Por Carlos Arena (MDZ).-

Una reflexión sobre el polémico fallo que redujo la pena de un violador porque su víctima era gay.

G tenía 6 años cuando fue abusado sexualmente por Mario Tolosa, un hombre, si puede ser llamado así, que se desempeñaba como vicepresidente del Club Florida en el partido bonaerense de Vicente López.

La Justicia condenó a Tolosa a 6 años por «abuso sexual con acceso carnal» pero la Cámara de Casación le redujo la pena a 3 años y dos meses.

En un fallo emitido recientemente, los jueces Horacio Piombo y Ramón Sal Llargués consideraron que la pena impuesta debía ser reducida argumentando que El Niño tenía «una orientación sexual homosexual y estaba habituado a que lo abusen, por ello el trauma sería menor al de su primer abuso». Para completar este horripilante cuadro, el autor de las atrocidades anteriores habría sido su padre.

Pero en Argentina lamentablemente ya estamos acostumbrados a este tipo de fallos.

Cabe recordar el conocido “fallo Tiraboschi” donde el Sr. Juez Eugenio Zaffaroni le redujo la pena a un violador de una menor de 8 años que la había obligado a realizarle una fellatio. La excusa: que el hombre, si puede ser llamado así, lo había hecho mediante un “juego” y con la luz apagada. Para Don Eugenio, esto haría el hecho menos traumático en el futuro para la menor.

La justificación en ambos casos, ayer y hoy, es que la víctima importa poco y nada. Y la sanción, lejos de ejemplificar, parece un chiste, pero de pésimo gusto.

Como abogado pido: ¡Explicanos tu doctrina, ZAFFARONI!

Y como papá me pregunto: ¿Podés dormir tranquilo cuando estos exégetas tuyos le ponen la firma a estos aberrantes fallos?

Éste es el peor de tus legados, cada vez son más las consecuencias de tu doctrina garantista y abolicionista e increíblemente los jueces como Axel López, Carlés, Piombo y muchos más, florecen y se evidencian en la falta de interés por defender los intereses de aquellos que hacen las cosas bien todos los días, pero que se rasgan las vestiduras por defender a delincuentes y violadores que, para ellos, son las verdaderas víctimas.

¿Puede una sociedad ir hacia delante con una justicia que se «olvida» del interés superior de un niño? Con jueces que con total desparpajo salen a los medios a justificar sus alocados fallos, mientras dejan en la calle a asesinos y violadores?

Cuando miremos hacia atrás, veremos que ya hemos superado todos los límites de la razón.

Del presente nos queda que un adulto violó a un chico de seis años y quienes deberían impartir justicia tienen como criterio que eso está bien dentro de nuestro sistema jurídico, ya ni hablemos de la moral y buenas costumbres.

Hagamos escuchar nuestra voz, demostremos que estos leguleyos de laboratorio son minoría en nuestra Argentina.

Mostrémosle a nuestros hijos que somos muchos más los que queremos una Argentina justa, fundamentalmente para ellos y que jueces como estos, lejos de representarnos, nos dan VERGÜENZA.

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