Por Guillermo Cherashny.-

Las resoluciones que tomó el juez Bonadío son materia de discusión entre los penalistas y, como pasa en nuestro país, también se da entre todos los argentinos que hasta ayer eran expertos en reparación de submarinos.

Entre los juristas hay un sector -quizás el minoritario- que coincide con el juez en que los atentados a la Embajada y a la AMIA son actos de guerra, aunque ésta no fue declarada por Irán, pero sí decidida por las más altas autoridades de esa República Islámica, como el fallecido ex presidente Ali Akbar Rafsanjani. Es decir, no fueron actos de terroristas, sino terrorismo de estado contra la población civil de otro país.

En cuanto al delito de encubrimiento agravado, hay consenso en que podría existir en esa causa, pero para los cristinistas y muchos juristas, como el tratado fue declarado inconstitucional por la Cámara Federal y no empleado por el cristinismo y aceptado en Irán, a lo sumo habría una tentativa de encubrimiento o bien inexistencia de delito.

Para Bonadío, el entonces Secretario General de Interpol, un americano ex FBI, estaba influenciado por Bonadío y, por tanto, con sólo el anuncio del Memorándum cesaban las alertas rojas.

Después de abandonar el cargo, Ronald Noble vive en Dubai y, según fuentes de inteligencia, hace lobby para Irán; por eso salió a desmentir a Bonadío y al colega Daniel Santoro.

Otro tema en discusión es si Bonadío es un lobo solitario que debió ordenar la detención de Cristina por la causa Los Sauces, donde la procesó por ser jefa de una asociación ilícita y no lo hizo para no incomodar al Gobierno, que quería polarizar electoralmente con CFK; entonces esperó y libró la orden de detención por la denuncia de Nisman cuando ya tenía fueros como senadora.

La teoría conspirativa que circula en ámbitos políticos es que lo mandó el Gobierno para distraer la atención. Pero parece poco probable, porque el Gobierno necesita a la oposición para sancionar tres reformas: la impositiva, la previsional y la laboral, aunque el presidente ayer inoportunamente declaró que CFK debe responder a sus problemas judiciales, abonando la teoría de la conspiración que tiene otra interpretación, cual es que la victimización de Cristina sirve para mantener la polarización entre Macri y ella.

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