan Grabois. Para éste la libertad es un exceso. Lo razonable sería que un hombre tan cercano al papa Francisco, como lo es Grabois -con quien se abrazó- tuviera otro lenguaje, que se tradujera en palabras como las San Francisco de Sales: “la cortesía es la medida mínima de la caridad”. La palabra cortesía, que viene de cortés, o sea atento, comedido, afable, urbano, como demostración o acto con que se manifiesta la atención y el respeto hacia los demás. Bergoglio debería recordarle a su «discípulo preferido», por si acaso lo olvidó, el segundo mandamiento del Decálogo: «Ama a tu prójimo como a ti mismo». Y mucho menos pone en práctica el mandamiento nuevo que enseñó Jesús: «Amad a vuestros enemigos» (Mateo 5:43 45). Lo que más debe recordar es aquel desafortunado consejo de Francisco dado a la juventud: «Hagan lío» -léase hagan quilombo- en el encuentro en Brasil el 25 de julio de 2013 con los jóvenes argentinos en la Catedral de San Sebastián. Yo creo que Grabois no pasa una pericia psiquiátrica si aceptara voluntariamente que se la hagan.

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