Por Hugo López Carribero.-

A menudo suele suceder que en una causa penal convergen varios imputados, como es el caso de la acusación donde se encuentran Lázaro Báez y Daniel Pérez Gadín. También suele ocurrir que los acusados se echan la culpa los unos a los otros.

Es entonces cuando se establecen acusaciones cruzadas que el juez debe resolver de la mejor manera, garantizando el derecho de defensa de todos los imputados, pero sin dejar de perseguir la verdad de los hechos investigados.

Si hubiera intereses contrapuestos entre los acusados, no deberían tener el mismo abogado defensor.

En efecto, un mismo letrado no podría defender a dos imputados enfrentados sin cometer el delito de prevaricato.

Por ello, el juez debe hacer saber esta situación al abogado, para que éste opte por defender a uno u otro de los acusados. El abogado elegirá representar a uno de los dos y al otro se le designará un nuevo defensor.

Es sano que ello suceda de esta manera. Con ello se evitará una futura nulidad del proceso que haga volver a toda la pesquisa judicial a fojas cero.

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