Por Alfredo Nobre Leite.-

Es legítima la preocupación del diario «La Prensa» que, en su editorial «Violencia delictiva» del 12 del actual, observa el avance galopante del crimen organizado, las bandas de narcotraficantes y los asesinatos de inocentes sin necesidad, exigiendo que las autoridades provinciales y nacionales pongan coto a la inseguridad que ha llegado a un estadio insospechado, si no fuera que el editorialista omitió la génesis causante de los sufrimientos de la población, que es que el kirchnerismo abjuró, durante su interregno de 12 años y medio, de cumplir con su deber de proteger a la sociedad por ideologismo y, como se sospecha, por corrupción y apañar el narcotráfico -la Sedronar, encargada de combatir el narcotráfico fue prácticamente desactivada- y se sabe que contribuyó al financiamiento de la campaña presidencial de 2007. Asimismo, por esa pérfida ideología, indirectamente protegió a la delincuencia, que literalmente tuvo un «bill de indemnidad» para llevar a cabo su deletéreo accionar, y considerar que la sociedad estaba obligada a sostener a los delincuentes, y no a trabajar como cualquier hijo de vecino.

También, contribuyó a nuestro deplorable estado de inseguridad, el «garantismo» mal entendido prohijado por el ex miembro de las Corte Suprema y «abolicionista del Código Penal», Raúl Eugenio Zaffaroni y los jueces de su escuela, que bajo su influencia, aprovechan de una legislación penal lábil que aplican con lenidad liberando a peligrosos delincuentes y violadores, que repiten sus «hazañas», y así la ciudadanía indefensa tuvo que levantar rejas de metal, instalar alarmas en sus casas y hasta armarse para defenderse, mientras que la calle después de ciertas horas nocturnas es campo liberado para sus fechorías: asaltos seguidos de muerte, secuestros extorsivos, violaciones…

Además, durante el régimen kirchnerista, la Argentina de país de tránsito, pasó a ser fabricante, consumidor y exportador de estupefacientes, ocupando el tercer lugar en el ranking de exportación de cocaína a Estados Unidos y Europa, tras Colombia y Brasil, pues los narcos -colombianos, bolivianos, peruanos, paraguayos, dominicanos- ocuparon las villas miseria para el gran negocio sangriento que mueve anualmente unos 1.000 millones de dólares, y corrompen y digitan cargos legislativos a nivel municipal y provincial, sobornando a funcionarios públicos venales.

La inseguridad es otra herencia escatológica heredad del kirchnerismo, que no se puede responsabilizar al presidente Mauricio Macri por la situación imperante, y menos exigirle que en nueve meses haga lo que no realizó el kirchnerismo en 12 años y medio. La preocupación del Gobierno nacional es conocida y está empeñado en la lucha contra la droga. Y no nos olvidemos que el gobierno anterior retiró a los gendarmes de las fronteras para vigilar estaciones ferroviarias, villas miseria y patrullar barrios como La Boca, Barracas, Parque Patricios, Nueva Pompeya, mientras nuestras fronteras devinieron en coladores para el contrabando, la droga, trata de blancas… lo que se está subsanando.

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