Por Hugo López Carribero.-

Absolutamente nada agregó Fein con sus declaraciones en torno a la inducción al suicidio del fiscal Nisman.

Lo único que hizo, con sus dichos, es pretender cerrar la discusión entorno al posible homicidio.

Con la posibilidad del suicidio inducido, dejó al fiscal definitivamente sólo dentro del baño. Sabido es que, en nuestro país, no hay ninguna persona presa, acusada de instigación el suicidio.

Siempre es más factible encontrar a un homicida que a un instigador.

Por eso, no nos dejemos engañar por los dichos de Viviana Fein, que lo único que hizo es arrimar agua para el molino de su propia versión investigativa. Sus declaraciones -en apariencia explosivas- sólo ratifican entonces lo actuado por la funcionaria en la instrucción sumarial.

Los porqué

Sin embargo, la reaparición pública de la fiscal en los términos en que lo hizo plantea incógnitas acerca de una probable intencionalidad política. En primer lugar, ¿quiénes se beneficiarían con el reforzamiento de la tesis del suicidio inducido? En segundo lugar, parece poco ético que una Fiscal Federal, luego de jubilarse, vuelva a pronunciarse sobre un caso que tramitó en su momento, sacando ahora nuevas conclusiones que en realidad no cambian sustancialmente nada.

Si Fein hubiera dicho lo último que dijo cuando estaba instruyendo el sumario, seguramente en aquel entonces se hubiera visto obligada a tomar otro tipo de medidas, lo que la descoloca aún más.

En fin, daría la impresión de que la extraña irrupción de Fein no es espontánea y que es otra de las tantas operaciones que hoy florecen en una justicia federal, cada vez más politizada y en crisis interna.

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