Por Guillermo Tiscornia.-

“Es una vil mentira que el juez Bonadío haya ordenado un operativo en las oficinas de Máximo Kirchner con la Policía Metropolitana por orden del Pro” (Mauricio Macri, 16/07/2015); “Si Bonadío hace dos meses iba a comer a lo de Scioli ¿ahora es operador? Todo para quedar bien con Cristina y Máximo” (Sergio Massa, 16/07/2015); “los que tenemos responsabilidades institucionales debemos esforzarnos para que no se judicialice la política” (Daniel Scioli, 16/07/2015).

“Escuchame, Anzorregy, habla Domingo Cavallo; decile a Menem que si el lunes no liberan a Parino, salgo a hablar y volteo al gobierno” (Domingo Cavallo, en diálogo telefónico con Hugo Anzorregy, crónica del Clarín del 26/12/96, Julio Blanck); “yo no amenazo, solamente digo que si Parino va preso será una tremenda injusticia, y el que va a tener un juicio político es el juez Tiscornia” (Domingo Cavallo, Revista Noticias, 23/11/96); “El juez Tiscornia busca sobreactuar con la condena a 10 años de prisión de Juan C. Delconte; es falso que la Junta Coordinadora haya tenido vinculación con este caso” (Melchor Cruchaga -Diputado Nacional UCR- 9/07/98); “El juez Tiscornia condena justo ahora al ex Director de la Aduana Delconte; es obvio que es una maniobra, Tiscornia busca con este fallo blanquear su imagen y condicionar el juicio político” (Guillermo Francos, Diputado Nacional AR, 9/07/98).

Se trata, a no dudarlo, de la misma historia de ayer, de hoy y de siempre; no en vano lo dijo hace más de ciento cincuenta años el notable jurista estadounidense Alexander Hamilton (“El Federalista”); el íntimo deseo que anida a toda gestión de gobierno que accede al ejercicio del poder político es contar con un Poder Judicial independiente; entiéndase bien, de todos los demás, a exclusiva excepción de sí mismo. Y la historia se hubo encargado, lamentablemente, de acreditar la incontrovertible veracidad de dicha afirmación.

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