Por Rafael Argento.-

El mensaje del máximo tribunal de Justicia fue contundente y cayó sobre el gobierno nacional como una bomba: la estrategia kirchnerista para cubrir la retirada del poder ante un eventual avance judicial no podrá darse ya que se declaró inconstitucional la ley de subrogancias. ¡La Corte Suprema sabe que el kirchnerismo se acabó y no le tiene miedo a meterlos presos!

El desplazamiento de Juan Carlos Gemignani de la sala de la Cámara de Casación, que aún debe decidir sobre la constitucionalidad del polémico pacto con Irán, anticipaba que el cuidado de las pocas apariencias que aún respetaba el oficialismo también se había terminado. Una buena para el lado de lado de la república.

La ley de subrogancias, aprobada en julio por las mayorías kirchneristas en el Congreso, le permitía a la Magistratura, con mayoría simple, nombrar a jueces y abogados como reemplazantes (subrogantes) en juzgados y tribunales cuyos titulares e integrantes no hayan sido designados con los procedimientos constitucionales. Hasta que esa polémica norma fue sancionada, los reemplazos eran decididos por las Cámaras correspondientes a cada fuero, siempre seleccionando a jueces en función y por plazos establecidos. Tal como acaba de anular la Corte en su durísima sentencia, en los últimos meses la Magistratura había reemplazado este mecanismo por la designación masiva de jueces y la confección de listas de conjueces listos para tomar por asalto los distintos tribunales.

Pero los cuatro jueces de la Corte Suprema (Ricardo Lorenzetti, Carlos Fayt, Juan Carlos Maqueda y Elena Highton de Nolasco) cortaron con aquel sueño kirchnerista.

El Gobierno había creado un monstruo capaz de aterrizar en cientos de juzgados -y sobre todo en tribunales superiores- para congelar o al menos lavar y demorar las investigaciones por corrupción contra funcionarios y allegados con la ley de subrogancias. Gracias a los resultados electorales, en donde se presiente una ola de cambios, la Corte Suprema se quitó de encima el miedo que le daba la eternización en el poder de los kirchneristas.

La creciente posibilidad de que Mauricio Macri llegue a la Casa Rosada hacía más necesaria que nunca esta cobertura ante la retirada. Ahora no podrá ser y, con este fallo, se nota claramente que la Corte Suprema de Justicia sabe que el kirchnerismo se acabó y no le tiene miedo a meterlos presos. Primero lo primero: que pierdan los K… Después todos los corruptos a la cárcel.

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