Por Guillermo Cherashny.-

El juez federal Claudio Bonadío envió a la Policía Metropolitana a Río Gallegos para realizar un procedimiento en la inmobiliaria de Máximo Kirchner y Osvaldo Sanfelice en relación a la operatoria de la firma Hotesur. Los múltiples voceros del gobierno salieron con fuerza contra el Bonadío y la supuesta influencia de Mauricio Macri para ensuciar la campaña electoral de las PASO a tres semanas de las mismas. Pero esta acusación falsa y maliciosa no tiene ningún fundamento, ya que el jefe de gobierno se reúne muy poco con jueces y fiscales del fuero federal y concentra sus relaciones con los fiscales Raúl Pleé y Carlos Stornelli y el Juez Ariel Lijo. Estos dos últimos integran la comisión de seguridad de Boca Juniors y tienen contacto frecuente con Daniel Angelici, dirigente importante del PRO y presidente del club de la ribera. El «Tano», como se lo conoce al presidente boquense, sí tiene influencia en la justicia porteña y en el Consejo de la Magistratura local y sostiene una firme alianza con Juan Manuel Olmos, el kirchnerista presidente del Consejo, con el cual se llevan de maravillas. Pero de ninguna manera se puede pensar que Angelici intente favorecer a su jefe mediante un allanamiento en Hotesur, porque no es hombre de usar esos métodos.

Dispuestos a todo

Lo mismo vale para Macri, cuyo estilo es incompatible con implicar a la presidente o su hijo Máximo en actos de corrupción. Fue, sin duda, una chicana kirchnerista contra quien quiere polarizar la elección y para derrotarlo dicen cualquier cosa. A Macri pueden acusarlo de derechista, ajustador, devaluador y privatizador, que no lo afecta para nada, porque hace tiempo que se lo dicen y la gente está acostumbrada. Y diciendo que es el mentor del juez Bonadío tampoco lo perjudican, porque pocos le creen. Y los pocos que sí creen en esto, lo favorecen a Macri, porque lo pone al frente de la lucha contra la corrupción, batalla que el jefe de gobierno nunca quiso librar, aunque dos de sus espadas, Patricia Bullrich y Laura Alonso, sí lo hacen y es obvio que nunca las va a desautorizar.

Lo que quiso hacer el gobierno es desvalorizar la causa Hotesur que lleva adelante Bonadío y en donde la familia presidencial no se privó de nada, con la construcción de hoteles que no puede justificar. Entonces, para intentar prolijar sus declaraciones juradas, alquilaron las habitaciones de sus hoteles ficticiamente a beneficiarios de la obra pública en Santa Cruz y en todo el país. Es algo parecido a la venta de armas a Croacia y Ecuador, en la que quedó implicado Carlos Menem, que alegó la razón de Estado, ya que fue un pedido de Estados Unidos, aunque su gobierno lo negó. Pero la causa avanzó porque el producido de esas ventas de armas nunca entró a Fabricaciones Militares y se quedó en el camino. En Hotesur hay muchas desprolijadades que demuestran que hay varios delitos que la justicia debe determinar y que Bonadío pidiera información en estos días se debe a que fue recusado durante dos meses y ahora sí está en condiciones de actuar. De ahí que acusarlo a Macri de influir sobre el juez sea una excusa para desviar la atención sobre los delitos cometidos en la administración de los hoteles familiares. En suma, para que no se hable de la realidad, el gobierno tendió una cortina de humo inventando que Macri lo mandó a Bonadío, para sacar ventajas electorales en forma desesperada.

Share